Capitulo 13

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Karlie se presentó en la oficina antes de la hora de comer y con una sola mirada fulminante hizo que todo el mundo se pusiera firme. Wanda, su asistente, sabía que era mejor no hacer preguntas y se limitó a pasarle un cortado bien cargado y una pila de mensajes antes de hacerse invisible.

Karlie leyó los mensajes con fastidio y los clasificó en dos pilas diferentes: los que <<podían esperar>> y los que <<podían esperar más>>. No estaba de humor para negociar con agentes pagados de sí mismos ni para mediar entre artistas y productores.

De hecho estaba bastante segura de que en aquellos momentos cualquiera lamentaría pedirle que asistiera a una reunión de aquellas características, porque a los cinco minutos ya estaría haciéndole honor a la peor de sus reputaciones.

-¿Señorita Kloss? -la llamó la asistente de su asistente, asomando la cabeza tímidamente-. ¿Puedo molestarla un segundo con un tema administrativo?

<<Ni de broma>>

-Claro. -Karlie le indicó que podía pasar, mientras trataba de recordar el nombre de aquel miembro tan reciente de su personal-. Eliza ¿verdad?

-Sí, bueno Elise.

-Muy bien, ¿qué puedo hacer por tí?

Elise sacó una cajita con dinero, especialmente billetes de cinco y un dólar.

-He pensado que a lo mejor quería colaborar con el regalo para la señora Chen. Lleva más de veinticinco años trabajando aquí y la semana que viene cumple los cincuenta.

-¿La señora Chen? -Karlie no podía creerse que no hubiera oído hablar nunca de alguien que llevara tanto tiempo en la empresa.- ¿Seguro?

-¿Si, señora.

-Y lleva tanto tiempo con nosotros.
Es sorprendente -reflexionó Karlie en voz alta, para ganar tiempo mientras hacía memoria.

-Y trabaja de maravilla -aseguró Elise, radiante. Entonces arrugó la frente-. Es fácil no prestarle atención al personal de mantenimiento. Algunas personas ni siquiera saludan a la señora de la limpieza.

<<¿Señora de la limpieza? Ah.>>

Algo avergonzada por no haberse preocupado de quien limpiaba su despacho, especialmente porque a menudo se quedaba trabajando hasta tarde y se había cruzado con el personal de limpieza, Karlie recordó vagamente a una mujer asiática de mediana edad pasando la aspiradora y quitándole el polvo a los estantes.

-La señora Chen se merece solo lo mejor -afirmó al tiempo que añadía un billete de cien dólares a la colecta-. Gracias, Elise.

-Oh, guau. Gracias señorita Kloss...
Wanda apareció en la puerta y puso cara de horror.

-¿Elise? Oh, Dios mío, no quería que molestaras a la señora Kloss con eso. Lo siento, señora, Elise es nueva y...

-Es un placer colaborar, no te preocupes -la tranquilizó Karlie, y les hizo un gesto a las dos para que salieran.

Para su sorpresa, notó que su mal humor se había suavizado y ya no estaba rechinando los dientes todo el tiempo. Así pues, se sumergió en sus informes, hasta que alguien convocó una reunión urgente y ella tuvo que asistir.

Estaba decidida a no perder los nervios pero no tardó ni diez minutos en arrancarle la cabeza a alguien, machacar a otro y volverse hacia un tercero dispuesta a hacerle lo mismo.

Al acabar la reunión, Wanda la acampañó de vuelta a su despacho, echándole miraditas de reojo.

-¿Si, Wanda? -preguntó Karlie, gesticulando para que la otra mujer dijera lo que estaba pensando.

Kaylor - Obertura SalvajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora