Jueves 01 de Junio de 2017:
Estaba teniendo unos días terribles, y de cierta manera, ver la nota metida entre sus cosas le causaba un pequeño placer.
Por lo menos iba a tener unos minutos de sonreír al leer el nuevo mensaje.
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"Querido profesor:
Quiero decirle que lo quiero.
El viernes pasado estuve observándolo en vez de hacer las lecturas que nos dejó, lo vi ahí sentado, totalmente perdido en su libro, a veces sonriendo por lo que leía, a veces levantando las cejas con asombro, se veía tan lindo, perdido en su propio mundo.
No pude ver el nombre de su libro. ¿Podría por favor mañana dejarlo arriba de su escritorio para que cuando yo pase lea el título? Y si duda sobre si hacerlo o no, debo decirle que usted es el profesor de LITERATURA, y yo soy una alumna dispuesta a leer, no tiene opciones.
Ese mismo día a la noche también lo vi en el partido de fútbol de nuestra escuela, no sabía que le gustaban los deportes. Tenía la misma emoción en la mirada que todos los alumnos, parecía otro adolescente allí sentado. Cada vez me enamoro más mi querido Liam.
La lectora de su alma. ♥"
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-La lectora de su alma - repitió sonriendo. Y es que le hacía tanta gracia. Tenía que concedérselo, la chica era persistente y sabía lo que quería. Lo quería a él y por lo visto no iba a abandonar sus notas.
Le hubiese gustado poder responderle a la chica y contarle todo lo gracioso que le parecía el asunto. Pero no podía y tampoco sabía cómo entregar una respuesta. No sabía quién sería el remitente.
Giró su rostro a la biblioteca, y pasó la vista por todos sus libros, hasta que lo vio. Ahí reposando, entre un tomo de ortografía de la Real Academia Española y El crisol, estaba La importancia de llamarse Ernesto, el libro que ella le había visto leyendo.
-Buena elección el pedirlo – se dijo a sí mismo. Pero su hermano lo escuchó.
-¿Qué? – le dijo Pratt irrumpiendo sus pensamientos.
-Nada, solo pensaba en voz alta. – le respondió finalmente negando con la cabeza, y volvió a observar el pequeño libro.
¿Debía guardarlo en su maletín y llevarlo al día siguiente a clase? Ella tenía razón, él era su profesor de literatura, e incentivar a los niños a leer era una de las cosas que le causaba más placer.
Pero... ¿Llevar el libro, no sería entrar en su juego? Esto ya no parecía tratarse de educación. Debía pensarse bien las cosas. Pero... era un simple libro. ¿Qué problema podría traer el llevarlo consigo? Sus actuales dilemas mentales lo estaban consumiendo desde dentro.
-¿Y esto? - le dijo Pratt al tiempo que le quitaba el papel de sus manos.
Liam bufó molesto. Su hermano volvía a hacer su aparición.
-De una alumna enamorada - le dije levantando de forma pícara las cejas, al tiempo que comencé a reír a carcajadas. Ni yo me creía eso de hacerme el profesor coqueto.
Pratt rió levemente conmigo.
-¿Y está buena? - Buena pregunta, que no venía al caso, porque seguía siendo mi alumna por más buena que estuviese. Pero buena pregunta al fin y al cabo.
-La verdad es que no tengo idea - mi hermano me miró confundido un momento; y luego lo vi abrir la boca, seguramente para decir alguna estupidez sobre mi sexualidad, así que me adelanté - no me dijo quien es, y aún no lo descubro. – pude ver como cambiaba la cara de Pratt de maldad a sorpresa, y de sorpresa a desinterés en solo un segundo. Que fugaces son las emociones.
-Ah - y me tiró la nota a los pies, así sin más, perdiendo total interés en el asunto.
Aún no entiendo porque, pero que despreciara así a ese pequeño pedacito de papel, me molestó de una manera que no creía posible. Aunque, no sé que me sorprendía. Era Pratt de quien hablábamos. Él siempre era un imbécil.
Y luego me molesté conmigo mismo, por molestarme por ello.
¿Por qué me importaba? Era solo un papel escrito por alguien de quién no sabía nada.
*
Viernes 26 de Mayo de 2017:
Narra la chica de las notas:
-Me encanta - le dije a Karen, cuando estábamos sentadas en las gradas. No podía dejar de mirar a Liam, estaba tan lindo. No vestía su típica ropa de profesor serio, sino que llevaba campera de cuero y unos jeans flojos. ¿Quién diría que se vería tan bien con cualquier cosa? Hasta un trapo viejo lo haría parecer sexy. Sin duda lo haría.
Ahí sentado parecía solo un chico más de su edad, y es que él no era mucho más grande que ellos. Liam tenía 24 o 25 años. ¿Y que son 8 años de diferencia?
Ahora parecía un abismo, lo sabía, pero cuando ella cumpliese 20 años, ya no se notaría. Harían una pareja estupenda. Podrían tener unos hijos hermosos. Si solo salieran con su cara, y sus ojos y...
-¡Alya! - esto la sacó de su ensoñación.
-¿Eh? - miró confundida a Esme, quien a su vez la miraba irritada.
-Te quedaste tildada mirándolo. Se va a dar cuenta. - ella tenía razón. Pero ¿Cómo evitar no mirarlo todo el tiempo? Si era la viva imagen de la perfección. Liam lo era todo para ella.
-Deberías ver el partido. Vamos perdiendo. - Acotó su otra amiga riendo. Y ese era el motivo del enojo de Esmeralda, su novio era uno de los jugadores, y a ella no le agradaba en nada que perdiesen. Yo no soy la novia de un perdedor, decía siempre.
Y la linda risa de Karen fue lo que cortó el tema.
Desde ahí me dediqué a solo mirar el partido, aún cuando mi mente me gritaba que girase y solo lo mirase a él.
Esa noche en casa, con mi anotador mirándome de frente, y la música de Sinatra resonando en mis oídos, anoté una pequeña frase. Frase que luego pensaba darle a Liam en la siguiente clase que tuviésemos con él. Ya había escrito una nota hacía un rato, pero ahora la frase había comenzado a flotar frente a mí y necesitaba anotarla.
"Amor, cuánto tiempo te he esperado, y cuando te espero aún."
-Mi amor - dije abrazando el anotador contra mi pecho, mientras cerraba los ojos - cuanto te anhelo - y una lágrima traicionera escapó de mis ojos. La sequé y sacudí mi cabeza para alejarlo de mi mente. Ya había tenido suficiente de él por un día, ya me había torturado lo suficiente por hoy.
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Querido profesor: ...
Teen FictionLiam es un joven de 27 años, es profesor de lengua y literatura, lleva una vida ordinaria y ha sufrido por amor como cualquier otra persona. No hay nada extravagante en su vida. Él comparte piso con su amigo de la infancia, Joan y tiene un hermano p...