Fantasías de un deseo comprometido

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La Sonrisa de Apolo

Fantasías de un deseo comprometido

(A medida que lo descubro, mis sonrisas son infinitas)

Había empezado con un simple roce de su piel.

Una mañana cualquiera cuando Onew atiborraba su atención en un libro que Joon le había prestado, un libro sencillo, de pocas páginas y trama sencilla, mientras sus ojos viajaban de un lado a otro y una sonrisa se dibujaba en su rostro. En tanto el olor del te lo rodeaba y lo hacia sentir tan confortable que podía definir ese momento como simplemente pacífico.

—Onew...

Su voz llegó sin sorprenderlo, el eco de sus pasos se habían escuchado desde lejos, pero Minho se sentó a su lado y sonrió, estuvo tan cerca, que casi por instinto escondió un poco su mano cuando la de Minho tocó la suya y luego también sonrió.

—Lo siento, me sorprendiste.

—No te preocupes— Sonrió Minho y descubrió que el menor sonreía mucho últimamente –Te quería pedir algo.

—Claro, dime.

Y era su deber, como buen líder, el ayudar a sus amigos cuando lo necesitaran.

Aunque no siempre lo necesitaran como a él le gustaría.

—Verás hyung, estoy pensando en declarármele a alguien, y quisiera que me ayudaras.

—¿Es en serio? — Repentinamente Jinki se sintió incómodo —¿Desde cuando tú necesitas que alguien te ayude con eso?

Era una debilidad extraña e impredecible.

Minho siempre era tan conquistador y lleno de las palabras adecuadas, que de pronto Onew se sentía inexperto, incapaz de decir algo nuevo que al menor sorprendiera.

—Si, bueno. Más bien quiero que me acompañes y me des tu opinión sobre lo que pretendo hacer.

—Es incómodo— Aclaró antes de que Minho continuara –Pero supongo que si viniste a mi es por que en verdad necesitas ayuda.

Minho sonrió, tan ampliamente que pudo visualizar sus dientes blancos y rectos. Su expresión repleta de entusiasmo y satisfacción mientras asentía y lo miraba, francamente Onew no tenía ganas de aprenderse el nombre de la nueva conquista de Minho, por que a veces eso cansaba y fingir que no le importaba costaba bastante como para ocupar su mente en más cosas que echar sus sentimientos a un mar de causas perdidas.

...

...

—Entonces iniciaré con una cena— Onew se acomodó un poco mejor en la silla, mirando la gente pasar fuera del enorme cristal mientras Minho, vestido con sus mejores prendas platicaba lo más relajado que podía, con sus ojos brillantes y esa carisma despierto de repente —¿Te gusta este lugar?

—Claro— Aseguró sin pensarlo, sin detenerse a pensar si mentía o decía la verdad –Es un bello lugar.

—Me alegra. Sabía que sería una buena elección.

Minho cortaba la carne en su plato y Onew permanecía más bien distraído. Minho tenía una perspectiva del amor tan abstracta que cuando alzaba la mirada se creía repentinamente enamorado, de nuevo, y Jinki en cambio era un hombre de convicciones de ese amor que se descubre con el conocimiento y la aceptación, la unión. Con esa madurez tan palpable que era incluso hasta hermoso.

Minho era tan visual y él en cambio tan auditivo.

Minho se enamoraba con la mirada, con el rostro bonito y la figura perfecta.

La sonrisa de ApoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora