Esta noche sentado en este rincón de mi habitación grito desesperada mente tu nombre, deseando saciar un poco la amargura de no poder verte.
Esta melancolía que me produce imaginar tu rostro y tu voz me ha dado motivos para imaginarte noche tras noche, esa pocas palabras que pronunciaste y esos besos dignos de un eterno recuerdo fueron necesarios para torturarme hasta el día de hoy, para tenerme desvelado imaginando tu silueta, para sentir el calor de un cuerpo que mis manos nunca han palpado, para dibujar tu sonrisa en el candente brillo de la luna o para imaginarte a mi lado compartiendo el calor de una cama que hace mucho tiempo se encuentra vacía.
Cada noche como hoy me encuentro vagando en la oscuridad de un deseo escondido detrás de un recuerdo.
Cada noche como hoy me encuentro deseando que a la llegada de la luz del amanecer tu sonrisa no se dibuje en el horizonte sino se encuentre reflejada en mis ojos.
