Querida mía, esta noche bajo el oscuro letargo del apagado brillo de las estrellas te escribo estas lineas, pues mis manos agitan violentamente la pluma convirtiendo su sangre en letras expresadas por el anhelo perdido de un hombre.
Querida mía, siempre me pregunte si habría algo peor que perder la esperanza, si habría trance mas amargo que la espera de un ser que partió en busca de otros sueños, siempre espere con ansias el ascenso de la luz de la luna pues era en la noche en donde los sueños se hacían realidad, donde mi mano sentía el calor lejano de tu rostro, donde tu mundo y mi mundo convergían.
Han pasado meses y el frió se ha apoderado de mi cuerpo hueso por hueso, mi cama mantiene tendida y aquel café que emanaba vapor ahora es una pasta negra y mal oliente, las noches se hacen largas y a pesar de la cantidad de horas sumadas esperando una respuesta aun conservo la esperanza, mis articulaciones están polvorientas y destrozadas pero aún conservan un poco de su movilidad, mis pulmones se sienten congelados pero aun me queda un ultimo aliento y un mundo entero por explorar, un mundo entero en el que tu puedes estar.