Jueves 13 de Julio de 2017:
Al entrar al salón, pidió a todos que guardaran silencio y se colocasen en grupos de a cuatro. Miró el desorden que se armó al instante en que dijo eso, todos iban de un lado a otro, o gritaban buscando a sus compañeros para formar grupos. Le estresaba tanto que sean así. ¿Por qué los adolescentes necesitaban ser tan revoltosos? ¿No podían hacer las cosas con calma?
Cuando todos estuvieron divididos en rondas de a cuatro, pasó grupo por grupo repartiendo los trabajos. Miró unos segundos de más a Alya al entregarle su hoja, pero ella ni se inmutó. Pareció ignorarlo totalmente. Eso lo confundió un poco, esperaba que ella estuviese nerviosa por su persistente mirada.
Al terminar de entregar la última de las hojas, se fue a sentar a su lugar, y abrió el cajón esperando encontrar la carta. Y nada. Revolvió el diminuto cajón, casi desesperado y no, allí no había ninguna carta. Levantó la vista hasta Alya y se la quedó mirando. ¿Acaso ella no era la chica de las notas? Eso no podía ser, estaba seguro que era ella, la había visto ahí.
¿Y Sí ella no era su admiradora, que hacía hoy en el escritorio?
Obtuvo la respuesta a esto un rato más tarde, al percatarse de su escritura en la pizarra, era un tonto. Ella solo había estado hay buscando unas tizas.
Era tonto y se estaba volviendo un total paranoico.
¿Y si ella era la chica de las cartas? ¿Qué pensaba hacer? ¿Qué le iba a decir? Lo debatió mentalmente durante un rato, y no halló respuesta alguna. Lo único que logró sacar de su mente, lo asustó.
Él deseaba que ella sea su chica de las cartas.
La idea lo hizo estremecerse por completo, y luego la apartó de su mente.
No era ella.
Liam se encontraba tan perdido en sí, que no fue capaz de percatarse de la mirada enamorada de Alya en él. Pero una de sus compañeras si, Daphne quién también estaba enamorada de él, así que no quería a esa niña mimada de competencia haciéndole ojitos a su profesor...
Lunes 24 de Julio de 2017:
Algunos días pasaron desde que había visto a Alya Cooper hurgando en su escritorio y aún no lograba quitarse ese hecho de la mente. Ni sus tan deseadas vacaciones de invierno lograban hacerlo olvidarla.
El día luego de verla en su escritorio, esperó con impaciencia recibir una nota y nada. La nota nunca llegó, y las vacaciones dieron su inicio.
Tenía que esperar para ver como iba a continuar todo.
¿Será que era ella y se dio cuenta de que la había descubierto? ¿No iba a escribirle más?
En un principio, pensó que eso era lo que quería, que su escritor ya no lo molestara, pero ahora ya no estaba tan seguro. Y eso lo frustraba.
Pero era tiempo de olvidarse de ella, si es que era una ella. Ya no estaba seguro de nada. Ahora tenía que preocuparse de su hermano, quien luego de tanto tiempo se había ido de la casa sin avisar. Solo había dejado una nota. Parecía que ahora las notas eran cosa habitual en su vida. ¿Lo habría hecho apropósito para joderlo?
"Gracias por alojarme, pero ya encontré una cama
a la que ir para no estar más en su sillón.
Pratt"
¿Así nomas se iba? Sin decir a donde, sin despedirse. Lo menos que merecían era un gracias en persona, ya que se había quedado muchísimo tiempo y hasta les comía su comida. ¿Por qué siempre tenía que ser tan imbécil? ¿Por qué Pratt no podía ser un poco más amable, más humano?
Cuando Joan viese esa nota, era capaz de buscarlo para golpearlo. Así que lo mejor era decirle que Pratt ya le había avisado hacía días que iba a marcharse, y el había olvidado comentárselo.
Lo menos que podía hacer ahora, era descubrir a donde había ido su hermano. ¿Habría vuelto con su novia? Mmm, no lo creía, sino hubiese alardeado de eso. De que todas volvían a él.
Lo mejor era mandarle un mensaje.
*WhatsApp*
Liam: ¿A dónde te fuiste?
...
Las horas pasaron, Joan volvió a casa y al enterarse de su partida casi salta de alegría; una sonrisa se pegó en el rostro de su amigo, y no se marchó de ahí en ningún momento; pero su hermano no le contestó el mensaje, así que simplemente se fue a dormir, esperando tener una respuesta al día siguiente.
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Querido profesor: ...
Teen FictionLiam es un joven de 27 años, es profesor de lengua y literatura, lleva una vida ordinaria y ha sufrido por amor como cualquier otra persona. No hay nada extravagante en su vida. Él comparte piso con su amigo de la infancia, Joan y tiene un hermano p...