Capítulo 16

112 14 2
                                    

―¿Qué estás haciendo aquí? ―Pregunto observándolo.

Alex se encuentra apoyado en el marco de la puerta de la cocina como si fuera lo más normal del mundo. Tiene esa típica actitud de aburrimiento que pareciera acompañarlo a todas partes.

―Vine a verte. ―Murmura como si fuera obvio.

Froto mis brazos sintiéndome incomoda, él se acerca a paso lento. ―¿Por cuánto rato has estado aquí? ―No me siento para nada tranquila sabiendo que tanto las gemelas como Alex entraron tan fácilmente a mi casa.

―Lo suficiente. ―Es todo lo que contesta y sé que ha escuchado toda la pelea. Cierro mis ojos sintiendo mi cuerpo sucumbir al cansancio. ―Hiciste lo correcto Lucy. ―Su voz suena más cerca que hace segundos pero me niego a abrir los ojos. ―No puedes confiar en ellas. Ni siquiera fueron capaces de responder tus preguntas.

No puedo evitar sentirme triste, ellas son mis amigas después de todo.... O al menos creí que lo eran. En lo más profundo de mi ser sé que las chicas no me harían daño a propósito, es solo que hay algo impidiéndoles sacarme de la oscuridad. Dios esta confusión va a terminar por colapsar mi cabeza. No me doy cuenta que estoy llorando hasta que siento a Alex secando mis mojadas mejillas con sus dedos.

―No llores. ―Susurra. ―Mi hermosa chica perdida.

Abro mis ojos y mi mirada choca de inmediato con su pecho, tomo una fuerte respiración cuando noto cuan cerca nos encontramos. Sus manos están en mis mejillas y oigo su suave respiración. Mi corazón se vuelve loco al tenerlo tan cerca y admiro su pecho elevándose con cada respiración.

Siento como eleva de a poco mi barbilla hasta que no tengo más escapatoria que observarlo directo a sus maravillosos ojos. Cada vez que mis ojos conectan con los suyos es como si nada más existiera, es como si solo fuéramos él y yo en el mundo, de pronto ya nada tiene importancia porque tengo a Alex conmigo.

Y esas son las sensaciones que me asustan como el demonio. Principalmente porque no logro entenderlas.

―Tus ojos... ―Susurro admirándolo.

Él se tensa. ―¿Qué tienen?

―Son.... H-hermosos. ―Y apenas las palabras abandonan mis labios sus ojos se iluminan como si fuera navidad. Las motas doradas en ellos resplandecen en la negrura y me roban por completo el aliento. ―¿Cómo hiciste eso?

―¿Qué cosa? ―Me mira como un pequeño niño curioso.

―Con tus ojos... ellos resplandecen de cierta forma. Lo has hecho un par de veces. ―Recuerdo cuan intimidante creía que era su mirada la primera vez que lo vi. No mucho ha cambiado ahora...

Frunce el ceño. ―No sabía que lo hacía. ―De pronto parece despertar de un trance porque mira mi rostro maravillado. ―Tienes la piel más perfecta he visto. ―Murmura para sí mismo y siento mi rostro tornarse rojo. ―Y he visto bastante a través de los años.

―¿Entonces que eres? ¿Un vampiro? ―Observo su rostro en busca de confirmación.

De pronto sus manos se alejan así como todo su cuerpo y me sorprendo cuando escucho su fuerte carcajada. No creo haberlo escuchado reír de esa forma nunca.

―Tú tienes una gran imaginación. ―Tiene esa sexy sonrisa y yo solo me muerdo el labio tratando de ocultar cuanto me afecta. ―Pero no Lucy, no soy un vampiro.

―¿Un hombre lobo?

―Dios no.

―¿Un hada?

―¿Es en serio?

―¿UN ALIEN?

―Um... No lo creo.

Habitación 16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora