Capítulo 12

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Aquella mañana la lluvia cae agresivamente pero no me detiene. Camino con seguridad con un solo objetivo en mente. A medida que me acerco comienzo a cuestionarme seriamente lo que estoy haciendo. ¿Qué pretendes con esto Lucy? Oh demonios no lo sé. Pero necesito hacer algo antes de volverme loca.

El paisaje familiar invade mis ojos y mi corazón se acelera solo con saber hacia dónde estoy yendo. La verdad no sé qué haré cuando llegue, no es como si hubiera una puerta por donde entrar a la mansión. O por lo menos no sé dónde está.

Me inserto en el camino estrecho esperando que la maleza ya haya tapado el agujero que había, pero a medida que me acerco me doy cuenta que no es así. El lugar esta exactamente igual que la última vez que estuve aquí. La primera vez que hablé con Alex.

Con mis manos en la reja me acerco lo que más puedo para mirar la mansión. Sigue igual que siempre, fría, sola y triste. ¿Estará Alex adentro? Alex, te necesito. Eso pienso a medida que los segundos pasan y nada cambia. ¿Qué esperabas Lucy? ¿Qué él sintiera tu presencia y mágicamente apareciera frente a ti?

Dios sinceramente ya no sé qué estoy haciendo. El sueño de anoche me hizo pensar que quizás había una razón profunda para las cosas sucediendo en mi cabeza. ¿Pero que se supone que le diga a Alex cuando lo vea? Hey, anoche mi padre me pidió que te busque. Sí, mi padre quien está muerto, él dijo que tú me puedes ayudar a buscar su alma.

Golpeo mi cabeza contra uno de los fierros de la reja dándome cuenta por primera vez desde que desperté que esto es una ridiculez, supongo que la emoción de ver a papá en mis sueños me hizo perder la cabeza. Simplemente le atribuiré esto a mi muy activa imaginación, quizás debería ser escritora.

El lunes por la mañana mi ánimo está decaído. Mientras camino por el pasillo veo a las personas pululando a mi alrededor sin verdaderamente ver a nadie. Me siento fría y extraña. Al principio creo solo estar imaginándolo pero cuando mi visión se nubla y tengo que sostenerme en contra de unos casilleros para no caer es cuando confirmo que definitivamente me siento mal.

Sin entender muy bien como, llego a la sala de arte ligeramente mareada.

―Hey ¿Estas bien? Te ves un poco pálida. ―Es lo primero que dice Daniel cuando me siento a su lado.

―Sí, creo que voy a enfermarme. ―Cierro mis ojos esperando que el mareo pase.

―¿Quieres que te acompañe a la enfermería? ―Noto la preocupación en su voz.

Tomo un par de respiraciones profundas y el malestar comienza a pasar. ―No, estoy bien. Creo que es simplemente gripe o algo así. ―Cuando abro los ojos Daniel tiene el ceño fruncido y me mira con atención. ―Estoy bien Daniel, de verdad.

―Si tú lo dices... ―Dice no muy convencido. ―Oh mira quien se dignó a aparecer, ¿Crees que sea un buen momento para decirle que por su culpa estoy castigado de por vida?

Sigo su mirada lentamente para evitar marearme nuevamente y en la puerta del salón esta Alex. Con su habitual postura relajada, el uniforme algo desordenado y su mirada intensa que penetra en la mía.

Dejo de respirar por lo que parecen horas y lo siguiente que sé es que estoy llenando mis pulmones con oxígeno como si estuviese hambrienta. Sin tan solo pudiera expresar lo que siento en este momento. Mi malestar de pronto desapareció, en el momento en que lo vi. Luego imágenes de mis sueños comenzaron a aparecer en frente de mis ojos como una película pero a una velocidad ridícula.

Es él.

Es él.

Es él.

ES ALEX.

Habitación 16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora