Capitulo 2

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Tarde en salir del maldito lugar que nos separaba unos diez minutos. Estoy empezando a odiar este sitio. Les comenté a mis amigos lo que había pasado. El sentimiento que tenia en el momento antes de cruzar. Estaba segura que algo o alguien estaba detrás de mi. Estaba vivo por que su aliento no era gélido, sino cálido.

- No vas a conseguir asustarnos. Que tu seas una cobarde no quiere decir que todos los demás lo seamos. -Mike me recriminó lo dicho con sorna. -Continuemos, ya hemos perdido mucho tiempo.-

Todos los demás asintieron y siguieron al chico. Todos ellos estaban asustados, estoy segura, pero que no lo mostraran era por culpa de Mike, por que saben que si lo dicen él se burlará de ellos. Pero,¿Quién dice que Mike no esté asustado también? El cambio de expresión en su rostro cuando les conté lo sucedido fue notorio, que él no lo quiera admitir es otra cosa muy distinta. Nunca lo admitirá, es muy orgulloso para ello. Alguien le tiene que enseñar que, de vez en cuando, tragarse el orgullo está bien, que no te va a pasar nada por que lo hagas un par de veces. Aunque todos nosotros deberíamos callarnos en este sentido, ya que, todos estamos aquí por eso.

No tardamos mucho en volver a llegar a la hall del sanatorio, y hasta ese entonces no había vuelto a sentir la extraña presencia que momentos antes había estado detrás de mi cuerpo. Todos coincidimos que ahora el lugar parecía más oscuro que antes. Solo había pasado una hora desde que subimos y bajamos las plantas del edificio. No estuvimos mas por miedo. Sarah, que hasta este entonces se había mantenido en silencio, nos suplicó por favor que nos marcháramos ya, que era mucho tiempo y que habíamos comprobado que no había nada. Mike, como siempre, sigue en sus trece y está encaprichado en buscar la maldita capilla. Así que, con este pensamiento, salimos al exterior a investigar, con la porquería de luz que teníamos, los alrededores para ver si encontrábamos de una vez por todas la maldita capilla y hacer la condenada ouija que tanto querían.

Esto parecía una pesadilla. Estábamos inmersos en un bosque, no precisamente bonito. La luz de la luna alumbraba tenuemente el ambiente. Solo se oía nuestra respiración, nuestros pasos y el sonido de los animales. Los búhos “cantaban” su melodía en los arboles. Arboles para nada bonitos. Éstos eran altos y de tronco fino, de un color muy oscuro, quizás por ser de noche. Las ramas eran largas, delgadas y puntiagudas. Algunas estaban rectas, otras se retorican en un baile la mar de grotesco. La luz de la linterna solo nos alumbraba un pequeño redondel bajo nuestros pies que solo nos dejaba ver que el suelo se componía solo de tierra seca y ramas, es por ello que hacíamos tanto ruido al andar.

Un grito me saco de mis pensamientos. Mike se había adelantado y por lo visto ya había encontrado esa “estupenda” capilla. Nos acercamos todos juntos hasta donde se encontraba Mike de pie, con su bonita cara llena de orgullo de si mismo. No titubeo al momento de abrir las grandes puertas, y en ese instante un olor a podrido penetro en mis fosas nasales. Tan nauseabundo era ese olor que no pude reprimir una arcada, que solo quedó en eso, en una arcada. Paul se acercó para comprobar si estaba bien y me dio un poco de su agua, la cual agradecí. Entramos todos y entonces entendimos el olor a muerto, nunca mejor dicho. La estancia estaba llena de cadáveres de animales, tales como gatos, perros, pájaros hasta cabras. Había sangre seca por el suelo, las paredes estaban manchadas y húmedas y todo estaba lleno de polvo. La madera del altar estaba podrida y el pequeño banco que se supone debería estar delante de dicho altar, se encontraba hecho pedazos esparcidos por toda la habitación.

- Mirar esto, ¡Es perfecto para lo que queremos hacer!. - la ilusión de Mike crecía por momentos. Nos acercamos a donde estaba él, el centro de la habitación y allí en el suelo, pintado, había un pentagrama de esos demoníacos. -Por lo visto no somos los únicos que venimos a hacer esto aquí-

- ¿Tú eres tonto o eres tonto? ¿No sabes que cojones es eso?- pregunté con fina ironía. - Eso querido amigo de grupo, es un puñetero pentagrama del demonio. Esto se utiliza para rituales satánicos y sacrificios no para hacer una mierda de ouija como la que quieres hacer tú- ahora si que comenzaba a estar asustada. - Deberíamos irnos. Esto escapa a lo que tú puedas llegar a entender con tu cabeza hueca-

Mike me miró y después miró al grupo. En el fondo todos pensábamos lo mismo pero ninguno, a parte de mi, se atrevió decir nada. Esto escapa a nuestra comprensión y las consecuencias pueden ser funestas si no sabemos parar a tiempo este jueguecito. Nunca había hecho una ouija antes, asi que no puedo decir si es verdad o si es mentira, pero el ambiente comenzaba a cargarse y notaba que algo raro pasaba. La atmósfera se volvió pesada de repente, ¿O quizás fuera mi agobio?

- Seguiremos con esto. No me demostréis que sois los mas cobardes de toda la universidad. Ya somos mayorcitos para saber lo que está bien y lo que está mal, y todos habéis venido por vuestro propio pie. Nadie os ha obligado, nadie os ha puesto una pistola en la cabeza para que me acompañarais. - Mike sabia que decir en estos momentos. Aquí vuelve su característica mas sobresaliente: la manipulación.

- Es cierto chicos, quizás sea divertido. ¿Por qué no lo intentamos?- nos animó Paul a continuar, aunque ninguno de nosotros se encontrase demasiado cómodo con la situación.

Por cierto, no me he presentado. Soy Rachel, tengo veinte años. No soy muy alta, pero tampoco soy muy bajita. Mi color de pelo es castaño claro, media melena y mis ojos azul claro. No estoy delgada, pero tampoco estoy rellenita, quizás en mi justa medida. Estoy en la universidad estudiando criptologia, y por ahora no me puedo quejar de mi vida. No tengo pareja, pero tampoco la busco. Como decirlo, me reservo para alguien especial. Ñoñerias de mujeres, ya sabéis.

Acabamos sentándonos en el círculo dibujado en el suelo. Mike sacó de su mochila el tablero que utilizaremos para invocar a los tan ansiados espíritus. Lo que es cierto es que la ouija que trajo era preciosa. Era de madera de roble, de color oscuro, con unas letras preciosas de color dorado y con grabaciones y dibujos del mismo color. La aguja del tablero, era también de la misma madera y del mismo color. En su centro poseía una lente aumentativa quizás para ver a través de ella las letras del tablero. Además la aguja estaba adornada también con motivos dorados y un pequeño remache dorado en la punta. Encendimos unas velas cerca del tablero para que lo iluminara. Entonces comenzó Mike.

- Somos gente humilde, la cual quiere entablar relación con el más allá. Preferiríamos alguien bueno y honrado para hablar puesto que... - se que Mike siguió hablando pero ya no me pude concentrar en lo que él decía. Volvía a sentir esa presencia mucho mas cercana que antes. - Y ahora juntemos nuestros dedos indice en la aguja y esperemos una respuesta. - obedecimos las indicaciones de Mike sin rechistar, pero no pasó nada.

Estuvimos un buen rato así, hasta que Mike se cansó y retiró el dedo de la aguja rompiendo el círculo. La puerta que antes manteníamos abierta se cerró de golpe. No podia haber sido la corriente puesto que no la sentimos al entrar por lo que pensamos que no había. Las velas perdieron su llama y quedamos a oscuras. Pero por poco tiempo.

- Y, ¿Por qué me has llamado bella mortal?- al finalizar sus palabras las velas comenzaron a prenderse de nuevo, dejando ver nuestras caras aterradas y nuestros cuerpos paralizados por el miedo.

En ese instante también vimos una figura masculina en las sombras, bastante alta y bien proporcionada que miraba en mi dirección. Mejor dicho, me miraba a mí.

- ¿Me responderás? - formuló la pregunta a mi persona y enmudecí.

Esto no puede estar pasándome a mi.

You're my demonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora