CAPÍTULO 2

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... Dios era él de verdad era él, jamás pensé que en el primer día vendría a mi salón.

-¿Cómo se llamará? -pensé sonrojandome otra vez, a la vez que tragaba saliva.

Pude ver que él le decía algo a su amigo, aunque no pude escuchar ya que fue un susurro.

Pude ver que él me miraba con una sonrisa traviesa y coqueta como si ya supiese que el tan solo verle me ponía nerviosa y me sonrojaba.

Su amigo y él pasaron y le comentaron algo a la miss. Después de eso ellos se salieron no sin antes ver si le estaba mirando, y si le estaba mirando, ¡mierda!, no podía evitarlo, es que simplemente no podía era...

-Megan.

-¿Ah?, mandé miss -dije al escuchar mi nombre.

-Po... ¿Te sientes mal?, ¿Estás enferma?, ¿Tienes fiebre?. -me pregunto al ver mis mejillas rojitas.

-No. -¡Mierda, Mierda! pensé al escuchar sus preguntas.

-Bueno, ¿Podrías salir un momento con tus compañeros?, quieren hablar contigo, por favor -me dijo con una enorme sonrisa es su rostro.

¡Vale verga la vida! pensé poniéndome más roja de lo que ya estaba.

-S-si miss -dije al cabo de unos segundos después de su pregunta.

Oscar me miró y pudo verme rojita y nerviosa, le mire y le di una sonrisa tonta, él me la devolvió..., claro no fue tonta.

Salí del salón pero no había nadie.

-¿Hola? -dije tartamudeando.

Me abrace a mi misma ya que sentía escalofríos. Apreté los labios al ver que seguía sin haber alguien.

Después de unos segundos me di la vuelta destinada a entrar a mi aula hasta que sentí alguien tomar mi mano con fuerza.

-¿En serio te vas a ir y dejarme plantado? - me preguntó alguien con una voz traviesa y coqueta.

-¿Q-qué?, ¿Por qué te deja... -dije mientras quitaba mi mano de la esa persona y me daba la vuelta.

¡Puta vida!, era él, ¿¡Por qué tenía que ser él!? no cabe duda que la vida me odia.

-¿Por qué te quedas callada?, ¿Te mordiste la lengua? - me dijo burlándose de mi.

-¿Por qué te daría explicaciones? trate de defenderme.

-¿No lo se? tú dime

-No te daría explicaciones nunca, además ni siquiera te conozco... -le dije algo nerviosa sin verle a la cara.

-Pero bien que te gusto, además, ¿Por qué no me miras a la cara y me lo dices? - lo dijo muy seguro.
¿¡Cómo diablos sabía que me gustaba a caso había sido tan obvia!?

-¿Qué te hace pensar que me gustas? -dije dudosa.

-Además si te miro a los ojos o no, ¡Ese no es tú problema! -le dije tratando de que me dejase en paz.

Él agarró mi cara haciendole mirarle a los ojos, mientras que su otra mano agarraba mi cintura acorralándome en un poste que se encontraba en el pasillo.

-¿Q-Qué estas haciendo? dije asustada mientras apretaba los labios.

-¿Por qué?, ¿Acaso te pongo nerviosa? -me preguntó tratando de ponerme más nerviosa.

-No te asustes sólo quiero decirte mi nombre ya que no puedes evitar que te interesa saberlo -me dijo mientras acariciaba mi mejilla.

-¿¡Q-Q-Qué? dije mientras mientras ponía mi mano en su pecho para poder alejarle.

Una Marca PersonalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora