|| Decepción ||

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||Alec||

–Vamos, Alec, no me hagas esto. Despierta.

Siento una caricia en mi mano.

–Déjalo, hijo. Él despertará cuando esté listo.

–¡Esto es tu culpa! ¡No debiste darle esa droga estando herido!

–¿Mi culpa? Es suya por ser tan lento.

Váyanse, váyanse quien quiera que sea, déjenme dormir.

–Si van a seguir peleando, será mejor que se vayan.

Gracias.

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–Así que tú eres Alec. Eres muy apuesto.

Siento algo húmedo deslizarse por mis piernas y pecho.

–¡Mark!

–¿Qué? No me dirás que tú no pensaste lo mismo.

–No, no lo pensé.

El agua chorrea y una mano unta jabón sobre mi piel.

–Ah cierto, olvidé con quién hablo.

Dejen de hablar.

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–... gerente del hotel, Finn Oher, ha declarado que los novios no le habían informado sobre la inclusión de dichos efectos. La policía local sigue investigando...

Abro los ojos, miro el techo blanco y siento mi garganta seca. Paseo la mirada por el techo, no conozco este techo. Giro la cabeza y me encuentro con un buró de madera oscura sobre el cual está una radio encendida.

– ...en otras noticias, el gobernador de Florida expresó su opinión sobre el tiroteo ocurrido este domingo en el bar Pulse. "Se trató de un claro ataque contra la comunidad gay, los hispanos, Orlando y la nación". También el presidente...

Estiro mi mano, apago la radio y veo la fecha escrita debajo de la hora. Es viernes, la boda fue el sábado, ¿estuve inconsciente casi una semana? Aún sintiéndome débil, logro sentarme sobre la cama y recargo mi espalda en la pared, siento algo tenso en mi brazo y también en mi entrepierna. Miro mi codo izquierdo, tengo una intravenosa conectada a una bolsa con un líquido transparente que cuelga junto a la cama. Me quito las sábanas verdes de encima y veo que otro tubo sale de mis pantalones negros, lleva a una bolsa pegada a un lado de la cama que está llena de orina.
Levanto la vista, hay un espejo de pared completa, gracias a él puedo verme recostado en esta cama simple de madera. Aparte de la cama y el buró, hay una televisión vieja en la esquina superior derecha, pero ninguna ventana, en su lugar está un agujero pequeño en el techo por donde entra el aire y un poco de sol. Según el reloj de la radio son las nueve de la mañana con quince minutos.

–Despertaste –escucho una voz y vuelvo a mirar al frente. El espejo se ha convertido en una ventana, y a travez de ella veo a Valentine parado bajo una luz que resalta su pelo platinado–. ¿Cómo te sientes?

–Enfermo, ahora que te veo.

Valentine sonríe y ladea la cabeza.

–¿Tienes hambre?

–Me has alimentado con suero estos seis días. No, no tengo hambre.

–Estar nutrido no es lo mismo que no tener hambre –señala con calma, como si le hablara a un conocido–. ¿Seguro que no quieres nada? ¿Qué tal una hamburguesa?

–¿Que tal un cuchillo en tu garganta?

–Lo siento nos quedamos sin matanza, ¿prefieres algo vegetariano?

Siete Latidos ||Jonalec|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora