XXXIV

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Mark nos guió hasta nuestra habitación. Era amplia y cómoda.
Annelise me sonrió estando sentada en su cama luego de que él se fuera.
-Qué sucede?- Pregunté intentando entender el porqué de su sonrisa.
-Nada, sólo es que me haces acordar a mi de pequeña.- Respondió ella con total sinceridad.- Siempre usaba mi brazalete de la suerte, y era muy parecido al tuyo; Un día se lo regalé a mi madre. Recuerdo ese día perfectamente, fue el último día que la vi.
-Por qué no la viste más?
-Ambas decidimos que era mejor para mí si vivía con la familia de mi padre. Ella era muy joven cuando yo nací, ni siquiera había terminado la preparatoria. En cambio, mi padre podría darme una buena infancia y educación. Pero debía aceptar vivir con él... Y lo hice.
-Muy bella historia- Respondí indiferente- pero ahora debes responderme algo.- Hice una pausa- ¿Por qué Mark me conoce desde que era una bebé?.
-Pues... Él te conoce porque...- No pudo terminar fue interrumpida por una llamada en su celular.

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