|| Melancolía ||

738 59 48
                                    

–Jonathan, deja eso –pide mi mami seriamente–. Es de mala educación tomar lo que no es tuyo.

Dejo la muñeca de porcelana en la mesa, pero continúo mirándola, es muy bonita.

–¿Por qué sus ojos son así? –pregunto curioso.

–Es una Geisha –el hombre que nos recibió entra al cuarto con un sobre amarillo que combina con sus uñas–. Bonita, ¿verdad?

–¿Qué es una Geisha?

–Es una artista japonesa que sirve de entretenimiento en fiestas –el hombre de uñas pintadas se arrodilla junto a mí–. Hoy en día quedan pocas reales, pero la muñeca es muy hermosa.

–Sí –miro ese peinado alto atravesado por palillos que combinan con su vestido.

–Tómala. Todos merecen tener algo bonito.

Miro a mi mami quien asiente nerviosamente y yo tomo la muñeca con cuidado.

–Gracias.

–De nada, niño. Ahora, –el hombre de uñas pintadas se levanta y mira a mi madre– supongo que tenemos algo que hablar.

–Sí. Perdón por venir de esta manera –mi mami se ve nerviosa desde que corrimos de casa de Valentine–. Pero no teníamos...

–¿A donde ir? –el hombre de uñas pintadas se sienta en un sillón frente a mi mami– No te preocupes.

–Gracias, de verdad. No sé cómo podría...

–Marcy, ya te dije que no fue nada. Valentine nunca ha sido mi persona favorita y darle este golpe es algo que me dará una gran satisfacción.

El hombre de uñas pintadas entrega el sobre amarillo a mi mami, quien al tenerlo en sus manos lo abre rápidamente. Mientras tanto yo miro la pequeña y delicada muñeca, muy bonita Geisha.

–Te llamare Geisha, porque eso eres –digo a la muñeca y acaricio su suave cabello.

–Francia –dice mi mami–. ¿Cuándo salimos?

–Esta noche. Mis hombres los llevarán al aeropuerto y se asegurarán de que estén a salvo.

–¿Sin equipaje?

–Muy riesgoso. Llevarán un maletín con un par de joyas que pueden vender allá.

–Bien –mi mami se ve nerviosa. Sus dedos temblorosos arrugan el sobre.

–Marcy, debes ser fuerte –el hombre de uñas pintadas toma su mano–. No sólo por ti, sino por él. Por tu hijo.

–Lo sé. Seré fuerte.

–Todo saldrá bien. Sólo debes recordar que cuando lleguen a Francia no serás más Marcy Morgenstern, a partir de ese momento debes responder al nombre de Melodie Verlac, y él será Jonathan Verlac. ¿Entiendes?

–Lo entiendo –asiente mi mami–. Melodie Verlac –repite firmemente.

–¿Señor? –llama alguien en la puerta.

–Adelante.

–Dylan dice que vio a alguien afuera, pensamos que son miembros de El Círculo –informa un hombre de pelo blanco.

Qué raro, no parece viejo.

–Nos encontraron –mi mami se levanta y corre a mi lado–. Ahora nos...

–No, no los atraparán –asegura el hombre de uñas pintadas–. Llévalos a la parte trasera y tomen la camioneta. Nosotros los distraeremos para darles tiempo.

Siete Latidos ||Jonalec|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora