Capítulo 9.

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A la hora del receso Hayley se fue con Dylan rumbo a la cafetería y se sentaron en una mesa del fondo.
—¿Quieres papas? —preguntó Dylan.
—¡Sí! A la francesa y con queso Chedar encima —contestó ella con una sonrisa.
—Vaya, me leíste el pensamiento Hayley
—Toma —le dio un par de billetes—. Yo pagaré la mitad
—No, está bien yo pago —sonrío.
—¡Por favor! —insistió ella.
—No Hayley... Yo pagaré esta vez y tú la siguiente
—Bueno —finalizó cediendo y guardando su dinero en su mochila.

Dylan se dirigió a la fila para comprar las papas.
Mientras Hayley lo esperaba, sacó su celular y vio la hora, ya habían pasado 5 minutos desde que comenzó el receso y no veía a Chris.

No dardo mucho y Dylan ya estaba de regreso con una bandeja que tenía un plato con las papas, y una lata de Coca Cola.

Aquí estoy —dijo sentándose enfrente de ella.
—¡Sí! Papas
—Bueno, empecemos

Comenzamos a comer las papas, mientras platicaban un rato.
—Dylan, se me antojó una malteada, ahora vengo —le dijo Hayley levantándose de su lugar.
—Claro, pero no tardes, sino no habrá papas

Le sonrió y luego se dirigió a la fila, para comprar su malteada.
En ese momento, escuchó unas risillas detrás de ella, volteó y vio que era Bridget con sus dos amigas, Leah y Jenny.
Susurraban entre ellas, reían y la veían, Hayely sólo trataba de ignorarlas.
Llegó su turno y pidió su malteada de vainilla, mientras las engreídas seguían riéndose a sus espaldas.
Le dieron su malteada, la pagó y comenzó a caminar hacia la mesa donde estaba Dylan.
Sintió que esas niñas la seguían y al voltearse comprobó que, en efecto, ahí estaban.
—Hayley, ¿ya viste lo bien que se la pasó Chris conmigo? —dijo burlona Bridget.
—Me parece bien, me alegra —respondí reprimiendo mis impulsos por golpearla aquí mismo.

Bridget comenzó a reír. De repente vio cuando Jenny le dijo "¡ya hazlo!".
Y lo siguiente que pasó, fue que la rubia, empujó a Leah hacia Hayley con la intención de que la malteada que traía en la bandeja se le derramara, por desgracia, su plan salió al revés y por intuición Hayley inclinó la bandeja hacia Leah, el caso es que ella quedó empapada de malteada de vainilla, lo cual a todas les pareció divertido, pero no sólo a Hayley, también a las otras dos idiotas, pues se comenzaron a burlar de Leah.

—Creo que se te cayó un poco de malteada —dijo burlándose Bridget de la recién accidentada.
—¡Qué te pasa!, ¡esto no era parte del plan! —replicó Leah furiosa.
—Lo siento cariño —dijo Bridget riendo—. Pero bueno... Creo que mejor te vas a limpiar porque no creas que andarás así conmigo, cuando estés decente me buscas... Adiós

Y diciendo esto, Bridget y Jenny se fueron.

—Lo siento Leah. ¿quieres que te preste una blusa? —se ofreció Hayley
—Por favor, Hayley...
—Bueno, espérame aquí

Fue rápido con Dylan y le dijo que la esperara, que iría a los vestidores.
Le contó en 10 segundos lo que ocurrió y luego regresó con Leah.


Salieron de la cafetería y se dirigieron a los vestidores, ya ahí, Hayley sacó una blusa blanca de su locker y se la dio, ella se fue a cambiar, y cuando regresó, hablaron un poco.

—Gracias, de verdad —dijo sincera, Leah.
—No hay de que agradecer —contestó Hayley apretando su brazo en son de paz.
—Quiero decirte algo —confesó algo apenada unos segundos después—. Bueno...en realidad no pasó nada con Christopher y Bridget, yo tomé la foto de modo que pareciera que se besaban, pero no.... bueno, Bridget lo intentó, pero Chris no se dejó y después de eso se fue...
—Vaya...—Hayley no sabía que decir, en realidad a ella le alegraba mucho oír eso.
—Bueno Hayley, cambiando de tema... ¿tienes maquillaje? Es que si no estoy bien arreglada, Bridget no me hablara en el resto del día, le gusta que siempre nos veamos bien
—Leah, en verdad, no creo que valga la pena estar con ella, si en verdad fuera tu amiga, no te haría esa clase de cosas, ni te hablaría así.
Se ve que tú no eres como ella, mereces tener amigos de verdad, pero bueno... Es solo mi opinión

Leah no supo que responderle, así que decidió dejarla sola.

Hayley regresó a la cafetería y a lo lejos vio como Chris estaba con Dylan, lo cual le sorprendió muchísimo, pues no pensó que pudieran estar juntos por voluntad propia.
—Hola —saludó cuando llegue a la mesa.

—Qué tal, ¿todo mejor? —preguntó Dylan.

Luego de que ella le contara, los tres platicaron sobre sus clases durante unos minutos hasta que el silencio de Christopher y su cambio de semblante, hizo que Hayley se volteara.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó Christopher enfadado a Leah.

—Chris, no seas grosero —le dijo Hayley—. ¿Sucedió algo? —preguntó dirigiéndose a Leah.

—Es sólo que ya no encontré a Bridget... ¿puedo sentarme con ustedes?

Hayley volteó a ver Christopher que de inmediato dijo que no. Dylan en cambio sólo se encogió de hombros dando a entender que le daba igual.

—Sí, siéntate —le dijo a Leah.

Hayley estaba sentada a lado de Dylan y enfrente de ella se había sentado Leah. Mientras que Chris se había sentado casi en la esquina de la mesa, algo apartado.

—Mira, traje más —dijo Dylan a Hayley—. ¿Quieres una?

Hayley se volteó dispuesta a darle una mordida a la papa que Dylan sostenía con los dedos, pero él en un movimiento rápido mancho la nariz de Hayley con queso Cheddar que tenía ésta.

—¡Dylan! —rió Hayley.

—Lo siento, no lo hice a propósito —dijo divertido él.

Christopher y Leah miraban aquella escena.

—¿Quieres... papas? —le ofreció Dylan a Leah.

—Eh... —lo miró extrañada ella—. No como papas. ¿Sí sabías que las papas tienen un índice glucémico más alto que otros vegetales y que pueden desencadenar un crecimiento agudo de los niveles de azúcar? —les dijo con suma naturalidad Leah—. Además, que el consumo en este caso de las papas a la francesa se asocia a un mayor riesgo de padecer de hipertensión —añadió.


—Ok... —dijo algo incómodo Dylan—. Pues ya que se me quitaron las ganas de comerlas... así que... —tomó otra papa y manchó ahora la mejilla de Hayley. Y así comenzaron a jugar, ante la mirada divertida de Leah, quien no paraba de reír a causa de su pelea de papas y queso Cheddar.


Chris no reía, en un momento Hayley notó que él los veía fijamente. Parecía molesto.


—Deja que te limpie —se ofreció Dylan y tomó una servilleta para comenzar a limpiar la nariz y mejillas de Hayley.
Posteriormente ella hizo lo mismo, Christopher chasqueó la lengua, con evidente molestia.

—Y bien Leah —habló luego Chris arrimándose a la chica y pasando su brazo por los hombros de ésta—. ¿Por qué no estás con la guapísima de Bridget?

Hayley quedó viendo aquella escena algo confundida. Hace unos minutos Leah misma había dicho que no había encontrado a Bridget. Así que parecía que Christopher le dijo eso para hacerla molestar a ella. Además, ¿Ahora resulta que no le molestaba que Leah estuviera aquí?

—Ya había dicho. No la encontré —se limitó a responder Leah. Y posteriormente Chris quitó su brazo y se separó un poco de ella.


—Ya falta poco para que toquen —dijo Dylan viendo su celular—. ¿Qué clase tenemos Hayley?
—Educación Física
—¿Y nosotros? —preguntó Chris refiriéndose a Leah, ya que ellos si iban en el mismo grupo.

—No sé la verdad, siempre acompaño a Bridget, ella es la que nos dice a qué salón vamos y eso —se encogió de hombros restándole importancia.

Sonó el timbre y todos comenzaron a salir de la cafetería.
Dylan se levantó y le dijo a Hayley que iría a los vestidores, se despidió de ella con un beso en la mejilla y se fue. Después Leah y Chris también se fueron.
Ella prefirió quedarse sentada unos segundos, algo confundida por todo lo que había ocurrido.
De repente sintió la presencia de alguien detrás de ella.

—Te quiero, Pequeña —dijo Christopher a su oído en un susurro.

Luego de eso se fue. Volteó y vio cómo salía de la cafetería. Su piel se erizó segundos después.

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