CAPÍTULO 7

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... ¡Nicolás!, Nicolás estaba sentado en mi cama

-¿Co-cómo entraste a mí habitación?  -pregunte asustada, Kendall todavía me tenía en sus brazos y Nico solo veía el como me sostenía y mi cara raspada.

-Sientala en su cama.  -dijo Nico mirando a Kendall mientras se levantaba de la cama con el ceño fruncido.

Kendall me sentó en la cama con cuidado a manera de que me sintiera cómoda, Nicolás se volteó viendo hacía la puerta acariciando su barbilla mordiendo la mitad de su labio inferior.

Nico se percato de que Kendall me había puesto cómoda en mi cama, rápido volteó y después de un suspiro dijo con tranquilidad.

-Tenemos que hablar.

-¿Por qué hablaría con mi supuesto mejor amigo cuando besa a la chica que tanto amo?  -respondió Kendall con las manos hechas puños.

-Kendall no aquí, hablemos...  -dijo Nico con un poco de tranquilidad, sus ojos estaban clavados en los míos su mirada me hacía sentir escalofríos en todo mi cuerpo, su mirada era irresistible, así que tuve que desviar la mirada.

-No Nico, tú me has decepcionado, me has traicionado ya no puedo confiar en ti, ¡Te di mi confianza, te dije el nombre de la persona que amo!, ¿Y qué haces?, la buscas, ¡La lastimas para luego besarla!...  -Kendall no pudo contener su coraje, así que le grito mientras con su mano extendida me señalaba.

Nico se quedo callado, las palabras de Kendall estaban justificadas, Nico lo había traicionado.

Los dos actuaban como su yo no estuviera, el ambiente estaba muy tenso, yo sólo quería llorar y descansar, quería estar sola.

-¡Ya basta!, dejen de actuar como si no estuviera yo aquí.  -dije con mis manos en puños y mi ceño fruncido.

-Pero... Megan.  -dijo Kendall.

-Sólo... retirense de mi habitación, por favor.  -dije mirando a Nico con dolor.

Nicolás tomo del brazo a Kendall y él asintió con la cabeza al escuchar lo que pedía, ambos salieron, me recoste sobre la cama, mis lágrimas empezaron a brotar de mis ojos. ¿Por qué me lastima?, ¿Por qué tenía que querer a Nicolás y no a Kendall?, ¿Por qué?, ¿Por qué?

Las lágrimas dejaron de brotar de mis ojos, pues me quede dormida de tanto llorar, me dormí con el uniforme.

Se escuchó como una puerta se abrió, pero no me moví para saber quien era, tampoco encendí la luz, solo oía como se acercaba a mí, pero antes de llegar se detuvo, luego se dirigió a mi escritorio, se escucho como colocaba varias cosas en ella, de la nada ya no se oía nada. Alguien se acerco a mí, lo supe por el abundante olor a loción, era una loción dulzón, pero no empalagoso, ese olor me parecía  familiar sabía que alguien con quien estuve correspondía a ese aroma tan encantador.

Sentí como alguien se sentó sobre mi cama su respiración estaba acelerada una toalla paso por mi mejilla que se encontraba lástima, yo gemí de dolor y él paro, me gire para ver quien era pero no se veía nada, quise encender la luz pero él no me permitió, mire mi reloj, 12:00 a.m., nuevamente sentí la toalla húmeda sobre mi mejilla pero esta vez no me dolió, acarició mi mejilla para después depositar un beso tierno en ella, se separó y coloco una pomada, con dos dedos colocaba la pomada en mi herida, su mano temblaba pude sentirlo, tome su mano y le di las gracias, no pude ver su reacción pero pude imaginar que sonrió, retiro su mano de mi rostro y se levantó de la cama, caminó hasta llagar y sentarse en donde se encontraban mis pies, tomó mi pie lastimado, me dolió un poco pero no me queje, puso sus dedos sobre mi tobillo a la vez que colocaba la pomada, con sus dos manos sobo mi tobillo, haciendo esto retire mi pie de sus manos, el dolor era insoportable, volvió a tomar mi pie y siguió sobando, para ya no quitarlo me senté puse mi mano sobre la suya me incline hacia mi pie y lágrimas rodaron sobre nuestras manos, se percató de mi dolor y con el contrario de su mano limpió mis lágrimas me recoste otra vez y él siguió sobando por unos minutos más, de una de las bolsas de su pantalón sacó una venda y vendo mi pie.

Se levanto de la cama y beso mi frente, camino rumbo a la puerta y salió durante unos minutos estuve recostada un rato, hasta que él apareció nuevamente, en sus manos parecía llevar una taza de té, se sentó nuevamente a mi lado, estiro su mano y yo hice lo mismo, recibí la taza y le di un sorbo, él subió a mi cama, me abrazo colocando mi cabeza en su pecho, su mano derecha poniéndola en mi cabeza y la izquierda en mi brazo derecho. Se quedo así hasta terminará mi té. Estire un poco mi mano haciéndole saber que  había terminado, sintió mi mano en su pecho y recibió la taza, su pecho estaba duro aunque no sabía quien era, se levanto de la cama y dejo la taza en mi escritorio, al volver a sentarse en mi cama me abrazo y caímos recostados en ella mi espalda estaba en su abdomen y mi cabeza debajo de la suya, sus manos estaban alrededor de mi estómago con sus manos entrelazadas, esa loción abundante y dulzón me ahogaba pero no me molestaba, así estubimos un buen rato, me quede dormida un rato, pero dejaba de oler esa loción dulzona, al despertarme todavía me tenía entre sus brazos, pero, ¿Quién era la persona que me estaba abrazando?, sentí como sus manos abandonaron mi abdomen y se levanto, yo trate de hacer lo mismo, pero al intentarlo él me volvió a tomar de mi estómago y me volvió a abrazar, sentí un pequeño beso en mi mejilla que me dio un pequeño cosquilleo pero no me moví solo salió una sonrisa de mi rostro.

Una de sus manos abandonó mi abdomen para empezar a acariciar mi cabello, mi cabello era largo un poco lacio pero no por completo una cuarta parte de ella era ondulada, era un ondulamiento hermoso mi cabello tenía dos colores uno castaño obscuro y el otro era castaño pero le hacía ver como un poco rojizo en el sol, después de acariciar mi cabello me giro de modo a que quede de frente, al momento de voltearme se apartó un poco, no duramos estando así.

En tan poco tiempo sus manos se colocaron sobre mis hombros poniendo me boca arriba, se puso sobre mí yo empecé a temblar, tenía miedo de que algo me pasará, pero no me hizo nada hasta que...

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