Capítulo 4

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Me pierdo dos veces en camino a mi próxima clase, que es arte, mierda hasta ahora mi horario no me ha favorecido en nada. Soy buena en historia y literatura no resolviendo problemas y dibujando, oh dios en serio espero que no me hagan dibujar porque apesto en eso.

Cuando llego la puerta está abierta así que entro apresuradamente y por supuesto todos se voltean a mirarme. Una mujer rubia, quien supongo es la profesora, me levanta una ceja como preguntándome ¿Qué demonios?

―Lo siento, soy nueva y aun no conozco bien la escuela. Soy Lucy Parker.

―Oh sí, me informaron que llegarías hoy. Toma un lienzo de ahí. ―Apunta a una puerta contigua. ― Y siéntate donde te sientas más cómoda.

Me dirijo a la pequeña habitación, que está al frente del salón junto a la pizarra, donde encuentro lienzos y más artículos para pintar. Mierda ¿por qué estoy en esta clase? ¿No se supone que este tipo de clases son optativas?

Tomo un lienzo y cuando salgo busco con la mirada donde sentarme, están todos esparcidos desordenadamente con sus lienzos en los bastidores, formando un extraño semicírculo, reconozco algunas de las caras por la clase anterior. Mi mirada va a toda marcha cuando de pronto choca con dos oscuros ojos. El chico dueño de la mirada penetrante es también dueño de una gloriosa cara, pelo negro desordenado adorna su cabeza, sus labios se ven cómodos, tan cómodos que no me importaría descansar sobre ellos. Mierda, sus ojos son tan oscuros que desde aquí se ven del todo negros y no se despegan de los míos. Un suspiro se atora en mi garganta y aunque lo intento simplemente no puedo despegar mi mirada de la suya. Por alguna extraña razón su mirada me intimida hasta el punto en que me siento desnuda y no es una sensación que me gusta.

―¿Está todo bien? ―Me sobresalto cuando escucho la voz de la profesora. Cuando al fin logro despegar mis ojos del chico noto que todos los demas están mirándome con cara de interrogación.

―Ehh...y-yo... no sé dónde sentarme. ―Susurro.

―Hay un bastidor vacío justo frente a ti.

Oh mierda hay un bastidor libre literalmente a un metro de mí, pero ¿Qué más iba a decir? Oh yo solo quede encandilada por el chico hermoso. Sí, por supuesto.

―Oh claro, lo siento. ―Me apresuro al bastidor y me siento en la silla frente a él, cubriendo con mi pelo mis ruborizadas mejillas.

El chico de la mirada penetrante está sentado un poco más atrás que yo y literalmente puedo sentirlo haciendo hoyos en mi espalda, si pudiera ruborizarme en la espalda también probablemente ahora sería un tomate humano.

―Bueno chicos para hoy les traje la clásica fuente con frutas. ―Apunta hacia una fuente llena de frutas que se ven falsas en medio del salón. ―Pero el desafío será que no quiero ver un simple tazón con fruta en sus pinturas, quiero que pinten lo que siente cuando lo ven. Quiero que retraten sus más profundos sentimientos sobre el lienzo. ―Mueve las manos en todas direcciones cuando habla.

¿A qué se refiere con nuestros más profundos sentimientos? Es una fuente con fruta falsa por el amor de dios, todos lo que siento cuando lo veo es.... fruta falsa.

―¡A trabajar! ―Aplaude entusiasmada y todos parecen sentirse profundamente inspirados. Miro alrededor preguntándome con que mierda se supone que voy a pintar, lo único que tengo es un lápiz pasta negro, dudo que tenga valor artístico.

―Aquí. ―Escucho la voz a mi lado y me volteo viendo a un chico moreno con grandes gafas en su rostro, sostiene un lápiz en su mano. ―Puedes tener mi lápiz. ―Tiene una dulce sonrisa.

―Oh no quiero molestarte. ―Susurro.

―No te preocupes, tengo más. Además, lo necesitaras, la señorita Miller no se lleva muy bien con la gente no creativa. ―Susurra sonriendo.

Habitación 16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora