Capítulo 2

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Capítulo dos

Que dos personas extrañas te vieran con una atención total, probablemente era un escenario aterrador para cualquiera, para Stiles, que toda su vida quiso la atención del genero contrario sobre él, en este momento era como una bendición. Una extraña y rara bendición.

Frente a él, una mujer de cabello castaño brillante y lacio le mira, sus ojos castaños fijos en los suyos como dos trozos de chocolate, y sus labios delgados y rosados como las fresas curvándose en una mueca confundida que en cualquier otro momento Stiles hubiera imaginado que se sentiría retirarla a besos.

Pero no ahora, porque la chica está al lado de un hombre completamente similar, con unos ojos marrones profundos y oscuros que casi rayan el color negro, y una barba de candado enmarcando una seria expresión, y aunque se veía mayor a la chica, Stiles no puede estar seguro si no es su novio o algo así.

Además, tiene que recordar el hecho que sigue siendo un animal.

Rayos.

—Así que eres salvaje—el hombre dice con voz atronadora, y Stiles siente que de manera inconsciente se coloca tenso, contrayendo sus hombros, arqueando la espalda y soltando un gran bufido que probablemente no suene muy amenazador para un hombre de ese tamaño—. Aun así—sonríe ladinamente—, no puedo creer que la alcaldesa no haya reaccionado ante ti. Eres muy pequeño, amiguito.

Bueno, todo mundo parecerá pequeño para él. El hombre es enorme, véale por donde se le vea todo su cuerpo está completamente cubierto de músculos que Stiles está seguro, si son usados en su contra no durara mucho tiempo, probablemente muriendo aplastado por el sujeto o algo similar. Un saco de boxeo es una buena manera de aprovechar el saco de piel y huesos que es.

—No puedes simplemente golpearlo—la chica dice, y está vez Stiles se fija claramente en como su cabello está sujeto firmemente en la cabeza en una coleta alta, y por más que trata no puede desviar su mirada de la cicatriz plateada que surca su pálida mejilla—. Laura no estará muy contenta si se entera, y mi madre de seguro nos castigara.

—¿Y quién le dirá? —un nuevo hombre llega. Tensa aún más su cuerpo, sintiendo como poco a poco es rodeado sin dejarle alguna escapatoria. El aroma se filtra directamente en su nariz, y si fuera humano, probablemente hubiera fruncido el ceño por el potente hedor a perro que desprenden todos ellos.

—No podemos ocultarle nada—gruñe de nuevo la chica, y lo que antes era una cicatriz blanquecina ha desaparecido completamente sin que él se haya dado cuenta en lo absoluto.

El segundo hombre se encoge de hombros.

—Ojos que no ven, corazón que no siente.

Stiles comienza a preguntarse si sinceramente vale la pena esperar para saber que harán con él. Decide, por fin, que no. No vale su tiempo y sobre todo no puede quedarse con los brazos— ¿O patas? —cruzados, por lo que, estirándose un poco y con sus ojos fijos en ellos, coloca su pata suavemente contra el suelo, sintiendo como unas almohadillas amortiguan el ruido levemente. Ni siquiera él, para el momento en que da unos cuantos pasos, es capaz de escucharse.

Su plan es perfecto, sin sonido, imposibilitando que le escuchen. O eso, al menos, hasta que el tanque humano le mire con sus ojos como escarabajos y haga una mueca de rabia.

—¡Quiere escapar! —exclama para llamar la atención, y Stiles no espera absolutamente nada más para echarse a correr hacia el bosque, sintiendo como la chica trata de tomarlo por la cola al pasar entre sus piernas en un movimiento arriesgado.

The Convertion Fear ||SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora