Leyó el mensaje una, dos, tres veces.
"Ten, me gustas"
Tal vez era simplemente su imaginación. El cansancio había jugado completamente con su percepción, sí. Lo que salía en la pantalla del celular eran solo palabras que su cerebro estaba inventando y que realmente no estaban ahí, era todo.
Pero por mucho que leyó esas palabras, no cambiaron.
"Ten, me gustas"
¡Bam! El almohadón fue a dar contra la pared, haciendo un ruido sordo. Todo comenzó a hacerle sentido. La cercanía que tenían ambos, las sonrisas, todo. Y es que a fin de cuentas, Johnny provenía de un país mucho más abierto de mente que Corea, de seguro que en Estados Unidos nadie haría gran problema si dos hombres se gustaban y esas cosas. Horrible.
Fue hasta la ventana y descorrió las cortinas. La vista panorámica se veía tan asombrosa como la primera vez, pero qué más daba ya. No tenía el ánimo para admirarla.
Tal vez no era la primera vez que Johnny le decía algo como aquello a Ten. Tal vez por lo mismo el tailandés se había cubierto el rostro, para no dejar traslucir el sonrojo que coloreaba sus mejillas provocado por las palabras melosas que le estaban enviando al móvil.
O tal vez los dos se estaban mandando cosas así, intercambiando mensajitos de amor como si de escolares se tratasen, todo sonrisitas y sonrojos. Patético.
Resopló tan fuerte que el vaho en el vidrio terminó por impedirle la visión y no hizo el más mínimo esfuerzo por limpiarlo. Si se gustaban y estaban juntos qué más daba, mientras la compañía no supiera nada al respecto entonces podían ir y hacer lo que quisieran, después de todos estaban lo suficientemente grandecitos como para arreglárselas solos.
Los nudillos se le pusieron blancos al recordar cómo los dos solían abrazarse. No, aparte de que nadie de los altos mandos podía enterarse, lo único que les pediría sería que, por favor —a menos que le quisieran ver asqueado ante lo empalagoso que eran las relaciones románticas—, no anduviesen demostrando su amor frente a su presencia.
Cerró los ojos, liberando la tensión de sus puños. Sincerándose consigo mismo, aquello era lo único que se sentía capaz de pedir. Después de todo no tenía derechos sobre nadie.
—Hyung, ¿miras el Chao Phraya?
La voz de Ten le llegó desde atrás pero no volteó y tampoco respondió. Necesitaba un tiempo a solas para procesar lo que sentía respecto a esa confesión de Johnny. ¿Incomodidad? ¿Enojo? Arrugó el entrecejo mientras intentaba calmarse.
—No sé qué es eso que tanto mencionas—logró mascullar después de unos segundos, mientras sentía cómo iba desapareciendo de a poco la horrible sensación que le impedía pensar correctamente. Un prolongado suspiro se escuchó a sus espaldas y con eso, todo regresó. Suspirando como si realmente fuese un adolescente todavía, realmente patético—. Por cierto, ¿qué cuenta Johnny?
—Lo de siempre —contestó animadamente—. Que nos extraña y que más vale le llevemos un recuerdo si queremos mantener nuestras pertenencias intactas.
—Ah —fue lo único que pudo responder.
"Lo de siempre"
Si lo de siempre incluía confesiones melosas de amor, entonces sus sospechas eran ciertas.
Menos mal que Ten podría quedarse un día más en Tailandia. Eso era lo único que necesitaba para apartar un rato a Johnny de los otros y realizarle un interrogatorio, como mínimo. Si ese par quería tener una relación sentimental entonces debían informarle primero para de alguna forma comunicarle al resto de buena forma. Se sentía obligado a asumir el papel de mediador, en el deber de suavizar las cosas para los demás.
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The Only One // TaeTen - NCT
FanficPara Lee Taeyong, incluso una simple sonrisa es algo casi imposible de realizar. Casi. ---- NCT / TaeTen (Taeyong x Ten) Jaehyun, Doyoung, Johnny. También en amor-yaoi.com x No se permiten adaptaciones x