Habitación 16

Capítulo 9

Estoy en un pasillo, en el extremo de este. Logro ver hasta cierto punto, pero luego de eso no hay más que oscuridad. La luz parece venir desde el techo, pero cuando levanto la vista más oscuridad me devuelve la mirada.

No sé dónde estoy. Otra vez.

Abrazo mis rodillas contra mi pecho y pequeños sollozos comienzan a brotar de mí. No quiero estar aquí. Quiero que esto termine de una vez.

Ojalá papá estuviera aquí, quizás él podría sacarme de este lugar.

—Ven aquí Lucy. —Escucho como una voz infantil dice.

Levanto la cabeza rápidamente y a un par de metros se encuentra un pequeño niño de no más de 5 años. Está parado en medio del pasillo, lleva puesto una polera blanca y pantalones oscuros, sus pies están descalzos.

Lo miro con curiosidad, preguntándome si es él quien me habló.

—Ven. —Dice la voz de nuevo pero la boca del pequeño no se mueve.

Frunzo el ceño, preguntándome de donde viene la voz. Es como si el niño estuviera hablándome, pero sin usar su boca, más bien me habla desde su mente.

Aun sin mover sus labios escucho la voz del pequeño decir. —Quiero jugar contigo. —Ladea su cabeza y una sonrisita asoma en sus labios. Antes de darme cuenta le estoy sonriendo de vuelta.

—No tengas miedo, no te haré daño. —Continúa hablando. Con un dedo me hace gestos para que me acerque a él.

Vacilo un poco, pero me termino poniendo de pie. Limpio mis sudorosas manos en el blanco vestido que llevo puesto y cuando miro al frente el niño esta abiertamente sonriendo. Inhalo con fuerza cuando me fijo en sus ojos. Son dorados y brillantes, como si estuviesen fundidos en oro.

—Ven a buscarme. —Grita con júbilo. Deja algo tirado en el suelo y luego corre hacia la oscuridad del pasillo.

¡Espera! Pienso. Y me acerco hacia donde estaba parado hace apenas unos segundos. Tomo lo que dejó en su lugar y lo miro con atención. Es una llave plateada, de aspecto antiguo. Cuando la volteo noto que en la parte superior esta fundido el número 16.

Vacilante camino hacia adelante, quizás esta llave me ayude a salir de este lugar. Luego de algunos metros a la distancia veo luz salir por los bordes de una puerta. Corro lo más rápido que puedo hasta que la alcanzo. Fuerte luz sale por todos los contornos y me sorprendo por su intensidad. Agarro la manilla e intento abrirla pero está bloqueada.

Miro la llave en mi mano y de vuelta a la puerta. Un gran 16 está en el centro de esta por lo que sin pensarlo mucho inserto la llave en la cerradura y con sorprendente suavidad la desbloqueo.

Miro mi mano en la manilla aun sin abrir la puerta. Un escalofrío me recorre el cuerpo cuando detrás de mí escucho la voz del pequeño niño.

—Ve flor.

Abro la puerta.

La luz me ciega.

Los rostros me envuelven.

El olor me ahoga.

Inhalo.

Me ahogo.

Me ahogo.

Me ahogo.

Cierro los ojos.

***

El domingo me levanto más tarde de lo normal. Pero no porque dormí hasta tarde, más bien estuve mirando por la ventana de mi habitación desde las siete de la mañana tras despertar agitada. Y estuve ahí sin moverme hasta que mamá me llamó a almorzar.