Hoy una voz familiar llamó a mi puerta, golpeo fuertemente la madera de mis recuerdos y astilló mis deseos de olvidar.
La delgada estela que tu presencia dejó y que mi temor guardó en un pequeño frasco, hoy reclamó lo que le pertenece, se ha llevado mi suspiro y mi deseo.
Este pesado cuerpo ya sin gracia y pálido de tanto esperar, ansía con ganas poder verla a los ojos sin que gotas resbalen por su rostro ni humedezcan sus pestañas, quiere sentir su piel sin necesidad de esperar a caer en algún lugar con sus ojos cerrados, ansía encontrar su nombre tallado en un te quiero y no en los arboles que ayer le sirvieron de consuelo, ansia verla regresar por la puerta por la que partió en un viaje y que parece aun no encuentra su regreso.
Ansía escuchar sus pasos mas que su voz, ansia sentir su presencia mas que su recuerdo y sobre todo ansía tenerla mas que en sus sueños.