Capítulo 13.

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Aún seguia pensando en lo que había dicho Puppeteer, no entendía no comprendía nada de lo que secedia, sentía que no debía confiar en nadie ni en si misma aunque no quería que el miedo la alcanzara no encontraba otra opción más que mantenerse aislada de todo y de todos, aquella noche con offenderman fue la primera y la última y solo eso hizo que las palabras de Puppeteer fueran ciertas, solo una más.
Celestine se levantó de su asiento dirigiéndose a la salida.

—¿A dónde irás? ¿Te acompaño?—Helen iba detrás de ella.

—No, estaré bien, no le digas a nadie que me viste.

—¿Por qué te ocultas? Hace semanas que te aislaste de todos, por casualidad te pude encontrar.

—No importa, voy a volver solamente dame tiempo.

—Celestine, puedes decir que te pasa—Aquel dejó de seguirla, y ella se detuvo.

—Solo no digas que me viste, por favor Helen.

—De acuerdo—Aquel suspiró—Pero soy tu amigo, puedes confiar en mi en lo que desees.

—¿me consideras tu amiga?

—Por supuesto que te considero mi amiga.

Hace semanas que no los veía tuve que alejarse de ellos para cuidar su mente pero no por ellos, sino por si misma, si estaba ahí solo sus dudas aumentaban y sobre todo lo que era real y lo que no.
Las pesadillas seguían y aumentaban, y cada vez que despertaba tenía marcas en brazos y pecho. Pero lo que más le dolía era su amigo, aquella voz de su mente ya no estaba.

Puppeteer iba a "visitar" dos veces a la semana, solamente para torturarla psicológicamente, pero aún así ella le tomó aquello llamado aprecio, le ayuda un poco, haciéndola ver la realidad de una forma extraña pero era la verdad después de todo, aunque la lastimaba.

Estaba en un lugar bastante alejado de la cuidad, y por casualidad Bloody Painter la encontró, aún así hablaron un poco, los extrañaba demasiado.

Celestine estaba en su antigua casa, seguía igual, tantos recuerdos, tenia que admitir que de vez en cuando extrañaba un poco a sus padres. Fue dónde era su habitación, comenzó a quitarse la ropa que tenía, mirando las marcas, cicatrices, golpes, aún no sabia el por que los hematomas, pareciera que la golpearan cada vez que ella dormía.

—Al fin dejaste de hablar con Painter, se te hizo tarde.

—¡Puppeteer! No puedes esperar a que termine de cambiarme?!—Gritó mientas se ponía una camisa cualquiera, con tal de taparse.

—Niña ya deja de quejarte por todo, ya sabes que te sigo por todas partes

—Sí, pero es incómodo, ¿y por qué me sigues? Ni que fuera tan interesante.

—Eres muy interesante, más de lo que piensas, pero aún no te diré del por qué te sigo, y para qué te quiero.

—Entonces deja de torturarme psicológicamente y ve a otra parte—Reprochó mientras se sentó en la cama y aún mentenia la mirada en él.

—O sea que me estas dejando, por así decirlo—Dijo con sarcasmo—Me rompes el corazón.

—Sí, ya deja de molestarme.

—Yo puedo hacer lo que quiera contigo—Lentamente se acercó a ella—Hasta puedo matarte.

—¡Ja! Entonces puedes hacerlo, no te tengo miedo, y mucho menos a la muerte, eso es lo que estuve esperando por años.

—Lamentablemente tendrás que esperar, a no ser que me saques de quicio y decida ponerte un fin.

—¿Y cuánto tardará eso? Espero que no mucho.

Sick for you (offenderman y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora