Capitulo 9

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NOTA: El niño de la imagen expresa como me siento cuando hay visitas y siento que todo va bien pero no emiten ninguna señal de vida.

Anyways...
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Por fin había acabado el primer día y ya tenía una pierna rota. Bueno no del todo.

Salí corriendo o en realidad caminando con esfuerzo, no quería verlo, aún no, tenía que tranquilizarme, hablar conmigo misma y analizar la situación.
Tenía varias llamadas perdidas de las chicas pero decidí entrar a mi habitación para darme una ducha caliente, así me relajo más.
Tal vez no sea tan malo, tal vez no me reconozca o simplemente ya no esté la misma confianza y no volvamos a hablar.
Tengo deportes todos los días por el nuevo programa contra la obesidad y debo de asistir por los créditos. He aquí mi buena suerte.

Salgo de bañarme y reviso mi mochila para hacer mi tarea pero recuerdo que esta semana es de adaptación y no dejan.
No sé qué más hacer y decido tomar una siesta.

Me levanto cuando me doy cuenta de lo noche que es y tengo mucha hambre. Cierro mi cuarto y me voy a escondidas por el pasillo, estoy dispuesta a tomar el elevador pero al doblar esquina me lo encuentro saliendo de su habitación- bien, hoy serán las escaleras- con cuidado camino de reversa y me doy la vuelta pero mi pie se atora, mi rodilla duele y caigo.
Observo rápidamente hacia atrás para ver si no me ha visto y en ese momento lo hace, me paro y camino lo más rápido hasta que me llama.

-¿Alissa?-

Sigo caminando.

-¿De verdad eres tú?

Aprieto los ojos y cierro los puños. Me lleva la que me trajo. Lo volteo a ver.

-Ah, me hablabas a mi. Que torpe - sonrío mientras me rasco la nuca y meto mi otra mano en la bolsa trasera de mi short. - No tú, si no yo. Agh- suspiro. - Si, soy yo ¿tú eres...?- esperaba que pensara que se había confundido de persona o al fingir que no lo reconocía se fuera pero no fue así.

-No has cambiado nada- se ríe. -Sigues siendo la misma. -me mira con esos grandes ojos miel.

Él qué sabe de mí. No debía estar enojada pero me empezaba a fastidiar que hablara con esa seguridad de mi.

-No lo creo, haz olvidado mi forma de ser. - lo último lo digo bajo. Hago un mohín y miro a otro lado dispuesta a irme.

-Estás aún más... - está pensando sus palabras, si fuera él también lo haría. - Guapa de lo que recordaba. - terminó por decir mientras me mira de arriba hacia abajo.

Me ruborizo pero no se nota.

- Y tú más...- me callo en el instante, no te dejes llevar. - Si...como sea Dylan, ya me tengo que ir. -me giro sobre mis talones.

- Sabía que si me reconocías.- sonríe con aire prepotente. - ¿Cómo olvidar al amor de tu vida? -su voz sale rasposa.

Me paralizo y abro mucho los ojos, siento un hormigueo en mi cuello. Ya me enojé.

Lo miro -Nunca lo fuiste. - achico mis ojos y me voy.

No sé si ya pasé la prueba, quiero pensar que sí, la yo de antes se hubiera puesto aún más nerviosa. Seguí caminando y bajando las escaleras con cuidado hasta llegar.

-¿En verdad bajaste tú sola? -Ian finge sorpresa y se coloca una mano en la boca.

-¿En verdad te dejan salir así en las noches? -lo miro horrorizada.
Continúo caminando. -Empiezo a creer que me acosas. -canturreo.

-Aunque no lo creas, no, no eres la única que sale a esta hora por comida y que viene a esta escuela. -puedo oír como se ríe.

-¿De qué te ríes?

-Caminas muy raro, como zombie, fea y sin una pierna.

-Ja ja. No es necesario que me sigas, puedo llegar sola sin caerme. - lo miro de reojo.

-¿Y quién dice que te estaba cuidando torpe? -se ríe en bajo.

-¿Me acabas de llamar torpe, inútil? -aprieto la mandíbula y lo miro.

-¿Acabas de llamarme inútil, torpe?- imita mi voz.

-Por eso estás solo. -sonrío.

-Por eso tienes una pierna rota. -me guiña un ojo. -¿Y qué te asegura que estoy solo? Miles de chicas se mueren por mi.

- Ajá, soy una chica y no me llamas la atención en lo absoluto- cruzo mis brazos.

Bufa- Si - ríe- Eso tal vez se debe a que no eres una, mírate.

- ¿Qué te asegura que tengo la pierna rota? - alzo las cejas y le doy una patada en la espinilla. Agarro mis galletas y me dirijo a la escalera.

-¿Y todavía me dices con esto que eres una chica? -reclama con dolor mientras se soba.
Sólo río y muevo mi cabeza.

Cuando llego a mi habitación hay una nota pegada en mi puerta.

"Nunca olvidarías una cara como la mía."
Podía sentir la sonrisa orgullosa con la que la escribió.

No te dejes enamorar  #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora