Avanzo descalzo por un camino espinado, siento la sangre brotar por mis pies y la intensidad del dolor creciendo como quien ama por primera vez, como quien descubre la excitación mas profunda al palpar el rostro mas perfecto.
En el horizonte, al amanecer se proyecta tu sonrisa y el dolor de repente desaparece, las espinas se vuelven infinitos copos de algodón que caen del cielo, y de ser un angosto y deprimente camino por el cual deambulo cual vil hombre sin destino, se convierte en campos de felicidad gigantes, en donde la brisa me recuerda tu suspiro, en donde el suave y delicado cantar de las aves despierta y emociona a todas y cada una de las pequeñas mariposas albergadas en mi interior.
Camino admirando todo a mi alrededor, haciendo de cada segundo una nueva historia que contar, adorando aquella sonrisa dibujada en cada milímetro de lienzo postrado en mis anhelos. Camino con la esperanza de que aquella sonrisa no se borre al llegar el ocaso, con el temor de quien sangra la despedida de aquel suave caminar.
Camino esperando encontrar esa luz que me refugie al llegar la oscuridad.
Camino buscándote.