Capítulo 18: Daphne.

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Viernes 01 de Diciembre de 2017:


- Daphne -


La graduación llegó, y la noche fue más de lo que podría haber deseado jamás. ¿Ver a Alya llorando? Vamos, por favor. Si solo eso alegró mi noche. Qué digo mi noche, mi semana.

Luego de semejante imagen, me sentía de maravilla, así que me dediqué a tomar y bailar con mis amigas. Todo era perfecto. Liam no estaba en el lugar, eso era malo y a la vez bueno. Malo por el hecho de no poder verlo ahí siendo parte de mi gran noche. Seguro se veía estupendo en un traje negro. Y bueno, porque no sabía que intenciones tenía Alya. Tenía miedo de lo que podría haber hecho si Liam hubiese estado allí. ¿Ella se le hubiese declarado? ¿Él la habría aceptado de ser el caso? 

Sacudí mi cabeza y me olvidé del tema. 

Hoy era una noche para disfrutar. 


En cierto momento de la noche, me dirigía al baño, cuando a mis espaldas escuché esa voz que tanto odio.

-Perra - ¿Es qué ni en una fiesta podía dejarme tranquila?

-¿Perdón? - estaba ebria, debería haberla ignorado, pero no podía evitarlo, la odiaba -¿Estás segura que yo soy la perra acá? - mi sonrisa burlona no se hizo esperar para aparecer. Ya no pensaba quedarme callada. 

Bang, agarrate esa Alya, me hacía muy feliz poder por fin hacerla enojar. 

- Esto es tu jodida culpa. Él no vino por tu culpa. - ¿Quién no vino? ¿Se refería a Liam? Claro, ahora entendía todo. Por eso antes estaba llorando. Era una idiota, no me daba más que lástima. Entonces si, ella pensaba declararle su amor esa noche ¿Sino por qué lloraría? Solo por no verlo, lo dudo. Ahora si que estaba feliz de que Liam no haya venido.

  -Querrás decir tu culpa. Si Liam no vino es porque tiene una acosadora insinuándosele como la prostituta que es. - Vamos, era obvio que eso le había dolido. Me sentía fantástica. Logré dejarla sin palabras. Pero el impacto de mis palabras solo le duro unos segundos.

Pensaba que ella iba a insultarme o hasta a abofetearme. Pero no. Ella me dio esa mirada que tanto daño me hacía, me rebajó como si no fuese más que basura. Había tenido que aguantar eso toda mi vida, y no solo de ella. Ella solo era la gota que rebalsaba el vaso, por eso la odiaba. 

No pude contestarle, solo me quedé en blanco. Que idiota soy. Pero me afectaba, realmente lo hacía. Y la perra se dio cuenta de eso y simplemente me tiró un beso y se marcho. ¿Quién se creía? Ella no era la que me lastimaba, era el rebajarme y los recuerdos que ello traían consigo. Toda mi vida me habían tratado como basura, jamás me dieron lugar para defenderme, y siempre me pasmaba ante el desprecio. Christian intentaba ayudarme a superar mis inseguridades, pero él no era suficiente. Él no estaba conmigo para protegerme a diario, él solo se había marchado de casa sin pensar en mi. Me había dejado sola con una madre ausente y un padre que no hacía más que demostrarme a diario lo poca cosa que yo era.


Así logró borrar mi sonrisa, pero no me iba a permitir que ella me arruinara la noche. 

Luego todos iban a ir a un boliche, y yo iba a ir igual; no pensaba amargarme, y mucho menos volver a mi asquerosa casa. 


Puse mi mejor sonrisa falsa, esa que siempre me ayudó y acompañó, y me dirigí a donde iba desde un principio antes de cruzarme con Alya. 



Sábado 02 de Diciembre de 2017. (Horario: madrugada):


Ya estábamos todos en el boliche desde hace largo rato, los pies me dolían de tanto bailar y saltar, mi voz estaba ronca por cantar y gritar con mis compañeros, pero nada de eso importaba. Estaba feliz. Feliz de haber terminado una etapa horrible de mi vida y por fin empezar otra, que esperaba sea mucho mejor. Para mi suerte, logré olvidarme en el alcohol de mi encuentro con Alya. Y ya era un recuerdo lejano, como si no hubiese sucedido.

Y de pronto vi a alguien conocido. 

-Hola - me acerqué a saludar al amigo de mi hermano. Estaba guapísimo. ¿Estaría Christian con él? Me vendría bárbaro un atajo a casa.

-¿Daphne? - me interrogó sorprendido. Claro que soy yo guapo, pensé. ¿Quién más sería? Qué pregunta más tonta.

-Pues claro - le dije riendo -¿Está mi hermano con vos? - sabía que mi voz sonaba terrible debido al alcohol. Ya no podía hablar bien.

-No, vine con Gustavo - alguien chocó contra mi, logrando que casi me cayera de cabeza al suelo, si no fuese por Joan que atajó mi cuerpo, eso hubiera pasado -Wow ¿Estás... ebria? - pregunto mientras achinaba los ojos tratando de observarme mejor.

-No - le respondí tímidamente. Pero mi estado actual era muy notorio. 


Pude ver a espaldas de Joan a Alya, ella estaba mirando en nuestra dirección. ¿Qué quería ahora? Joan aún me sostenía de la cintura ¿Eso era lo que veía? de seguro pensaba hacerme quedar mal por estar con un chico mayor, pero me daba igual. Yo conocía a Joan y él me caía muy bien, me importaba un carajo lo que ella pensara, él era solo un buen amigo.

-Vamos, te voy a llevar a casa - me dijo Joan así que posé mi vista en él de nuevo.

-Noooo - le dije arrastrando la palabra - no quiero ir a casa. Vamos de mi hermano.

-Daphne - lo interrumpí.

-Por favor. Papá de seguro está borracho, no quiero ir a casa. Vamos de Christian o dejame acá.

-Voy a ver si me coge la llamada. Vamos, sino te llevo a casa y le dejo un mensaje.

Le sonreí feliz por tener a alguien que me cuidase. Y dejé que, prácticamente, me llevará a la rastra. Solo le faltaba cargarme como un bebé para sentirme más tonta. Comencé a reírme a carcajadas por la imagen que se formo en mi mente. Y mi risa lo contagió, puesto que él también comenzó a reír suavemente mientras negaba con la cabeza divertido.

-Sos incorregible chica.





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