Capítulo 17

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Un sonido pesado y estrepitoso me volvió a la realidad, este seguía sonando sin parar así que cogí el despertador y lo lancé contra la pared para darme la vuelta en la cama y enterrar mi cara en la almohada que estaba fresca y fría.

Oí un golpe seco lo que hizo que me levantara, otra vez, para ver a Miriam en suelo.

    - ¿Qué pasó? Ya me desperté mamá. - se sentó rápidamente pero con los ojos adormilados, tenía los brazos abiertos y las palmas de las manos hacia arriba.

    - Despierta bien idiota. -le lancé una almohada a la cara haciendo que se hiciera ligeramente hacia atrás.

    -Estaba en el proceso. -sentenció con un cierto toque de veneno en su voz mientras me la aventaba de vuelta. -Dime que ya es viernes.  -rogó.

   -Noup, es miércoles, hora de ir a la escuela. Párate. -me coloqué mis pantuflas y me dirigí hacia el baño, tomar agua en la noche no es buena idea, sentía que le vejiga me iba a reventar en cualquier momento.

   -Tan siquiera llegamos al ombligo de la semana. -su voz sonó alegremente, como de esos programas para niños.

Me frené bruscamente y la miré por encima de mi hombro.

   Comencé a reír y mis palabras salieron entrecortadas.

   -Por favor, dime que no acabas de decir eso.

   - ¿Qué tiene de malo?- se levantó del suelo imitando mi acción.

   -Que ya nadie le dice al miércoles ombligo de la semana, es tonto, creo que todos entendemos que estamos a la mitad de esta. 

  -Liam debe estar feliz por haberse librado de tu humor amargado mañanero. -entrecerró los párpados.

  -Y tu madre de seguro no extraña tus chistes sin sentido. -contraataqué.

Fingió reírse para después sacarme la lengua.

  -Como sea, yo pido el baño. -apenas pudo terminar la oración cuando se lanzó enfrente de mí para poder entrar antes que yo. La maldecí  en voz baja.

  -Tienes menos de diez minutos para salir si no quieres que entre yo y te saque desnuda. -le toqué la puerta gritando.

Oí el sonido de la regadera.

  - Si si lo que digas. -gritó por encima del ruido.

No desayuné porque Miriam tardó más de diez minutos en salir y yo tampoco soy tan rápida como digamos.

Llegué corriendo al salón pero alguien más iba saliendo de este lo que hizo que chocáramos y cayéramos al piso, había cuadernos por todos lados.
Mis sentidos se embotaron y me paré con dificultad, me balancee hasta la pared con la vista llena de puntitos negros.
Cuando ésta se me fue aclarando poco a poco pude reconocer los rasgos de su cara.

  -Agh, eres un idiota Ian.

Me agarré mi cabeza intentando estabilizarla porque sentía que mi cerebro aún chocaba con los lados.

  -No empieces a culpar que yo no fui el que venía como bólido. - se recargó en la pared y pestañeó un par de veces rápidamente.

- Iba entrando al salón, se supone que debemos ingresar no salir. -crucé los brazos sobre mi pecho.

Rodó los ojos. - Eres una cascarrabias, te voy a decir pitufo gruñón.

No te dejes enamorar  #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora