The Only One // TaeTen - NCT

Heartache

Ten cruzó rápidamente la sala de estar a oscuras, hasta que alcanzó la puerta del baño y se encerró dentro. De milagro no terminó con chocar con alguno de los muebles en el camino porque apenas podía ver; tenía la visión borrosa.

Respira Ten, respira. Inhala, luego exhala. Tranquilízate.

Se concentró en las órdenes que su cerebro le estaba mandando porque tenía el corazón tan desbocado que podría explotar en cualquier momento y dios, necesitaba calmarse.

Pero los repetidos latidos de su corazón no eran malos, al contrario; quería saltar de la alegría, gritar a los cuatro vientos por lo que acababa de obtener simplemente por arriesgarse un poco. En sus manos estaban todavía los rastros de la esencia de Taeyong, como un testimonio de que lo que había sucedido no era algo de su mera imaginación.

Le había hecho jadear. Gemir.

Las piernas temblorosas cedieron finalmente y se dejó caer al piso, con una sonrisa en los labios y con el calor agolpándose en sus mejillas. Todavía podía recordar la voz ronca que había salido de la garganta de Taeyong, todavía sentía sus manos aferradas a su brazo con desesperación, todavía visualizaba claramente la forma en que su pecho había subido y bajado rápidamente después de llegar al orgasmo.

Podría tener esos recuerdos en repetición por todo el resto de la noche y no le molestaría, al contrario. Pensar que él, Ten, había logrado causar toda esa gama de sensaciones en el cuerpo del mayor...

—Uhm...

El suspiro salió de sus labios antes de darse cuenta. Se había movido y sin querer el roce de la tela fue como una llamada de alerta hacia su propio problema.

Difícil había sido el no atender su propia excitación mientras se encargaba de Taeyong, pero había tenido que hacerlo; después de todo simplemente se había ofrecido como una ayuda para el mayor. Prácticamente se había lanzado a la aventura, considerándolo como una preciada oportunidad para saber hasta qué punto podía llegar con el de cabellos blanquecinos, y vaya que había sido mejor de lo esperado. Partiendo con que no se había enojado ni le había intentado detener, esas acciones de por sí superaban sus expectativas iniciales.

Sin embargo al mismo tiempo estaba un poco decepcionado. Porque si bien sabía que haciendo algo tan osado como aquello sería tratado por Taeyong como un medio para un fin, aun así había esperado —inocentemente y lo sabía a la perfección—, que el mayor le terminaría tratando como el fin último. No como una herramienta, sino como un objetivo.

Se hizo cargo de su problema, cerrando los ojos con fuerza mientras en su mente desfilaron diversas escenas gracias a la calentura que estaba sintiendo en esos momentos. Y no hizo ademán alguno de eliminarlas de su cabeza, al contrario: las disfrutó al máximo.

Taeyong tomando el control. Empujándolo contra la cama para juntar sus labios en un beso impetuoso, fogoso; en donde se dejaría llevar por esa lengua que le apetecía tanto probar. Sus manos fuertes desnudándolo, sus ojos profundos mirándolo de forma lasciva, logrando que se entregase a él por completo.

Justo así se lo ideaba, justo así lo quería. Sobre todo, no tener que jugar el papel de dominante más, porque sería su pasión la que lideraría el acto entre los dos.

Encontrar que sus sentimientos eran correspondidos, eso era lo que más deseaba.

—Tae... —gimió de solo imaginárselo. Unos cuantos movimientos rápidos más con su mano y terminó por venirse—. ¡Taeyong!

Dejó que los jadeos acumulados en su pecho terminaran por salir al exterior, sin importarle si acaso le escucharía el resto o no. Los segundos pasaron y se mantuvo allí en el frío piso de baldosas, hasta que estuvo seguro de que esta vez sus piernas si le sostendrían. Apoyó las manos en el borde del vanitorio apenas terminó de limpiar la evidencia de lo que había sucedido y el espejo le devolvió su sudoroso reflejo, ante lo que no pudo evitar sonreír con un poco de amargura.