El casamiento de Luna se acercaba. La rubia se sentía ansiosa y muy feliz de por fin unirse a la persona que tanto amaba y la hacia feliz, Rolf Scamander.
Aquella tarde soleada la castaña despertó encontrándose entre Ron, quien estaba perdida mente enamorado de ella, y Harry, quien dormía como bebé abrazado a su cintura.
Esa noche era la boda de Luna, debían prepararse antes de tiempo e ir a ayudar.
Hermione rió al ver que Harry tenía la boca abierta y roncaba.
Se paró suavemente. El calor era insoportable.
Se tiró sobre Harry y Ron haciendo que ambos salten.
-Buenas tardes mis bellos durmientes.
-¿Hermione no podías besarme la cara?- dijo Ron adormilado haciendo que la castaña y el azabache lo miren sorprendidos. Ron se frotó los ojos y al darse cuenta de lo que había dicho tosió haciendo reír a sus mejores amigos.
-Olvidaré que dijiste eso... Ahora, vamos a bañarnos, hoy se casa Luna- Hermione aplaudió dos veces y fue directo al baño del cuarto de Ginny. Al entrar a la habitación para ingresar al baño, pudo ver cómo la pelirroja dormía.
Entro suavemente al baño y se dispuso a ducharse.
Al terminar salió del baño, algo mojada, y con una toalla cubriéndola.
Tomo el vestido que usaría y se cambió.
Era un lindo vestido verde agua que le quedaba muy bien. El cabello se lo seco y lo dejó suelto.
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Miró su reloj, estaba llegando algo tarde. La boda era a la 8:30 y eran las 6:30. Debia llegar una hora antes junto a Ginny.
Al salir del cuarto de baño se encontró con la cama desarmada y las cortinas abiertas, dejando ver que era ya de noche. Tomo su bolso y su abrigo.
Al salir de encontró con la señora Weasley tratando de atarle el moño a George.
-Hermione, cielo, estas hermosa. Podrías ver si Harry y Ron ya están listos?
-Gracias, Molly. Iré a ver.- la señora Weasley asintió y Hermione fue a la habitación de sus amigos. Al entrar Ron estaba poniéndose la camisa, dejando ver sus trabajados pectorales. Hermione sólo entró y ordenó un poco la cama.
Ron se quedó mirándola.
Ella le sonrió.
-¿Pasa algo?- dijo Hermione riendo.
-No... Sólo que estás hermosa- Hermione se sonrojó y se acercó a Ron. Le abrochó la camisa, acomodándole el cuello y poniéndole la corbata. La ajustó y golpeó amistosamente el pecho de su amigo y se quedó clavada en su mirada verde-grisacea. Ron le tomó las mejillas y las acarició con cariño.
