Capítulo 13: Daphne y la nota no recibida.

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Lunes 08 de Mayo de 2017:


Desde principio de año noté que la tonta de Alya miraba a Liam, nuestro profesor. Y eso podía justificarse, él es guapísimo; pero ella no lo miraba como las demás, con un hilo de baba imaginario saliendo de sus bocas, ella lo miraba como yo lo hacía, y eso no me gustaba para nada.

El día que la vi revisando sus cosas, me pareció extraño. ¿Teníamos alguna prueba, de la que yo no estaba enterada, y ella estaba robando las respuestas? 

-¿Alya? – le hable confundida. Ella y yo jamás habíamos hablado antes, pero la curiosidad hizo de lo suyo y logró que le dirigiera la palabra.

Ella se giró a una velocidad que mis ojos no captaron, y parpadee confundida. Me miró nerviosa, y luego miró a todos lados, seguramente buscando una excusa para escapar de la situación. Estaba abriendo la boca para preguntarle que hacía ahí hurgando en lo que no era suyo, pero unos gritos, con su nombre en ellos, sonaron en el pasillo, situación que ella aprovecho para salir disparando y no darme una respuesta, así que la seguí. 

-Oh no Alya. No vas a escapar fácil de esta situación.


-Alya. – hablé cuando logré hallarla junto a sus amiguitas, charlando muy animadamente. Y la muy perra me ignoró totalmente – Alya – esto ya salió más fuerte de lo pensado, logrando que todas las abejas reinas me mirasen, seguramente preguntándose porque le hablaba a su preciada amiga. Esmeralda me rebajó con la mirada, haciéndome sentir tan inferior, que me quedé muda.

-¿Si? – me interrogó burlona Alya, mirándome de arriba abajo. Le guiñó un ojo a las idiotas de sus amigas y estas rieron bajito -¿Te ha comido la lengua el gato Daphne? - y con esto Karen estalló en risas. Su maldita voz tenía ese tono de ironía tan molesto. No entendía como la gente podía llegar a quererla tanto, ella no era más que una falsa e hipócrita - Hola, tierra llamando a Daphne. ¿Estás ahí? - esto último lo dijo picándome la mejilla con su asqueroso dedo.


Esto era el colmo. Me estaba humillando, como si yo fuese una idiota. Si yo decía algo, si intentaba seguir hablando, las burlas iban a ir a peor, pero por suerte el timbre sonó, y me fui. Si, era una cobarde. Pero no quería lograr que las personas que dominaban el instituto me odiasen. Mejor era olvidar el tema. Ellas podían llegar a ser muy crueles si se lo proponían. Parecía que todo el mundo en ese lugar seguía sus pasos, y aceptaba su palabra como norma santa. Si, dejar el tema era lo mejor. Lo mejor para mi por lo menos.


Pero me fue imposible olvidar.


Vi a Liam sacar una nota rosa de sus cosas, esa era su marca. El color de Alya; y a esto me lo confirmaba el hecho de haberla visto antes entre sus cosas. No lo podía creer, ni siquiera con verlo. ¿Le estaba mandando notas a nuestro profesor? Yo sabía que ella era tonta, pero jamás imaginé a que grado llegaba su idiotez. ¿Es que era una inconsciente? ¿No sabía los problemas que podría ocasionarle al enviarle notas si alguien llegaba a descubrirlo?

Liam palideció al leerla. 

Doble confirmación. Por su reacción era obvio que no le pertenecía, sino que se la habían dejado. Era ella. Siempre era ella la que ocasionaba todos los problemas.

Tenía que evitar que ella siguiera. Sabía de lo que era capaz, sabía que podría lograr que Liam se fijara en ella. Me era odiosa, y la detestaba desde siempre, pero sabía reconocer que era guapísima y que sabía aprovechar su belleza a su favor. Es lo que siempre había hecho, agarrarse a su aspecto. Es lo que la llevaba a ser lo que era en la escuela.

Querido profesor: ...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora