Capítulo 14: Joan.

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Jueves 20 de Julio de 2017:


-Es adorable - le digo a Christian quién está a mi lado terminando su hamburguesa. Cosa que yo ya he hecho.

-Es perfecta - me responde este de manera sarcástica tratando de imitar mi voz - Yo solo veo a una simple mujer rubia - ¿A caso estaba ciego? ¿Una simple mujer rubia? Si los dioses fuesen reales, ella sin duda sería la más bella de todas, Afrodita temblaría ante su ser, y Christian la llamaba una simple mujer rubia. No me podía creer como él no lograba admirar su belleza. 


Desde el día que la vi supe que había conocido a la mujer de mi vida, pero tenía la dificultad de haberla conocido antes de lo previsto. Ella aún era joven, y tenía tanto que hacer antes de pensar en el amor. Así que decidí ser invisible, porque tenía fe, estaba completamente seguro de que el destino iba a juntarme un día con ese ángel. Solo tenía que esperar. Sabía que ella había sido moldeada para estar entre mis brazos. Solo... debía esperar...


Pero que difícil es esperar cuando se quiere algo realmente. 



*Flashback*


Jueves 16 de Febrero de 2017: 


Hoy era un día cualquiera, hacía calor y Liam se había negado a salir conmigo. Así que por no ir a la playa solo, tomé mi billetera y me dispuse a ir al shopping. Por lo menos allí Wanda, la linda chica que vendía helados y con la que una vez había salido, me sonreiría y tendría así con quien entablar una animada conversación.

Pero jamás imaginé lo que me iba a suceder ese día.

Jamás imaginé enamorarme de manera tan fugaz y de una desconocida.

-Tres de vainilla, por favor - dijo una dulce voz a mi espalda. Y no pude evitar girarme a ver de quién se trataba. Tal vez lo hice porque estaba aburrido y me sentía curioso, pero dar vuelta mi cuerpo y mirar en esa dirección, fue la mejor decisión que tomé en mucho tiempo.

Ella parecía un ángel. No, ella era un ángel. 

Y así mi día cualquiera pasó a transformarse en el día perfecto. El calor ya no me molestaba, nada podía perturbarme hoy.


*Fin Flashback*



Aún lo recuerdo todo, aquel día la observe hipnotizado, mis ojos no lograban apartarse de ella. Solo deje de mirarla cuando su suave melena rubia se perdió entre la multitud de aquel lugar.

Y como un asmático que pierde su medicina comencé a desesperar, me tomo varios minutos retomar mi calma y volver a escuchar a la parte de mi que se tenía confianza. El destino me la iba a devolver. 

Solo había que esperar.



Y comencé a ir cada día a ese shopping con la esperanza de verla de nuevo, al principio me negué a hacerlo, me sentía un obsesivo total, casi un maniático y me creía un total idiota. Pero el solo pensar en ella hacía que mi cuerpo se dirigiese por sí solo. Yo no era consciente de mis actos. Solo iba. No sabía como evitarlo.

Hasta que después de lo que pareció un eternidad volví a verla. Y el simple hecho de ver su rostro, de escuchar su risa a la distancia encendió en mi una chispa que nunca antes había sentido. Quería más de ella. Quería saber su nombre, sus gustos, quería conocer su voz y sentir el tacto de su mano en la mía. 

Y eso se convirtió en mi rutina. Ya no iba todos los días, pero trataba de pasar lo más seguido posible por ese lugar, solo para intentar cruzarmela. 

Casi todos los sábados y jueves me hallaba presente. Como cumpliendo una promesa silenciosa con alguien que ni siquiera me conocía. Pero no podía evitarlo, deseaba verla. 

Los días que lograba encontrarla perdida entre la multitud, eran mis días favoritos. 

En silencio la observaba y sonreía cada vez que ella lo hacía. 

Verla, aunque sea a la distancia, hacía mi vida mucho más feliz. Ella no lo sabía pero su mera existencia me hacía feliz. 

¿Qué pensaría de saberlo? De seguro creería que soy un loco, un demente. Y terminaría asustada de mi. 


Y así pasaron los meses.

Ella sin conocerme, y yo esperando por ella.


Y todo eso es lo que me trajo hoy a este lugar. Y es por ello que me encuentro acá con Christian hace más de dos horas. 

Pero mi amigo ya ha terminado su comida y desea irse. Y con todo el pesar del mundo, acepto marcharme con él, ya que necesita que lo acompañe a casa de su madre a buscar unas cosas.


-Vamos Joan - insiste Christian al ver que no me levanto de mi sitio, sino que sigo allí mirando a la chica de mis sueños en la lejanía.

-¿He? - murmuro y luego despabilo sacudiendo mi cabeza, y así alejándola de mi mente - ah, si, vamos - le contesto levantándome al fin.


Una hora más tardes nos encontramos frente a la casa que Teresa, la madre de Christian, comparte con el padrastro de este. Y dicho sea, con él que no se lleva nada bien, motivo por el que no vive ahí.


-Chris - grita alguien a nuestra derecha. Y vemos que es la hermana pequeña de mi amigo que viene corriendo hacia nosotros - ¿Ya te ibas?

-Hola pequeña. No, recién llego a por mis cosas - le contesta, mientras le acaricia la cabeza de manera no tan delicada. A lo que ella se queja por ser despeinada. Y luego me mira y se acerca a saludarme con un beso en la mejilla. 

-¿Qué tal te va Daph? - le respondo sonriente a su pequeño hola. 

-Bien - dice y veo que se muere por seguir hablando, pero se muerde el labio para evitarlo. Su hermano ríe por esto, él sabe tanto como yo lo que quiere decir, o más bien, preguntar.

-Por si te lo estas preguntando hermanita - empieza Christian y va ensanchando su sonrisa burlona a medida que habla, con lo que yo empiezo a reír, sin poder evitarlo - Liam no va a venir.

-No me lo estaba preguntando - le responde esta enojada, y claramente avergonzada - Y por si te lo estás preguntando, papá está en la casa - y esto hace que mi amigo pierda todo su sentido del humor. Y así nomas, con una simple oración el ambiente se torna sombrío. 

-¿No debería estar trabajando? - sus palabras salen en un tono mucho más duro que el habitual.

-Le han dado el día libre, eso fue lo que me dijo mamá ayer.

-Vale. Cojo mis cosas rápido y me marcho - sentencia mientras camina hacia la casa.


Y así lo hacemos. Agarramos las cajas que Christian ya tenía preparadas en su antiguo cuarto y nos marchamos de ahí casi como unos ladrones. Sigilosos y cautelosos, tratando de evitar al dueño de la casa. 




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N/D: Hola, los invito a pasar por mi historia corta de Romance.

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Querido profesor: ...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora