Capitulo 12 : Visitas inesperadas

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Charles Krumm era un tipo fornido, con rasgos finos y un tinte de bronceado en su piel. Su cabello castaño perfectamente cortado era un contraste con su aspecto desliñado. A primera vista parecía un hombre recién llegado del Caribe, con actitud de despreocupación... pero bastaba con mirar fijamente a sus ojos para ver la amenaza que aquel hombre representaba.

Vi a León tensar su cuerpo e interponerse entre la mirada de Charles y la mía, cortando mi visión. La posición de Charles cambio hacia Felicia, la cual miraba a León, intentando descifrar la razón de su comportamiento.

- Tu debes ser Felicia – extendió su mano- soy un amigo de Leónidas. Nos conocimos en Brasil

- Un placer conocerlo. – Felicia estrecho la mano de aquel hombre y la retiro rápidamente.

- Es hermosa tu chica – miro retadoramente a León.

Una sombra de preocupación cruzo el rostro de León. Charles no era de su agrado, y estaba pisando terreno sagrado.

- Es tarde – mi voz me sorprendió – gracias por todo León. Entremos Feli, hace frío.

Pude sentir la mirada penetrante de Charles en mi espalda mientras cruzaba el umbral de la puerta. Oí a Feli despedirse rápidamente de León y expresar una respetuosa despedida al recién llegado. Subimos en ascensor hasta el apartamento sin pronunciar palabra alguna. Estaba segura le pediría una explicación a León por su extraño comportamiento en cuanto se diera la oportunidad. Una vez dentro colocaba mi abrigo en el perchero cuando Felicia rompió el silencio.

- Se han ido – miraba por la ventana

- Lo más probable solo se detuviera a saludar Feli.

- Lo dudo. Tenías que ver la cara de León, Kat. Perecía estar dudando si lanzarse a destrozarle.

- Imaginación tuya Feli.

- Krumm... ¿Será familia de Alex? – no me había detenido a pensar en aquel detalle.

- Quien sabe – Su rostro se me había hecho familiar– aunque es probable que lo sea, tienen facciones similares.

- ¿Un hermano mayor? No puede tener mas de 35 años.

- Seguramente – mi cabeza empezaba a doler- me iré a acostar Feli. Descansa.

Una vez en mi habitación me di la libertad de dejar de fingir. No podía parar de pensar en Alexander y en esa chica, incluso la aparición de Charles rondaba mi mente. Necesitaba descansar: el dolor en mi cabeza, el dolor en mi muñeca que acrecentaba cada vez más y mis pensamientos eran suficiente con que lidiar por una noche. Oí mi celular timbrar a lo lejos, definitivamente no estaba de humor para nadie. Tome la medicación para el dolor que me habían recetado y me acosté, sin darme cuenta poco a poco me fui entregando a los brazos de Morfeo.

La luna iluminaba aquel cielo con su radiante luz. El viento cálido de verano hacía danzar a los arboles al ritmo de las cigarras. Le vi a través de la ventana, tan perfecto... tan sediento. Sentí su mirada recorrer mi cuerpo, analizándome, midiéndome, cazándome....disfrutaba mi miedo.

Quería gritar, quería correr. Ningún musculo de mi cuerpo tenía la energía suficiente para sacarme de allí. Estaba atrapada, paralizada por mi propio miedo.

- ¿Vas a matarme?- mi voz salió como un susurro irreconocible.

Su mirada no se inmuto, más vi tensar su cuerpo. El juego había empezado. Vi pasar mi vida delante de mis ojos mientras sentía como mi cuerpo caminaba hacia él. Los latíos de mi corazón entonaban la ultima canción que escucharía. Me detuve al sentir la única barrera que me separaba de mi verdugo. Un cristal me separaba de la muerte.

Lazos OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora