Capitulo 4

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Voy recorriendo los pasillos en busca de mi habitación que es la 211, es difícil porque los números que colocaron son tan pequeños y se confunden con el color de las paredes.
Ya voy por el segundo piso cuando por fin encuentro mi recámara, camino deprisa hacia ella con mis maletas que ya no las aguanto y enseguida meto mi llave pero no gira, creo que tiene un falso así que aplico más fuerza pero la puerta no cede, comienzo a pegar mi hombro recargando todo mi peso varías veces en esta mientras trato de darle vuelta cuando en eso se logra abrir y chocó con algo mojado, todo está resbaloso lo que provoca que caigamos al piso junto con todas mis cosas, volteo buscando la cara de mi compañera para encontrarme con un chavo con una gran sonrisa, con solo una toalla alrededor de la cintura, acaba de salir de bañarse, trato de pararme pero mi pie está atorado en una maleta.
-Buenas noches también para ti.- oigo su risa y como vibra todo su cuerpo.
-¿Qué haces aquí?- sigo tratando de zafar mi pie, pero la posición en la que estamos no me lo permite.
-Bueno, antes de traer chicas a mi cuarto me gusta saber sus nombres, pero veo que a ti te da igual.
-No estoy aquí para complacerte este es mi cuarto y ahora ayúdame a pararme por favor.
-Mmm no, creo que está posición de verdad me gusta.
-Sólo ayúdame.
Como podemos nos quitamos las maletas de encima y logro sacar mi pie.
-Genial, ahora estoy toda mojada- digo cuando por fin logro pararme.
-Y eso que aún no has visto nada.-Está sonriendo de lado. Hasta aquí.
-¿Sabes qué? No sé cómo tratas a las chicas pero por lo menos a mí no me hables así.
-Pues yo no fui la que interrumpió golpeando mi puerta como loca haciendo que saliera de bañarme, si querías verme desnudo me hubieras pedido mi llaves.
-No interrumpí nada, simplemente no entraba mi llave.
-Creo que si no es tu cuarto es obvio no vas a abrirlo con otra llave. -se está aguantando la risa. Yo no doy risa, él da risa, debería estar avergonzado.
-Claro que si, ¿lo ves?- le extiendo la tarjeta que me dio la secretaria que dice 211. -Lo dice claramente, 211.
-Si, o Johanna no sabe escribir bien o tú no sabes diferenciar el uno del siete. Aquí dice 277.
- Vaya, bueno esto si es incomodo.
- No lo creo, ya has visto a alguien con una toalla ¿no?
No digo nada por lo que se queda mirándome fijamente.
-¿No has visto a nadie desnudo cierto?
Comienza a reírse.
-Prácticamente tú no estás desnudo y si he visto a alguien o no no es de tu incumbencia, con permiso.
Apenas me volteo agarro mis maletas como puedo y me largo de ahí.
-Déjame ayudarte con ellas- me grita cuando voy a la mitad del pasillo, no sé si está siendo alburero o no pero lo rechazo.
Cuando voy dando la vuelta me encuentro con alguien.
-¿Miriam?
-¿Alissa? Si soy yo torpe, pregunté en la recepción por ti si ya habías llegado porque ni una llamada me pudiste hacer, resulta que estás en la 277 y yo no te veo ahí.
-Si, es una historia un poco divertida, verás..
-¿Por qué estás mojada?- me agarra mi manga que está empapada.
-Pues como te iba diciendo me equivoqué de habitación, era de un chico, se había salido de bañar y yo lo interrumpí caímos juntos y me di cuenta que no era 211 si no 277 ¿me acompañas a dejar mis cosas?- no me di cuenta que todo lo había dicho muy rápido.
Al ver que Miriam se quedó ahí parada con los ojos bien abiertos decidí seguir caminando.
-Espera ¿cómo que te confundiste de habitación?- me siguió el paso.
-Pues una simple confusión de números.
-¿Y tan siquiera estaba guapo?
-Estaba normal.
-¿Cómo es normal para ti Alissa?
-Si estaba fuerte, alto, castaño, que más da, de que sirve si es un inmaduro.
-Creo que te viste más inmadura tú, qué vergüenza.- comenzó a reírse.
-Miriam, cállate, no le digas a nadie lo que me pasó por favor, es mi primer día y no quiero que haya chismes.
-Yo no digo nada, dile a él que no diga nada.
-No le volveré a dirigir la palabra -llegamos a mi habitación y esta vez si entro fácilmente la llave, no era tan grande, más bien acogedora, no era mi estilo pero con mis cosas me sentiría en casa.
-Si, eso lo vamos a ver. -cerró la puerta. -Ahora vamos a ayudarte a desempacar para bajar a cenar, hay bufet, estoy empezando a sospechar que esto más bien es un hotel.
-Lo sé está increíble.- sonrío.
Abro los cajones y comienzo a guardar mi ropa.
Cuando por fin terminamos nos quedamos hablando un rato hasta que Miriam dice que es momento de bajar si no queremos cenar solas.
-Adelántate, yo me daré una ducha rápido.
Miriam sale y yo me meto al baño.

No te dejes enamorar  #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora