Capitulo 3

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Llegamos corriendo al aeropuerto y mi papá, mamá y Liam me ayudan con mis maletas. Mientras llegamos a registrar el peso de estas, la señorita lo hace rápido y corro a la sala de espera, que ya no sería de espera porque mi vuelo esta apunto de salir. Al estar ahí me despido de toda mi familia, trato de que sea corto y rápido pero lo suficiente, verlo como si no fuera una despedida larga, si no una salida de aquí al mercado.
Ya estando en la sala Miriam me llama al celular, habíamos quedado de vernos aquí, pero recorro el lugar y no la veo.
-¿DÓNDE CARAJOS ESTÁS ALISSA?
-En la sala, la pregunta aquí es, dónde estás tú. - me siento en una de las sillas esperando a que llamen el número de mi vuelo.
- Uhmm, no lo sé, será QUE YA ESTOY EN EL AVIÓN.- y fue ahí donde el alma se me vino abajo.
-¿Qué? No, no, no, eso es imposible, dijimos 8:45 y aquí estoy 8:45 como dice mi reloj- reviso mi reloj y compruebo que son cuarto para las 9.
-Alissa, el vuelvo era 7:45, no 8:45- dice tranquilamente, como si tratara de no explotar.
-Bueno, pues ya me perdí el vuelo- comienzo a reír nerviosamente, lo hago para no llorar ¿y ahora que iba a hacer?
-Alissa, tranquilízate, ve con una azafata, explícale tu caso y dile que el boleto es por parte de la universidad, de seguro te lo cambian al siguiente vuelo.
-Ya debo colgar, antes de que la antes mencionada me arranque la cabeza con los ojos.
Y entonces me dispongo a correr con la azafata lo más rápido que puedo, llego ahí y le explico lo que me pasó, añadiendo una disculpa en cada oración.
-Tranquila, eso pasa todo el tiempo, por eso las universidades mandan boletos para el siguiente vuelo- me sonríe para entregarme el boleto y luego se retira rodando los ojos. Sé lo que está pensando, sigo siendo una irresponsable, sólo espero que mamá no se entere de esto.
Volteo para dirigirme de nuevo a la sala cuando de pronto ya estoy de nalgas en el piso, no sé quién, no sé cómo, pero alguien debe una explicación.
Miro hacia arriba y es nada más y nada menos que una abuelita y está furiosa. Oiga yo no fui la que la empujó.
-Niña, anda con más cuidado- me regaña mientras trato de levantarme. -Estos niños de hoy- menea la cabeza.
-Disculpe, no lo había visto hasta que me empujó.
-Tú fuiste la que se me atravesó.
-Y usted la que corría y la verdad no entiendo cómo aún puede correr.
-Te puedo enseñar también como puedo pegar con el paraguas.
-Quiero ver señora quiero ver.
-Ahorita te enseño como si...- no pudo terminar porque volteamos al mismo tiempo que la azafata llamaba a seguridad.
-No espere, ¿en serio va a llamar a seguridad?- pregunto incrédula.
-Pues si mocosa, qué esperabas, alguien tiene que controlarte.
-Usted cállese señora que no fui yo la que agredió en primer lugar. 
-Si la verdad tienes razón, y voy a ser la última en agredirte. - Y en eso la viejita se lanzó contra mi.
No veía ni en dónde soltaba los paraguasos la señora, sólo trataba de protegerme la cara hasta que por fin alguien llegó a separarnos o más bien a arrastrarme debajo de ella.
-Basta abuelita basta- lo decía el chavo que me había ayudado a sacarme de las garras de ella.
Volteo a verlo y me quedo sorprendida, debo de admitir que es muy guapo, cabello castaño fuerte, piel blanca, y se ve que le gusta ejercitarse, sus ojos son entre cafés y verdes y no puedo seguir observándolo porque pienso en lo que dijo antes.
- Espera ¿dijiste abuelita?
-Si- comienza a reírse - Y apuesto que quiere disculparse ¿o no?- se le queda viendo a la susodicha que lo mira raro.
-Ya lo hablamos antes de salir, si explotabas contra alguien, te disculpabas ¿recuerdas?
-Yo no recuerdo nada.
Me mira y luego se me acerca para decirme algo al oído.
-Descuida el Alzhaimer pega duro.
- Que abuelita tan... Simpática.
-Si, supongo que si lo es.
-¿Lo deberías de saber no?
-¿Te digo algo? No es mi abuelita.
Nos reímos muy fuerte.
-Soy Aron- me extiende la mano y se la acepto con gusto.
-Alissa- le sonrío.
-Y bueno, así que  perdiste tu vuelo porque lo que me di cuenta... ¿Hacia dónde vas?
-A Manhattan, a una universidad que está por allá no sé si la conoz...
-¿Columbia?
- Si ¿cómo lo sabes?
-Yo también voy para allá, mi vuelo sale en 10 minutos, y normalmente por estas fechas ves a muchos adolescentes por aquí yendo a universidades y la que más conozco de Manhattan es esa. 
-Pues entonces seremos compañeros de internado.
Resulta que a Aron y yo estamos en los mismos asientos así que subimos al avión y todo el vuelo vamos hablando lo básico acerca de nosotros, le gusta el americano, lleva buen promedio y no tiene novia, no es que sea importante claro. Yo también le digo que me gustan los deportes y que de hecho acabo de terminar una relación con mi novio de seis meses, James, pero de todas maneras ya no daba para más.
Aterriza el avión y bajamos juntos a por nuestras maletas.
Tomamos el transporte de la universidad hasta que llegamos a ella. De verdad es hermoso Nueva York y la universidad es enorme y está decorada como de las épocas de antes.
Llegando ahí nos dirigen a una oficina y a él le da una habitación y a mí otra.
-Bien, supongo que aquí nos separamos, espero volver a encontrarte más tarde- me guiña un ojo.
-Si yo también espero- le sonrío y me dirijo a mi habitación.

No te dejes enamorar  #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora