Capítulo XXIV

70 7 0
                                    

Ya no quería recibir ni una carta más, ni una nota más. Ya no quería seguir con esa tontería.
Eso de extorsionarme no sabía hasta cual punto podía llegar, así que preferí sólo ignorar lo que recibía.
Cuando tomé ésta decisión no sabía si sería un error o algo bueno. Sólo lo hice porque no quería meterme en problemas.

Al día siguiente de la guerra de almohadas, desperté en un incómodo colchón que se encontraba en el piso de la sala de Liam.
A mi lado dormía él.
Estábamos durmiendo en la sala seguramente por el frío de la habitación. Aquí teníamos una chimenea que nos calentaba y allá solamente había un calefactor viejo que no andaba muy bien.
-Liam...- Susurré a su oído para despertarlo.
-Eh? Quién eres?- Dijo entredormido.
-Soy Candice. - Afirmé.
-Cómo?- Dijo sobresaltado.
-Sí, Liam. Me quedé a dormir aquí, no lo recuerdas?
-Ah, sí. Claro, lo había olvidado- Dijo mientras se ponía de pie.
-Ahora tengo que volver a mi casa- Dije con mi abrigo en mano.
-Y?
-...Prometiste acompañarme- Contesté.
-Ah, sí. Claro, lo había...
-Olvidado- Terminé la oración.
-Disculpas, lo último que me acuerdo fue la película que vimos anoche antes de dormir.
-La que vimos después de la guerra de almohadas?
-Sí, esa.
-Entonces los pochoclos tenían algo raro si solamente recuerdas eso- Dije entre risas.
Liam contestó con una sonrisa y luego salimos en dirección a mi casa.

Ya cuando íbamos por la esquina de su casa, un chico en una moto paró cerca nuestro.
-Candice eres tú?- Dijo el chico algo confundido.
-Si, te conozco?- Contesté.
-Lo dudo. Me enviaron a darte ésta carta- Dijo entregándome un sobre de color amarillo.
-Quiénes te la dieron?
-No conocía a nadie. Una mujer con un largo cabello oscuro me la dio. Iba seguida de dos o tres chicos de la misma edad de ustedes. Se veían peligrosos, así que acepté la propuesta e hice lo que me pedían, no quería que me pase nada malo.
-Gracias por la información. No temas, no te harán daño- Dije con una sonrisa, no muy segura de lo que decía.



Tinta RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora