El suave cosquilleo recorriendo mis extremidades impacta bruscamente mi ser, ayer mis pies sangraban el andar de la mano con la soledad, mis oídos agonizaban entre vagos sonidos, mi consciente suplicaba un pequeño suspiro de esperanza.
Sobre desgracia y un poblado de agonías surgiste entre la luz, me tomaste de la mano, y me enseñaste a caminar. Aquella sonrisa opacaba mis plegarias, aquella insegura pero profunda mirada alejaba mis mas oscuros temores.
Todo mi cuerpo podía sentir sus latidos a unísono con los míos, mis ojos se abrían, y una grata sorpresa me lleve al tenerme a mi lado, al sentir el suave palpar de tus labios con los míos, a esos cortos segundos que se convirtieron en toda una vida juntos.