XXXIX

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Luego de llegar, un taxi nos llevó hacia aquel horrible lugar, donde pasaría un largo tiempo.
Nos dejó frente a los imponentes portones del reformatorio "Peace Jennings".

Era un viejo edificio, con pintura gastada y grandes ventanales. Daba el aspecto a un terrorífico lugar, y más tarde comprobaría que si lo era.

Peace Jennings era su fundadora y directora; era todo lo contrario a su nombre. Una persona malvada, cruel y odiada por sus presidiarias. Claramente, no era nada pacífica.

Cuando entramos vimos unas niñas subiendo al segundo piso, iban vestidas de blanco y caminaban con una muy recta postura. Hablaban en otro idioma, no podía entender lo que decían.
De pronto sentí como una mano tocaba mi hombro.

—Bienvenida —dijo Peace con una sonrisa siniestra en el momento en el que volteé.

Un escalofrío recorrío mi cuerpo al ver a aquella mujer, alta, robusta, tenía algunas canas y también arrugas alrededor de sus ojos. Tenía una mirada llena de odio.

[...]

Jennings nos guió hasta su oficina. Annelise tomó asiento y me indicó que también lo hiciera.

—Así que... —dijo la directora mientras revisaba unos archivos en sus carpetas— Tú eres Candice, no? —asentí sin hacer contacto visual— Código 0543, intento de homicidio —dijo anotando mis datos en una hoja.
—¿Qué? —exclamé atónita a lo que decía.
—...Una nueva asesina en el reformatorio! —contestó como si estuviera orgullosa de lo que yo había hecho.
—Lamento decirle, señora Jennings, que usted está muy equivocada. Yo jamás intenté asesinar a nadie, ni mucho menos soy una homicida; debería informarse mejor antes de hablar —finalicé desafiante al mismo tiempo que, estando de pie, apoyaba las palmas de las manos sobre el escritorio inclinándome hacia ella.
—Señorita —me corrigió—. Y le recomiendo que me trate con el respeto que merezco, o si no las cosas no le irán para nada bien. Además, tu propia hermana me informó de lo sucedido.
—¿Sarah? —sorprendida, me dejé caer sobre mi asiento— ¿Ella despertó?
—¿Sarah? ¿La que intentaste asesinar? No, ella no —hizo una pausa—. Fue Annelise.
Fijé mi mirada sobre ella sin entender, pero sólo se encogió de hombros y con sus manos me dio a entender que después me explicaría.
Solté un suspiro y hablé decidida.
—Está bien. Hagan lo que quieran conmigo, si parece que ya no tengo control sobre mi propia vida. Decidan por mí.
—Entonces, dejame decirte pequeña, que te doy la bienvenida oficial al reformatorio —contestó Peace con una sonrisa hipócrita.
—Gracias —dije antes de hacer una pausa—, pero recuerde, señorita, que usted está hablando con una homicida —finalicé con una mirada desafiante.

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Holas...
Amm...
Sé que esta vez tardé mucho (enserio, mucho) en actualizar.
Es que estuve leyendo unos consejos de como mejorar la escritura y practicando. Por eso tardé tanto, quería que quedara perfecto.
No creo haberlo logrado.
Igual espero que se note la diferencia(?)

Nos vemos en la próxima actualización.

(Soy mala para estas cosas)

Tinta RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora