Capitulo 8

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-Miriam - susurré con la voz entrecortada mirándola mientras la golpeaba con mi codo.
-No puede ser él ¿o sí? -se me quedó viendo fijamente.

No sabía si en verdad era él, no se parecía al que alguna vez conocí, esperaba que no fuera él, tenía más seguridad y confianza en su postura, alto, con los mismos ojos color miel y por fin se había cambiado el peinado, una parte de mi quería saludarlo, abrazarlo y preguntarle en donde había estado este tiempo, pero por otra parte quería que supiera que ya no sentía nada por él y que después de un largo tiempo lo había podido superar.
La cabeza me comenzó a doler, me zumbaban los oídos y sentía como iba subiendo el calor a mis mejillas, no dejaba de verme y yo tampoco a él.

-Dylan, al centro y aplican las mismas reglas.

Suena el silbato y en seguida Dylan se lanza sobre Clapton, lo agarra por el abdomen y lo empuja haciéndolo salir del tapete. Estando dentro otra vez agarra a Dylan por una pierna pero él es más fuerte y la utiliza para jalarlo hacia sí mismo y estando cerca le suelta un golpe haciéndolo caer.
Siempre ha sido fuerte pero ahora es más.  

-Hasta ahí, es suficiente. Los dos tienen 1 crédito. - el profesor se acerca hacia Clapton. -¿Estás bien? Será mejor que vayas con la enfermera.

Se le está empezando a formar un moretón en la mejilla.

-Ahora... los demás ya saben la actividad, pónganse en parejas y no se permiten golpes - voltea a ver a Dylan quien encoge los hombros.
Yo me quedo parada y doy el paso pero mi rodilla duele, camino cojeando y me quedo sentada viendo a Claire y Miriam empujándose.

-Si te duele mucho deberías ir con la enfermera, tal vez te desgarraste. -me dice Claire sentándose a mi lado.
Agarro el agua de Miriam, no deja de mirarme y ella ya sabe porque estoy así, está igual de sorprendida que yo.
Comienzo a cojear y lo veo al otro lado del gimnasio, me sonríe pero no con mucha confianza, agradezco que no se acerque.

Al salir choco con el molesto chico. Ya debería saber su nombre.
-Parece que siempre nos encontramos... Aunque esta vez estoy vestido. Lo llamaré destino- me sonríe mostrándome todos sus dientes hasta que ve mi rodilla, se le borra la sonrisa. -¿Estás bien? - me observa.
- Si gracias, nada de qué preocuparse.
- Te cargo a la enfermería.
-No, yo puedo en verdad...- me le quedé viendo esperando que me dijera su nombre.
-Ian ¿ya me dirás el tuyo?
-Si te lo digo, ¿no me cargarás?
- Qué pasa ahora con las mujeres y su independencia. -lo miro mal- Está bien, te dejaré que llegues sola a la enfermería.
-Me llamo Alissa.
-Muy bien Alissa hora de llevarte a la enfermería. -y en eso me puso en su hombro rápidamente pero con cuidado. Habría reclamado pero no hubiera llegado sola a la enfermería, mi rodilla estaba hinchándose.

Resulta que me disloqué la rótula, pero sólo me dijeron.-:
- ¿Cómo te lo hiciste? -mientras agarraban mi rodilla.
-Mala postura en la cama- respondió por mi Ian y le solté un golpe.
-No le haga caso, la verdad es que estaba en clase...
De un momento a otro me la acomodaron, ni tiempo me dio de gritar.
Me inmovilizaron la rodilla y salimos de la enfermería.
-¿Estás segura que puedes llegar sola?
- Sí Ian, gracias.

Regresé a mi última clase con cuidado de no encontrármelo.

-Me contaron lo que pasó, ¿cómo sigues?- me pregunta Lara.
-Muy bien, para estar dislocada, caí sobre ella pero me dieron medicina y no siento dolor, no fue muy grave por lo que no necesito operación.
-No me refería a eso, no fuiste a comer y Miriam nos dijo que probablemente no ibas a estar de ánimos... ¿Quién es él?
Titubeé un poco.
- No es tan importante a final de cuentas, me gustaba, me animé a decirlo y simplemente me rechazó.
-Si no lo fuera no lo dirías con ese tono. Tal vez no tengamos mucha confianza pero puedes contar con nosotras.
No se lo iba a decir, pero hace años que no contaba el por qué y la verdad quería desahogarme y saber que ya no sentía nada por él.

-Esta bien, ya no me afecta igual. -comencé a dibujar en mi libreta para entretenerme. -Desde la fiesta en la que por fin hablé con él me di cuenta que si me gustaba, comenzamos a salir como amigos, iba casi todos los días a mi casa, en menos de un mes nos habíamos hecho cercanos, le contaba cuando me sentía mal y él a mí, nunca fuimos tan íntimos pero cada vez me gustaba más, siempre que tenía un mal día salíamos y enseguida mejoraba del todo. Creía saber que yo le empezaba a gustar, me gustaba pensar que era así y no era la única, entre nuestro grupo de amigos si no estaba uno nos preguntaban por el otro y donde lo habíamos dejado, llegaron a creer que éramos novios y me gustaba que lo dijeran.
Trevor era mi amigo más cercano y era el único que sabía lo de Dylan, había veces donde le decía quería decirle la verdad de lo que sentía pero otras quería dejarlo así, pero me dijo que no perdía nada con decirle, lo pensé y me decidí.
Dylan siempre ha tenido un gran humor lo que me impulsó más porque sabía que no lo iba a hacer incómodo.
Me estaba decidiendo cuando lo vi afuera de su casa sentado en las escaleras. Nerviosamente me acerqué a él.

-Hola- lo saludé con ánimo pero no fue lo mismo de su parte. Me senté junto a él. -Sé que suena loco pero lo estuve pensando y luego me dije a mí misma que si no lo hago ahora nunca sabré lo que puede pasar.
Me estaba mirando fijamente.
-La verdad es que ya no puedo seguir guardándomelo y ya tenemos más confianza.
-¿Te gusto?- me preguntó y creí ver la burla en sus ojos pero solo fue mi imaginación.
Suspiré.
- Sí- me lo había hecho más fácil y estaba contenta de haberlo dicho, pero él no dijo nada y el pánico me entró.
Comenzó a reírse y luego se levantó.
-No tengo tiempo para tus tonterías Alissa.
Se me hizo un nudo en la garganta y también me paré.
-¿Estás hablando en serio?
- ¿Querías que también te dijera que me gustas? - se estaba burlando de mí. - ¿Por qué son así las mujeres? confunden el ser educado con el enamoramiento.
No sabía qué decir, de un momento a otro ya no era él.
Fingí reírme.
-Tienes razón, creo me confundí. -bajé los escalones. -Descuida te dejaré solo.
No corrí a mi casa, traté de irme lo más tranquila posible, subí a mi cuarto y empecé a llorar.

Esa semana Liam había invitado a Trevor a jugar videojuegos y cuando terminaron salimos a platicar en el pórtico.
Le conté todo y me sentí muy mal, prácticamente era mi mejor amigo y no me dio pena llorar frente a él, me consoló y cuando menos me di cuenta me dio un beso. Le gustaba, pero le dije que me dejara pensarlo.

Había pasado dos semanas sin ver a Dylan y decidí que fui un poco exagerada y probablemente seguía esa confianza, salí de mi casa esperando encontrármelo y si fue así, pero no estaba solo, de hecho estaba ocupado, besándose con una chica.
Al verme le entró el pánico y se acercó a mí.
-Alissa, hola. -sonó incomodo.
-Hola - mi voz salió en un hilo, le sonreí fingidamente, quería llorar pero aguanté.
Llegó junto a él la chica con la que estaba.
No esperaba una disculpa de todas maneras pero tampoco me esperaba lo siguiente.
-Entonces... ¿Ya te presenté a mi novia?
Me derrumbé. Sonreí y le devolví el saludo, él sabía que aún me gustaba y aún así lo había hecho.
Volví a la realidad y Lara me estaba mirando atentamente.
- Pero después de un tiempo lo dejé de ver hasta qué nos dimos cuenta que se había mudado, empecé a andar con Trevor pero nuestra relación seguía pareciendo de amigos y decidimos dejarlo así.
En eso entró el profesor y nos acomodamos en nuestros asientos.

No te dejes enamorar  #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora