Prólogo

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-¿Dipper Pines?

-¿Que?

-Necesito saber porqué lo hiciste, no has hablado desde tu retención y en el juicio apenas hablaste.

El castaño sonrió con cinismo al médico que le atendía, él sabía perfectamente el motivo por el cual hizo lo que hizo y no había necesidad de compartirlo.

-Mis motivos los tendré yo, usted saque la conclusión que quiera, después de todo ya me tienen encerrado.

El médico suspiro con pesadez y salio de aquella habitación completamente blanca con paredes acolchonadas.

Al llegar a su oficina miro con detenimiento el expediente médico que estaba encima de su escritorio.

Nombre del paciente: Dipper Pines.

Edad: 16 años.

Residencia de origen: Piedmond, California.

Residencia actual: Piedmond, California.

Motivo de retención: Asesinato en segundo grado.

Tipo de desorden: Desconocido

Tiempo de estancia: Desconocido.

Cerro el expediente y lo tiro sin mucho cuidado dentro de un cajón junto con otros expedientes.
Le costaba creer que ese chico, pareciendo tan pacifico había sido capaz de asesinar a un par de compañeros de colegio. Simplemente impresionante pensó él.

Al recostarse en su silla algo se le vino a la mente; si no mal recordaba el Pines no había matado a aquellos chicos solo, según lo que las cámaras de seguridad habían captado otro chico lo ayudo a cargar los cuerpos y así mismo, enterrarlos.
Se sabia poco de él, pues nunca se logro identificar su rostro en las grabaciones y el Pines tampoco hablo sobre él.

-Un fantasma, se apareció y desapareció como alma que se lleva el diablo. Vaya cobarde.

Cerro los ojos con pesadez y dejo que el sueño lo consumiera sin prestar atención alguna a la ventana de su oficina, la cual estaba entreabierta.
Fuera de esta, un joven con capucha negra lo miraba fijamente, como si de esta manera pudiera absorber su alma. Una siniestra sonrisa se escapo de sus labios al ver las llaves de las celdas sobre la mesa.

Entro con sumo cuidado a la oficina y tomo las llaves.
Se había dispuesto a salir tranquilamente por donde había entrado, pero los gritos y golpes provenientes de los pasillos lo detuvieron. Hubo uno en especifico que le llamo la atención mas que cualquier otro sonido.

-Vaya, vaya- se dijo mientras una sínica sonrisa se escapaba de su boca y dejaba ver una hilera de dientes blancos- Huelo la sangre de un pequeño cobarde.

Dicho esto, salio tranquilamente por la puerta de la oficina y se encamino a las celdas.
Había cierto castaño con el cual tenia que hablar.

Wolf In Sheep's ClothingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora