La chica triste

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Mis días de joven transcurrían con total tranquilidad hasta el momento en el cual comencé a sentirme en ambiente como nuevo estudiante de la universidad de La Rioja, tuve la oportunidad de estar fuera de casa, no quise estudiar en Buenos Aires ya que allí se encontraban mis padres, muy sobreprotectores; mi madre, me quería siempre cerca, supongo que quería que fuese pintor, científico o algo así, eso era lo que en el momento me imaginaba, ya que ninguna profesión a la que quisiera inclinarme le parecía lo bastante buena, decía que no debía ser machista y que la rudeza no era una de mis particularidades, gracias a mi padre que siempre trataba de mantenerla controlada pude aspirar a estudiar una carrera provechosa para el negocio, decidí estudiar contaduría y mi padre comprendió la naturaleza de mi interés de alejarme del dominio materno, sabía que tenía que salir de allí para independizarme y convencer a mi madre de que no estaría con ella para siempre, fue muy doloroso para ella dejarme ir con escasos dieciséis años, no obstante, siempre estaban muy pendientes de mi bienestar y mantenían económicamente la comodidad y el estatus al cual siempre estuve acostumbrado en casa. Igual, al final resultó bien irme de casa, poco tiempo después me enteré de que mi madre se encontraba embarazada, definitivamente no soporta el hecho de no tener alguien a quien proteger en todo momento.

Comencé a vivir en el campus universitario y me hice de muchos amigos, algunos, mucho más avanzados que yo, que apenas acababa de llegar, eso me hizo las cosas más fáciles para conocer gente buena y estar en todos los eventos importantes, en ese momento tenía mucho más interés en tener libertad y en disfrutar que en estudiar, sin embargo no descuidé mis deberes, de ello dependía mi estadía y comodidades. Al poco tiempo recibí la visita de mis padres y me sorprendieron con un vehículo nuevo de regalo para mí, creo que esto fue más idea de mi madre por motivos de seguridad,  pero estoy seguro de que el modelo y color lo escogió mi padre, fue lo mejor, esto hizo que mi estatus subiera como burbujas.

La impresión que tuve al ver este magnífico vehículo fue suprema, era un Honda Fit de cuatro puertas, color rojo fuego, con un diseño aerodinámico explosivo, los rines, los faros, las butacas, todo nuevo, muy asombroso, estoy seguro de que tendría cientos de chicas tras mis pasos gracias a este bebé, y así fue, no había un fin de semana en el cual no tuviese compañía femenina, las fiestas, las reuniones, era una locura, era la gloria. A pesar de mi complexión física no muy atlética, se puede decir que no había mujer que se resistiera a todo lo que representaba estar cerca de Orestes Sáenz Valiente.

En una mañana cualquiera, me encontraba en compañía de algunos amigos, entre ellos Mario y Frederick, estaban en el equipo de futbol y me estaban ayudando para las audiciones para poder ser parte del equipo, todo iba a pedir de manos hasta que pude ver caminar por los pasillos a una joven que me parecía conocida de algún lugar, no lograba dar pié con bola en el asunto y lo dejé pasar, días después recibí una llamada de la tía Margaret, de Catamarca, con quien pasé una temporada en la cuál mis padres tuvieron una separación temporal, allí asistí a la escuela durante un período y recordé a esta misteriosa chica, Elena, la chica callada de la escuela, algunos le decían la chica triste, estudiaba en esa escuela en donde estuve durante un año y nunca me dirigió la palabra, la verdad lucía muy bien, sus ojos avellana en contraste con su piel clara, tan blanca que parecía transparente, su cabello totalmente negro y largo la hacían lucir como una princesa japonesa. Esa curiosidad que sentía hacia ella en la niñez, nació nuevamente, quería descubrir si esa actitud impenetrable seguía de igual forma, se encontraba muy lejos de casa, tal vez si se ha vuelto una chica audaz.

Me acerqué a Elena después de varios días de observación, pude notar que seguía siendo una chica solitaria, cosa que en parte me facilitaba las cosas, ya que no tendría obstáculos ni competencias, por otra parte tendría que arriesgarme sin antes indagar un poco con otras personas acerca de su personalidad, conseguí conocer que también vivía en el campus, y que todo lo que hacía era estudiar, esta chica no tenía vida social, no sabía nada de nada, sería un reto para mí, definitivamente. Para acercarme ideé una táctica, tal como en los combates de guerras, como lo hacen los grandes estrategas, me cerqué a hablar con ella durante el almuerzo, fingiendo ser alguien parecido a ella, ya que las cosas que le gustan a la mayoría de las chicas a ella parecen no importarle, así me convertí en un tonto muchacho, sometido y con enormes valores religiosos, al presentarme a ella, no me reconoció en un principio pero luego recordó haberme conocido en su pueblo natal y al parecer se sintió algo aliviada, muy bien, esto está comenzando muy bien.

Comencé a frecuentarla durante los almuerzos y a cambiar un poco mi manera de vestir para mantener la fachada, en una oportunidad intenté hablarle acerca de una fiesta a la cual estaba invitado, iba mucha gente influyente y quería ver si podía impresionarla con ello, sin embargo, parece que no le importó en absoluto ese tema, demostró total indiferencia.

__Como te decía, parece que va a ser una reunión bastante buena, en casa de uno de los miembros del equipo de futbol, un tal Mario, parece que sus padres le dejaron la casa solo para él durante todo el fin de semana y se ve bastante prometedor – Dije bastante animado para intentar despertar su interés.

__¿Y cómo fue que te invitaron, o es que piensas ir colado? – Preguntó sin mucho interés, haciendo una mueca que demostraba una mezcla de duda y desagrado.

__Creo que me invitaron por cortesía, a veces ayudo a esos chicos a estudiar y… bien, aquí están los resultados.

Esa era la oportunidad para llevar a feliz término mi trabajado plan, la verdad he invertido mucho tiempo y esfuerzo en esto, y no he frecuentado a ninguna chica últimamente esperando los frutos de este teatro. La fiesta es parte del plan, por supuesto que mis amigos saben al respecto, no se explican por qué hago todo esto pero, definitivamente les parece muy divertido, hasta me han ayudado a fingir que los ayudo en clases para poder mostrarle esa fachada a Elena, solo tengo que convencerla de asistir a esa fiesta.

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