Capítulo 3

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Nini: Bien, muchas gracias por los comentarios y votos, me alegra que les guste esta historia tanto como a mí me está gustando escribirla. Sin más que decir, aquí el capítulo de hoy (el cual es uno de los más largos que he escrito en mi vida xD dios)

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Capítulo tres

Decir que Stiles no tiene idea de que hacer, en este momento, sería decir poco. No, no tiene ni idea, y ahí está, justamente parado frente a la inmensa casa (decir inmensa era poco, realmente), con dos cajas en mano y Scott a su lado, cargando él también con sus cosas, tampoco parece saber qué hacer en lo absoluto, lo que, considerando que es su mejor amigo, no debería sorprenderle. Scott no es precisamente el chico más listo de la escuela.

Su padre está detrás de ellos, con una bolsa en la mano, en donde Stiles tiene su amada portátil guardada, y Louis, bueno, digamos que Louis no está haciendo nada productivo que les ayude.

Sí, que se han despedido ya, pero, como era de esperarse, el sentimentalismo había tomado partida en los hechos de nuevo, y ahí estaban, su tercer mosquetero y su padre, observando como ilusos.

—¿Vieron eso?—Louis pregunta de nuevo, observando como una chica camina contoneando las caderas hacia el bosque, perdiéndose en la espesura de sus árboles con una ondulación y convirtiéndose en un venado que corre lejos de la casa.

O lo que parece ser una casa.

Stiles recuerda perfectamente cómo es que Scott y él de pequeños imaginaban tener una casa club, un fuerte donde solo ellos pudieran entrar, ajena a todo el barullo que en ese entonces los otros niños hacían y donde sobre todo pudieran ser ellos mismos, sin nadie más. El fuerte pronto se convirtió en una casa del árbol-sin árbol, o léase, la bodega en el jardín trasero de su padre; si bien no fue la mejor guarida, nada en lo absoluto parecida a la baticueva o a la Torre Stark, pero en ese entonces, ese pequeño lugar húmedo y lleno de insectos que se empeñaban en matar, era perfecto, hermoso hasta cierto punto poético.

Pero ahora realmente está viendo una mansión, una fortaleza impenetrable del que salen miles de conversaciones enganchándose en sus orejas sin forma alguna, no puede evitar pensar en ese recuerdo, en Scott y él por fin teniendo un lugar seguro aparte de sus casas, y lo que es más, en pensar que ya no vivirá con su padre, sino que esta enorme casa será su hogar.

La estructura del edificio no es para nada atractiva, contando con solo una fachada cuadrada hecha de una estructura parecida al metal de color gris, que se refleja con los árboles. Cuando la repasa con la mirada, puede ver claramente como unos dibujos creados por niños de tres años adornan las paredes: desde lobos, plantas, hasta el lago con una luna, todo garabateado con lo que al parecer son crayolas. La naturaleza rodea la casa como si fuera una protección adicional, como si todo quisiera ocultarla de los ojos curiosos, y Stiles no por primera vez se pregunta cómo será su vida dentro de esas cuatro paredes.

—Bien, hemos llegado a la tierra prometida—comenta tratando de restar la importancia al asunto, y su padre está a punto de responderle, pero el sonido característico de la radio de su coche le interrumpe.

—Aquí el Sheriff—dice, y Stiles para este momento ya es capaz de escuchar lo que García murmura del otro lado de la línea.

—Lo necesitamos—el tono fuerte es familiar, conocido, imperdible—, sé que su hijo se va hoy de casa, e incluso yo quisiera estar ahí con el pequeño Stiles, pero es...

The Convertion Fear ||SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora