Reto

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Estoy intrigada. Ya llevamos un año, y no sé si se va a acordar. Mis amigas siempre me han dicho que los hombres nunca se acuerdan de estas fechas, pero él es especial.

Él es el hombre más perfecto que he visto en mi vida, todos sus músculos se le marcan cuando lleva camisetas ajustadas, tiene el pelo rubio y unos ojos azules de infarto.

Tampoco es el chico malo pero popular, ni el chico travieso. Es más bien lo contrario. Él es estudioso, pero no por esto deja de ser extremadamente popular tanto en las chicas cómo en los chicos. Yo creo que es un dios, pues se le da bien hacerlo todo, y además es súper atento.

En verdad no sé cómo se fijó en mí. Todavía me acuerdo, era la nueva del instituto. Le enviaron a él para que me enseñara el recinto escolar. Me dijo que se llamaba Patrick, y que íbamos a compartir algunas clases.

Recuerdo que a la hora del almuerzo me invitó a su mesa, y en cuanto unos chicos quisieron ligar conmigo... con una sola mirada les hizo callar sus bocas sucias. Las chicas también me miraron mal, pero con él al lado, no tenía ningún temor.

Nunca voy a olvidar el día en que me pidió salir. Era una tarde de mayo en que el cielo empezaba a oscurecer, pero este día unos celestes y ocres lo decoraban. Salíamos de la biblioteca, de hacer un trabajo de ciencias. De repente, se alarmó, y yo, asustada, le miré. Se estaba tocando el ojo derecho.

-Me entró algo. -

-Ay dios mío, déjame ver. –

Entonces lo hico, en cuando me acerque para verle el ojo, me beso. Y dios, ¡cómo besa!

-Patrick, no creo que esto esté bien...- Susurré en cuando nos separamos. Él me sonrió, y se arrodilló. Dios mío, no me lo podía creer. ¿Qué pensaba hacer?

Entonces se quitó un pequeño cofre negro del bolsillo trasero y me lo abrió para que viera su contenido.

-Valeria de Villiers, ¿quieres ser mi novia? – No me lo podía creer. Dije que sí con la cabeza, pues no sabía cómo reaccionar. Él se levantó sonriendo y me puso el collar en forma de corazón que todavía ahora llevo. Esto es lo que me define cómo su novia. Cómo la intocable.

Y ahora, un año después, me dirijo hacia su casa intrigada por lo que me puede tener preparado.

Por fin llego a su puerta, me bajo de mi BMW negro y voy medio corriendo medio andando hasta su puerta. Antes de que pueda llamar, la puerta se abre. Y aparece un Patrick muy sonriente.

-Buenos días mi amor, y feliz cumpleaños. – Sonrío mientras me da un rápido pero tierno beso sobre los labios. No me doy cuenta que me está llevando de vuelta al coche.

-Dónde me llevas? - Pregunto siguiéndole el paso sin borrar mi sonrisa.

-A un lugar en dónde hace tiempo que quiero llevarte, te va a encantar. Dame tus llaves. – Le doy las llaves y me subo de copiloto.

- ¿No me vas a dar ni una pista? – Le pregunto intrigada.

Él me dedica una sonrisa misteriosa cómo siempre.

Después de unos veinte minutos en coche en dónde me deja escoger la música a mi gusto, llegamos hasta una bonita playa.

- Ven, la sorpresa está allí. – Me dice, no me he dado cuenta de que ha bajado del coche y ahora me tiende una mano con la puerta abierta.

Me bajo, y cogidos de la mano nos dirigimos hasta la arena, me quito los zapatos para no ensuciarlos, luego seguimos entrelazando nuestros dedos. Llegamos al final de la playa, en dónde el agua está más cristalina y la arena es más fina. Allí está preparada una toalla enorme cómo para que nos estiremos los dos, encima está una botella de vino blanco y un poco de comida para cenar. Sobre unas rocas, está un candelabro apagado, y por todas partes está lleno de pétalos de rosas.

-Ven, vamos a ver la puesta de sol des de aquí mientras cenamos, luego nos podemos quedar a ver las estrellas, o volver, cómo quiera mi amor. – No puedo dejar de sonreír, todo esto es demasiado perfecto.

Me siento junto a él, y miramos cómo se pone el sol. Yo le pongo la cabeza entre el hombro y el cuello, y él me pasa el brazo por la cintura, y sólo puedo pensar en que es el momento más perfecto de mi vida.

-Feliz cumpleaños mi amor, te quiero. – En cuanto oigo estas simples dos palabras la piel se me eriza, todavía no me lo había dicho.

-Yo también te quiero, y todo esto es perfecto, gracias por el mejor aniversario de la historia. – Él me aprieta más contra él, y en este preciso instante, el sol desaparece detrás del mar.

Patrick se desengancha un poco de mí y abre el candelabro, sólo se separa unos instantes, aún y así noto cómo el frío de la noche me envuelve. Él parece verlo, pues no tarda nada en quitar-se la chaqueta y pasármela por los hombros. La luz del candelabro juega con las sombras, haciéndolo todavía más apuesto, si es esto posible.

-Pastelito, tengo que contarte algo. – De repente parece muy serio, y no sé si tengo que asustarme.

- ¿Vas a cortar conmigo? – Le pregunto sin poder evitar el miedo en mi voz.

- ¡No! Por dios Valeria, no pienses esto, aunque puede que lo vayas a hacer tu en breve. – dice bajando la mirada hasta sus manos.

- ¿Qué dices conejita? ¿Cómo quieres que vaya a cortar con alguien tan perfecto? Te quiero demasiado, nadie con un poco de cerebro haría un genocidio así. –

- Verás... sabes que mi padre es un gran empresario conocido por todo el mundo, ¿verdad? –

- Claro, ¿pero que tiene que ver él en todo esto? –

-Verás cielo, le han ofrecido un trabajo en Canadá, y él... lo ha aceptado, así que el mes que viene nos mudaremos allí. – Las lágrimas no tardan a subirme a los ojos. ¿Se va a ir? ¿Me dejará? Pero decido hacerme la valiente y le dedico la mejor sonrisa que le puedo ofrecer en este instante.

- Oh, esto es maravilloso bebé. Tu padre siempre quiso ir a Canadá ¿verdad? Además, también va a ser una gran oportunidad para ti y tu futuro. – Él me dedica una sonrisa triste.

- Por dios, eres tan perfecta... eres lo único que me impide irme... pero para esto he encontrado una solución, y es aquí en dónde puede que me vayas a odiar... - Ahora ya se lo que viene, me va a dejar con un mes de antelación, así se podrá acostumbrar a volver a ser un hombre soltero.

Las lágrimas empiezan a salirme de los ojos, ahora sí sin que lo pueda remediar.

-Abejita, ¿porque lloras? –

-Yo... no quiero... pero si es lo que deseas... sólo quiero que seas feliz, esto es todo. – Me mira extrañado, luego sonríe y se arrodilla.

-No es lo que piensasluz de mi alma, no voy a dejarte para nada en el mundo. Pero la única solución quese me ocurrió para que te puedas venir conmigo o para que me pueda quedar es lade... Valeria de Villiers, ¿quieres casarte conmigo? -     

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Això ha estat un repte de a veure si podia escriure alguna cosa una mica "acaramelada" i en serio... no puc més, he acabat amb mal de cap.

No suporto que la tia sigui una fleuma, i que el tio siui tan KEN por dios, no existeixen tios així!!!!

Ja ho se, una mica estrany que hagi escrit la història en castellà i això en català... pero bueee

Petites històriesWhere stories live. Discover now