Un sonido pesado y estrepitoso me volvió a la realidad, este seguía sonando sin parar así que cogí el despertador y lo lancé contra la pared para darme la vuelta en la cama y enterrar mi cara en la almohada que estaba fresca y fría.
Oí un golpe seco lo que hizo que me levantara, otra vez, para ver a Miriam en suelo.
- ¿Qué pasó? Ya me desperté mamá. - se sentó rápidamente pero con los ojos adormilados, tenía los brazos abiertos y las palmas de las manos hacia arriba.
- Despierta bien idiota. -le lancé una almohada a la cara haciendo que se hiciera ligeramente hacia atrás.
-Estaba en el proceso. -sentenció con un cierto toque de veneno en su voz mientras me la aventaba de vuelta. -Dime que ya es viernes. -rogó.
-Noup, es miércoles, hora de ir a la escuela. Párate. -me coloqué mis pantuflas y me dirigí hacia el baño, tomar agua en la noche no es buena idea, sentía que le vejiga me iba a reventar en cualquier momento.
-Tan siquiera llegamos al ombligo de la semana. -su voz sonó alegremente, como de esos programas para niños.
Me frené bruscamente y la miré por encima de mi hombro.
Comencé a reír y mis palabras salieron entrecortadas.
-Por favor, dime que no acabas de decir eso.
- ¿Qué tiene de malo?- se levantó del suelo imitando mi acción.
-Que ya nadie le dice al miércoles ombligo de la semana, es tonto, creo que todos entendemos que estamos a la mitad de esta.
-Liam debe estar feliz por haberse librado de tu humor amargado mañanero. -entrecerró los párpados.
-Y tu madre de seguro no extraña tus chistes sin sentido. -contraataqué.
Fingió reírse para después sacarme la lengua.
-Como sea, yo pido el baño. -apenas pudo terminar la oración cuando se lanzó enfrente de mí para poder entrar antes que yo. La maldecí en voz baja.
-Tienes menos de diez minutos para salir si no quieres que entre yo y te saque desnuda. -le toqué la puerta gritando.
Oí el sonido de la regadera.
- Si si lo que digas. -gritó por encima del ruido.
No desayuné porque Miriam tardó más de diez minutos en salir y yo tampoco soy tan rápida como digamos.
Llegué corriendo al salón pero alguien más iba saliendo de este lo que hizo que chocáramos y cayéramos al piso, había cuadernos por todos lados.
Mis sentidos se embotaron y me paré con dificultad, me balancee hasta la pared con la vista llena de puntitos negros.
Cuando ésta se me fue aclarando poco a poco pude reconocer los rasgos de su cara.-Agh, eres un idiota Ian.
Me agarré mi cabeza intentando estabilizarla porque sentía que mi cerebro aún chocaba con los lados.
-No empieces a culpar que yo no fui el que venía como bólido. - se recargó en la pared y pestañeó un par de veces rápidamente.
- Iba entrando al salón, se supone que debemos ingresar no salir. -crucé los brazos sobre mi pecho.
Rodó los ojos. - Eres una cascarrabias, te voy a decir pitufo gruñón.
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No te dejes enamorar #Wattys2017
Ficção AdolescenteTodos tenemos a esa persona por la cual haríamos hasta lo imposible por tenerla con nosotros, por más que esta nos lastime, se vaya y regrese como si nada los sentimientos seguirán ahí porque duele más el hecho de no tenerla que el de su error. Ali...