The Only One

8.7K 788 992
                                    

"Te amo, te amo, te amo"

Casi como un mantra, repitiéndose en su mente incesantemente, sintiéndose enfermo de amor. Así era convivir con su mente casi en un estado de tortura mental hacia sí mismo, autoinflingiéndose daño y consumiendo todos sus energías; pensaba en Ten mucho más de lo que podría verbalizar jamás.

Por eso cuando intentó confesarse y recibió un gesto de rechazo por parte del tailandés se sintió simplemente, derrotado. Para todo había un límite, por mucho que quisiera a alguien, y ese había sido el suyo.

Ya nada más podía hacer.

Con ese pensamiento formándose de forma dolorosa pero bien cimentada a la vez es que se dio la media vuelta, de regreso a la cocina donde tendría que seguir limpiando todo para tratar de eliminar el polvo, el dolor acumulado en su corazón, el nudo en su garganta que parecía estar a punto de reventar en cualquier instante...

Reventar. Quebrar.

Recordó, sintiéndose infinitamente más culpable de lo que ya se sentía desde antes —algo que era posible a pesar de la convicción que había tenido de que no podría sentir más remordimiento en la vida—, y se preparó para decirle a Ten que sin querer había roto su taza favorita mientras intentaba limpiarla. Aguantó la respiración y volvió a mirar al chico que adoraba tanto.

—Ah, Ten...

Pero algo captó su atención. Específicamente, algo a ras de suelo. De color blanco, arrugado como si hubiese sido usado muchas veces, pero de un tamaño similar a cierto elemento que conocía muy bien.

Más que bien, porque lo había escrito él mismo. No podía ser.

—¿Qué es eso? —preguntó, pero incluso antes de recogerlo del piso lo supo; lo confirmó cuando lo extendió frente a sus ojos a pesar de los intentos infructuosos de Ten por quitárselo de las manos, reclamándole en un "¡no es nada!" que sonó y fue completamente falso porque aquello definitivamente era algo, algo más que importante.

Era la nota que le había dejado en la cajita donde solía guardar sus piercings, en un esfuerzo para hacerle llegar los sentimientos que encapsulaba en su interior y mandarle todos los ánimos que, sabía, Ten necesitaba para hacer sus rutinas de baile lo mejor posible. Sin embargo, definitivamente no se había esperado aquello.

—¿Por qué llevas esto contigo, Ten? —casi sonó como un grito pero no lo fue, logró mantenerse en sus cabales sin saber cómo porque la sorpresa que sentía en esos momentos era más de la que había sentido en mucho tiempo. Ten le miró con ambas cejas enarcadas, el pecho agitándose con rapidez ante sus respiraciones desbocadas, con las pupilas temblorosas—. ¿Por qué, si no sientes nada por mí?

Suficiente habría sido con saber que había leído al menos una vez aquella pequeña nota en la que había tratado de dejar impregnado lo mucho que le amaba sin precisamente decírselo de forma concreta, porque algo como eso solo se decía frente a frente; sin embargo supo en el mismo instante en el que silenciosamente entró a su cuarto y dejó ese papel oculto que muy probablemente, de tan solo notar la letra y el nombre de quién firmaba, Ten terminaría por botarlo a la basura sin siquiera echarle un vistazo al mensaje en sí. Lo había sabido, que probablemente el tailandés con toda esa montaña de resentimiento a sus espaldas no haría más que hacer pedacitos la misiva y simplemente desechar todo contacto con él, por muy escaso que fuese.

Lo había esperado, pero no fue traba alguna para de todas formas intentarlo y dejar sus palabras ahí, escritas en tinta. Porque todavía había una esperanza; mínima, pero existente al fin y al cabo.

The Only One // TaeTen - NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora