Capítulo 11

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Derek despierta con un dolor en sus músculos más allá de las heridas. Durmió mal anoche, lo sabe porque se encuentra en una posición incomoda con un dolor constante en el hombro que fue una de las peores desiciones inconscientes que pudo haber tomado. Realmente no hay mucho que pueda hacer para remediarlo ahora, y simplemente gime en voz alta mientras se levanta de la cama, justo cuando Cora entra a su habitación con una taza de café en las manos. 

—Mamá quiere hablar contigo—dice, dando un sorbo a la taza y haciendo una mueca, probablemente ante el sabor. Derek alza una ceja en su dirección mientras su hermana deposita la taza en su escritorio con un ceño fruncido—. Por cierto, que te guste el café no significa que debes tomarlo tan amargo como sea posible, Derek. 

—Creo que eso es exactamente lo que significa que debo de hacer—Derek comenta con una sonrisa, observando como su hermanita frunce el ceño y se retira de su habitación. 

Aunque Cora nunca ha sido muy unida a Derek, no como Laura al menos, sigue siendo su hermana, y Derek agradece infinitamente que le lleve café todas las mañanas sin falta, simplemente porque puede y quiere. Es una muestra de cariño mucho más allá de los abrazos o el contacto físico, y Derek la acepta con toda la alegría de su alma. Es algo que le recuerda que aún tiene una familia con la que puede actuar de manera domestica de vez en cuando, una forma de deshacerse de la presión que se instala en su ser gracias a todas las responsabilidades que tiene con la manada. 

Por lo mismo, se reincorpora por completo y le da un sorbo al café, disfrutando el calor del liquido que baja por su garganta. 

Se pregunta porque su madre le está buscando mientras se viste con jeans y camiseta, demasiado cansado para ir a ducharse (además, ya tomo una especie de ducha ayer... en teoría). Derek no puede evitar fruncir el ceño mientras termina de atar los cordones de sus botas. Por lo general, si su madre hubiera querido hablar con él, ella misma hubiera venido a buscarlo. 

Sea como sea, Derek decide que no debe hacerla esperar, y sale de su habitación con la taza de café en la mano, bebiéndolo a pequeños sorbos mientras camina por el pasillo de los dormitorios familiares. 

Cuando está a punto de doblar por la esquina, una mano toca su hombro llamando su atención. Se gira de inmediato, hacia una Elena despeinada y con una bata de dormir envolviendo su cuerpo. Tiene puestas sus gafas, probablemente acaba de despertar. Derek alza una ceja en su dirección y su prima suelta un bostezo. 

—¿Cómo están tus heridas?—pregunta, directo al grano como la mayoría de su familia 

—Están bien. Stiles me dijo ayer que se encontraron en el almacén. 

—Encontrarnos es un eufemismo, primo—Elena sonríe, poniendo sus ojos en blanco. Derek aprieta su mano alrededor de la taza—. El chico literalmente no tiene ningún respeto por el territorio ajeno. Deberías de haber oído el ruido que provocó en el almacen... 

—No tiene porque tener respeto, Elena—Derek le interrumpe, con una sonrisa tensa—. Aunque hayas proclamado la parte baja de la casa como tu territorio no significa que lo sea... 

—Laura acepta que es mío y de Stefan—su prima entrecierra los ojos que ya han comenzado a brillar en dorado. 

—No soy Laura, y sé que mi madre aún no termina de aceptar tu mandato respecto a que nadie puede bajar sin tu consentimiento... 

—¿Esto es por qué asuste al zorrito ayer?—Elena pregunta, sus cejas alzandose con burla—. Porque parece que quieres comenzar a pelear simplemente por una tonteria... 

—Stiles no es una tontería para mí—Derek gruñe con la boca tensa. Su prima parece sorprendida por unos segundos, antes de recomponerse—. Así que te sugiero que no vuelvas a asustarlo solo por bajar.

The Convertion Fear ||SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora