Capítulo 22: Joan / Daphne.

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Sábado 02 de Diciembre de 2017:


- Joan - 

Por más que seguía llamando a Christian, él no atendía el teléfono. Suspiré cansado de ello. Por un lado era mejor, así no tendría que explicar nada, aún cuando yo no había hecho nada malo.

Decidí ponerme en marcha. Pero antes de arrancar el coche miré a Daphne, para saber donde dejarla, pero ya se encontraba dormida en mi asiento trasero. Apenas si había tardado unos segundos en hacerlo luego de subir. Se veía como un pequeño angelito. Seguro estaría cansadísima. 

-¿Y ahora, que hago contigo? - murmuré aún mirándola. 

Pronto decidí, mientras manejaba sin rumbo por la avenida, que llevarla a casa y cederle mi cama era lo mejor. No podía dejarla tirada en cualquier lado, Christian no atendía y ella había dejado en claro que su casa no era una opción. 

-Llegamos - le dije tratando de despertarla una vez que mi auto ya se encontraba en el estacionamiento de mi edificio. Pero parecía estar en un estado comatoso, puesto que no daba señales de querer despertar.

-Mmmm... no - musito luego de varios intentos por despertarla.

-Vamos Daph, hay que subir - y nada. No me estaba dejando más opciones que tener que cargarla. Hacía tanto que no me tocaba hacer eso, era una situación de lo más graciosa e irónica. Habitualmente, solía ser yo al que la gente tenía que cargar hasta la cama. 

-Bueno - me dije a mi mismo -aquí vamos - y traté de sacarla del auto sin golpearla con la puerta. Cosa que sorprendentemente logré.

Por suerte no había ningún vecino en el lugar, el horario estaba a mi favor. No quería ni imaginar que pensarían de mi si me vieran en esta situación. Todo se daba a malas interpretaciones hoy en día, y el vestido tan corto que Daphne llevaba no ayudaba en nada, porque no hacía más que subirse y dejar a la vista lo inapropiado de ver.

Una vez fuera de mi puerta, aún con ella en mis brazos golpee en vano esperando que Liam abriese. Pero parecía que este no estaba, o que dormía como una morsa. De seguro era lo segundo, porque cuando me había ido había quedado tirado comiendo helado en el sillón de manera muy depresiva, que hasta daba pena ajena.

Como pude, saqué las llaves de mi bolsillo y entré a nuestro apartamento. Llevé a Daphne a mi cama y la tape. Esta en ningún momento mostró signos de lucidez. ¿Qué tanto alcohol había bebido? Si yo no la hubiese rescatado de ese lugar, vete a saber que podría haberle pasado. Me alegraba muchísimo de haber estado allí, o la hermanita de mi amigo tal vez hubiese terminado metida en problemas.

Busqué una pastilla para ayudar con la resaca y un vaso con agua, y los dejé en mi mesita de luz, para que fuesen vistos al ella despertar y luego cerré la puerta, para que descansase en paz.

-Liam - dije mientras golpeaba suavemente su puerta. Y nada -Liam - insistí, y al no tener respuesta entré en su cuarto. 

-Genial - no estaba allí, la cama aún seguía tendida. ¿A dónde habría ido? Daba igual, de momento que no esté, era algo bueno para mi. Evitaba que durmiese en el sillón. Genial, volví a repetir y me tiré sobre su cama dispuesto a dormir muchas horas. 



- Daphne -

-Mmm, se me parte la cabeza - fue lo primero que pensé al despertar, mientras me refregaba la frente, luego mis pensamientos se fueron de mi dolor hacia la habitación en donde me hallaba -¿Dónde estoy? - me estaba empezando a asustar, no recordaba casi nada de la noche anterior, por más que lo intentaba, y definitivamente no conocía ese cuarto. 

Querido profesor: ...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora