Capítulo 3

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―Lucy..... Luuucyyyyy, Lucy, Lucy, Lucy, Lucy, Lucy, Lucy.

Abro mis ojos pero todo esta oscuro.

―Lucy. ―Una voz cantarina continúa repitiendo.

Miro hacia todas partes tratando de encontrar el origen de la voz.

―Estoy aquí querida. ―Su voz está más cerca. ―Junto a ti.

No puedo ver nada. Quiero verla pero no puedo. Trato de hablar pero mi voz parece no funcionar.

―Lucy. Lucy. Lucy. Lucy. Lucy ¡LUCY DESPIERTA!

Abro mis ojos exaltada y con el corazón en la garganta. Estoy sentada en medio de mi cama y mamá está mirándome preocupada.

―Está bien cariño, solo fue una pesadilla. ―Su dulce voz me calma de inmediato.

La verdad no sé qué pasa conmigo y las pesadillas últimamente, pero parecieran haberse puesto peor desde que nos cambiamos de casa. Probablemente el estrés de cambio de ciudad me afectó más de lo que quiero reconocer. De pronto miro hacia mi ventana dándome cuenta que el cielo está aclarándose y tratando de escapar de la mirada preocupada de mamá cambio de tema antes de que empiece con lo del psicólogo otra vez.

―¿Ya es de día?

―Así es, venía a despertarte porque es tu primer día de clases cariño, solo que no esperaba verte en estas condiciones. Lucy, si solo fueras a una cita....

―Mamá estoy bien, lo prometo. Además, estas pesadillas que he estado teniendo no son sobre papá, son solo tonterías. ―Le resto importancia rezando para que olvide el tema.

―Lucy...

―Es mi primer día ¿recuerdas? No quiero llegar atrasada. ―Me levanto apresuradamente y me dirijo a mi baño.

Escucho como suspira pesadamente y luego se levanta de mi cama. ―Te iré a preparar el desayuno.

Apenas la escucho salir de mi habitación un suspiro se me escapa. Espero que estas estúpidas pesadillas se acaben de una vez, ni siquiera las entiendo. Es solo oscuridad y una voz diciendo mi nombre una y otra vez, oh y por supuesto esta la parte en la que no puedo decir una maldita cosa, es como si mi voz hubiese sido robada.

En el baño me paso unos segundos mirándome en el espejo, me veo como la mierda. Profundas ojeras adornan mi rostro y mi pelo es un completo desastre. Con lo de mi pesadilla y mamá hablándome había olvidado que hoy es mi primer día de clases. De pronto siento como si un millón de ladrillos cayeran sobre mis hombros, he asistido toda mi vida a la misma escuela, la verdad ni se cómo interactuar con otras personas que no sean mis amigos de toda la vida.

Han pasado cinco días desde que nos mudamos y había estado ignorando el hecho de que tenía que ir a estudiar en algún momento, la verdad no me siento en un momento de mi vida donde quiera ser muy sociable. Solo espero no llamar la atención.

Luego de una corta ducha me pongo mi nuevo uniforme, falda, calcetas, blusa, una cinta azul que al parecer tengo que usar como corbata y blazer, me siento como Blair Waldorf solo que un millón de veces menos glamurosa. No recuerdo nunca haber usado un uniforme escolar y tengo que admitir que es algo lindo.

Desayuno con mamá rápidamente y antes de darme cuenta estamos dejando la casa en el auto dirigiéndonos a mi nueva escuela.

―¿Estas nerviosa? ―La voz de mamá llena el vació en el auto.

―Un poco. ―Creo que voy a vomitar.

―Todo saldrá bien, estoy segura que harás un montón de amigos. ―Oh madre, mis habilidades sociales dejan bastante que desear.

Habitación 16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora