Capítulo 4

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Tan pronto como su boca mordió la glándula se llenó de feromonas Omega, su saliva Alfa realizó por sí sola el intercambio de hormonas. Fue una explosión de placer, sus manos se aferraron al cuerpo duro y caliente de Clark atrayéndolo al suyo posesivo, enterrando su nariz en su cuello llenándose de él, de su intoxicante aroma y sabor dejando que le llenara todos los sentidos.

Había podido escuchar el gemido de dolor por parte de Superman, y sus manos débiles sosteniéndose a su cuerpo, la mordida era pocas veces placentera para el Omega, pero adictiva en un Alfa. Era un shot directo de hormonas Omega, las parejas Alfa/Omega, fortalecían sus vínculos con continuas mordidas durante el sexo, al punto que la mordida en el celo, se trasformaba en un vínculo permanente difícil de romper marcado con una cicatriz, alimentada por el continuo intercambio de hormonas.

Las mordidas eran símbolo de propiedad, de sumisión y de una relación estable, que un omega sin pareja tuviera una o varias de diferentes Alfas era interpretado por promiscuidad.

Batman le mordió tan fuerte como pudo sobre la tela hasta que fue apartado de un jalón por la Mujer Maravilla, por su parte Flash, Linterna Verde y Flecha Verde, estaban conmocionados. Morder a un Omega era un símbolo de dominio, de sexo y unión.

Por lo general, la primera mordida se realizaba en las personas más religiosas hasta el día de la boda, no era algo que la gente tomara a la ligera, como morder a cuanto Omega uno se encontrara en el camino, debía de haber consentimiento entre las partes en algo tan íntimo.

La Mujer Maravilla apartó el anillo de Batman con un manotazo, mientras Superman dolorido se ponía de pie, con las mejillas rojas y ocultándose la mordida con una mano. La mordida, su proximidad y aquel aroma Alfa lo había puesto húmedo, era vergonzoso estar ahí, donde todos podían oler su excitación, como si su propio cuerpo traidor pidiera por más del Alfa, acentuando su aroma, llamándolo por haberse retirado de él, avergonzado y sin levantar la vista para no conectar con la de Bruce salió de la sala.

-..-...-

Se teletransportó hasta la Baticueva, fue un alivió el olor a tierra, humedad y moho, serviría para aclarar su cabeza demasiado llena de feromonas. Fue directo a darse un baño de agua helada, sintiéndose hirviendo, maldijo por lo bajo a Superman, a sus feromonas, a su debilidad, su olor y su sabor. Más que nada recordaba su sabor, el latir de la sangre bajo su lengua, la deliciosa presión de la carne y el gemido bajo ante el dolor de la mordida.

Pese a tener una dolorosa excitación no se tocó, no quería ponerle cara a sus fantasías, enojado se sentó a trabajar con un albornoz mientras sus dedos tecleaban velozmente, pero ni todo el crimen fue capaz de hacerlo enfocarse.

Rememoró a Clark incluso desde que comenzara a ser Batman, supo de su existencia, alguien vestido en azul, rojo y amarillo, era muy poco probable que pasara desapercibido. En su lucha contra el mal, Superman alguna vez visitó Ciudad Gótica, para luego echarlo porque era una ciudad demasiado pequeña para dos superhéroes.

Clark nunca había olido a nada, recordaba esa primera impresión que le había dado, de ser alguien anormal, al no emitir aroma, de no saber quién o qué era, de ser alienígena.

No fue hasta irse involucrando más uno con el otro que llego a conocer su identidad, Clark Kent, reportero y Beta, había sentido aquello como una decepción, un beta, quizá por ello podía unirlos tan bien y hacer que trabajaran en equipo. Los Betas siempre eran considerados el "pegamento de la manada", lo había atribuido a ello, sin ninguna prueba más que aquella que su olfato le daba, que imbécil había sido.

Peor aún, lo había mordido, había sucumbido a sus instintos más básicos y demostrado que sólo era un perro en busca de una mordida y había tratado a su mejor amigo como su perra al morderlo.

It Was Always YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora