Capitulo 8

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El día se había pasado rápido, más rápido de lo que a Dipper le hubiese gustado pues al salir de clases tendría que llegar directamente a la casa de sus amigos para ayudarlos, pues ambos estaban enfermos; después de eso, tendría que ir a su casa a atender a su hermana que también estaba enferma y para cerrar con broche de oro tendría una cita con Bill a las siete.
¡Que suerte!, ¿no?.

Cuando Dipper llegó al lugar donde vivían Star y Marco entró gracias a la llave que le habían dado los chicos por si se presentaba una emergencia. Al entrar pudo ver todo la sala de estar hecha un campo de guerra, habían platos sucios y ropa regada por doquier. Subió las escaleras en dirección al cuarto de la rubia, pudo verla en la cama con los ojos cerrados y cobijada hasta la cintura.

-¿Oh? Hola Dipper.- le saludó la rubia al notar la presencia del chico.

-Hola Star, ¿cómo te sientes?.- dijo mientras se sentaba al lado de la chica y sacaba unas medicinas de su mochila.

-De lo peor, ¿no se nota?.- preguntó tratando de sonar menos enferma de lo que estaba pero su voz era apenas audible y tenía las mejillas rojas, posiblemente por la gripe.

-Se nota a millas niña.- le revolvió el cabello para después pasarle una pastilla blanca y una botella de agua.- Bébela, te sentirás algo mejor.

-Esta bien, gracias Dipper.- le sonrió para luego beber la medicina.

Mientras Star bebía la medicina, Dipper había salido de su habitación para ir a la de Marco, sabía que estaría peor que Star así que se preparó y abrió la puerta.

Pudo ver a su amigo tirado boca abajo en el suelo y por un momento pensó que estaba muerto, hasta que lo escuchó quejarse.

-Marco.

-¿Dipper...?- habló el latino levantando levemente la cabeza con una expresión que demostraba que estaba abatido.

-Vuelve a la cama idiota, te pondrás aun peor.- dicho aquello cargó a su amigo a su cama y lo miró severo.- Te dije que no debían ir a ese puesto de comida rápida.

-Pero en ese lugar nunca se debe esperar...y tenía demasiada hambre.

-Estúpido, si no hay espera es porque la comida es tan mala que nadie piensa que vale la pena esperarla.

El latino sólo hundió su rostro en una almohada e ignoró al castaño.
Dipper suspiró ante la actitud de su amigo y sacó nuevamente la medicina que le había dado a la chica rubia, se las tendió e hizo que las tragara.

Luego de aquello bajó a la sala de estar para recoger un poco toda la basura de sus amigos; después de aquello, fue directo a la cocina para dejarles algo de comida pues era Viernes y los padres de Star sólo iban a verlos una vez cada quince días.

Cuando la comida estaba casi lista escuchó a los amigos bajar, babeando por lo bien que olía la comida.

-Oh vaya.- dijo el latino haciendo agua la boca.

-No habíamos tenido una comida decente en tanto tiempo.- dijo la rubia apoyándose en una silla.

-Me imagino que sólo han comido nachos y pizza.- les regañó el castaño sirviendo la comida en un plato para ambos chicos.

-¿Y qué se supone que comiéramos si no era eso?, estamos por nuestra cuenta Pines.- habló el latino con algo de comida en la boca.

-Solo digo que no los mataría aprender a cocinar, ¿saben?.

-En efecto, no nos matará pero si hará que la casa se queme por completo.- comentó la rubia de igual modo con comida en la boca.

-Como sea, tengo que irme se supone que tengo que cuidar a Mabel también y tengo que estar listo para las siete.- dijo mientras miraba su reloj y hacía una mueca.

Wolf In Sheep's ClothingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora