Capitulo 16

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Karlie vio a Taylor salir de la cama y dirigirse al baño. Habían estado haciendo el amor toda la noche y aún así notaba una punzada de anhelo al vislumbrar su trasero desnudo.

Su mente era un torbellino de recuerdos dispersos de piel suave y gemidos sensuales. Había devorado virtualmente a Taylor en cuanto se percató de que era, de lejos, la amante más sensible que había tenido nunca.

<<Amante. Oh, Dios>>

De repente a Karlie le costaba respirar. La idea de tener a alguien como Taylor en su vida, en su cama, al mismo tiempo le entusiasmaba y le aterraba.

<<Era mucho más joven. Diez años. Y ni siquiera es seguro que sea homo, ¿no? Hay muchas mujeres con curiosidad por ser bi que vuelven a los amantes masculinos una vez satisfecha su curiosidad.>>

Taylor volvió a meterse en la cama con una sonrisa soñolienta en los labios.

-Buenos días. -Besó a Karlie en el cuello y le trazó un ardiente sendero hasta el hombro con los labios.

-¿Qué hora es?

-¿Las ocho y media, creo.

-Ah. -Taylor le echó el pelo a Karlie hacia atrás y la admiró de cerca-. Eres preciosa.

-¿Por la mañana, a mi edad? -rio Karlie, a sabiendas de que la carcajada le salió forzada.

Taylor frunció el ceño.

-¿Qué quieres decir con eso de a tu edad?

-Tú estás increíble a igual la hora del día que sea. En cambio yo ya no tengo ese lujo. Estoy bastante segura de que estoy pálida, algo demacrada, y tengo el pelo hecho un asco.

-¿Karlie, qué pasa?

Taylor se sentó derecha y, por primera vez desde que Karlie la había desnudado, se cubrió los pechos desnudos con la sábana.

-Nada. No pasa nada. ¿Desayunamos? -propuso Karlie, bordeando el pánico al comprobar que Taylor podía poseer un sexto sentido respecto a ella.

-De acuerdo.

Taylor sonaba insegura. Claramente, Karlie la estaba confundiendo todavía más.

-Voy a darme una ducha rápida antes -dijo esta.

Karlie corrió al baño y se plantó delante del espejo. No reconocía a la mujer que le devolvía la mirada en el reflejo.

Tenía el pelo alborotado, pero nunca había tenido un aspecto así de radiante de buena mañana. Sus ojos, normalmente de un sereno tono verde, estaban a un paso de ser verdes profundos y le brillaba la piel. Como Taylor, también tenía varios cardenales diminutos y marcas rojizas de los momentos en los que habían sido especialmente apasionadas.

Se acarició cuidadosamente un pezón con la yema de los dedos y lo notó sensible. Respingo entre dientes.
Nunca había pasado una noche como aquella, ni fisica ni emocionalmente. Sus mecanismos de defensa dispararon la alerta roja y se metió bajo la ducha de agua ardiendo, trato de enjuagarse la sensación de Taylor sin éxito.

En la cocina, el ambiente entre las dos era gélido. Karlie había hecho café y se había preparado unos huevos con beicon, mientras que Taylor sólo había querido algo de fruta y un tazón de manzanilla. Ahora estaba concentrada en pelar la fruta, así que Karlie la observó para intentar calibrar de qué humor estaba.

<<Nota que pasa algo raro. Que yo estoy rara.>>

-Taylor -la llamó Karlie, tras aclararse la garganta-. Tengo que ir a la oficina dentro de media hora, ¿Quieres que te lleve a alguna parte?

Kaylor - Obertura SalvajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora