4.-Noche.

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Sucrette lo siguió por los pasillos, mientras temblaba ligeramente por el frío, la noche era helada y el frío le calaba hasta los huesos, llegaron al aula A, Castiel entró, ella entró tras él, y vio como se sentaba en el escritorio.

---¿Por qué no usas una silla?---

---Es más cómodo aquí.---Respondió con simpleza.---Ven tabla. o ¿Me tienes miedo?---La reto a la vez que una sonrisa maliciosa surcaba sus labios.

---No te tengo miedo.---Dijo, camino hacía él, dejó el libro en la mesa, y se sentó a su lado.

---Rosa.---Dijo el pelirrojo con su típico tono burlón, Sucrette se sonrojo a la vez que le daba un golpe en el hombro.---Pervertido.---

Él sonrió al ver que ella pretendía darle otro golpe, la tomó de la muñeca con suavidad y con un movimiento rápido la tumbó sobre el escritorio y se posicionó sobre ella a la vez que le sostenía las manos sobre la cabeza

---De..déjame.---Murmuró muy sonrojada, él liberó una pequeña carcajada, la soltó, se sentó y la ayudo a levantar, el silencio sepulcral que se presentó a continuación se fue volviendo incómodo hasta que Castiel decidió hablar.---¿Cómo se conocieron?---Preguntó con un tono neutro y Sucrette entendió de inmediato que se refería a Nathaniel y a ella.---Nos conocimos hace poco más de un año, unas amigas y yo habíamos ido al centro comercial, yo fui a comprar café, cuando estaba regresando con mis amigas me..tropecé y le eché el café a Ámber en su blusa blanca, Ámber no me dejo pedirle disculpas, ni nada y me echó su café, nos pusimos a pelear verbalmente, Ámber iba a darme una cachetada, pero Nathaniel llegó y sostuvo la mano de Ámber, Ámber se fue furiosa, mientras él se disculpaba conmigo, paso algún tiempo y nos volvimos a ver, pasaron tres meses y nos hicimos novios.---Dijo y paso uno de sus mechones tras su oreja izquierda, Castiel la miro por varios segundos en los que ella se dedicaba a mirar el piso como si fuera lo más interesante del mundo.

---No entiendo que le ves al rubito.---Dijo seco a la vez que dejaba de mirarla.

--Hay muchas cosas, pero estoy más que segura de que no te interesaría oirlas, después de todo tú y él no a llevan.---Dijo mirando la luna llena a través de la ventana.

Él la miró a la vez que sonreía socarrón.---Tienes razón tabla.---Al ver que la castaña fruncia el ceño dijo---A lo que quiero llegar es que ustedes son muy diferentes.---

---Lo somos..---Susurró, lo miró.---De hecho contigo tengo muchas cosas más en común que con él.---Sonrió levemente.---Pero lo quiero y no sería capaz de dejarlo..---Confesó.

---(Ya veremos)---Pensó él mirandola fijamente, Sucrette le mantuvo la mirada, mientras un leve tono carmesí surcaba sus mejillas, nunca había visto los ojos grises del pelirrojo tan de cerca, y en ese momento le resultaban sencillamente cautivantes e hipnotizantes, al darse cuenta de que se estaban acercando, Sucrette desvío el rostro y bajo del escritorio, tomó su libro y se fue a sentar en una de las sillas, una leve sonrisa maliciosa surco los labios del pelirrojo.---(Esto será pan comido)---Pensó confiado ya que la mirada que le había dedicado Sucrette había sido una que se encontraba muy alejada de la amistad, caminó hacía ella y se sentó a su lado, Sucrette. Ella lo miró y lo próximo que sintió fue los labios del pelirrojo contra los suyos, Sucrette se quedó petrificada por varios segundos, pero finalmente lo empujó y le dió una cachetada.

---No vuelvas a besarme.---Dijo a la vez que lo miraba con enojo, Castiel se levantó del asiento y salió dando un portazo.

Sucrette llevó una de sus manos a sus labios, mientras recordaba ese breve contacto de labios y en lo que le había causado, su corazón se había acelerado, sus mejillas seguramente se habían tornado rojas ya que aún las sentía calientes, y aunque no quería admitirlo muy en el fondo de su corazón deseaba que él la vuelva a besar. Mordió su labio inferior al darse cuenta de que aquel beso no le había hecho culpa, por engañar a Nathaniel.

Sucrette salió de sus pensamientos cuando oyó como una de las sillas del fondo era corrida, su respiración se aceleró aceleró a la vez que regresaba su mirada al lugar, no encontró absolutamente nada, las sillas se encontraban en perfecto orden, aún así no dejo de sentir miedo, se levantó, tomó su libro y salió del lugar, al único lugar a donde a le ocurrió ir fue a las escaleras, las subió corriendo y tropezando de vez en cuando, el miedo emanaba por todos y cada uno de sus poros y su frente a iba perlada de sudor frío, finalmente llegó al final de las escaleras y le extraño ver que la puerta que daba a la terraza estaba abierta, o abrió con sus manos temblorosas y entró, logró ver a Castiel parado al filo mientras fumaba.
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---¿Qué haces aquí?---Preguntó él fríamente y sin mirarla. Sucrette se limitó a cerrar la puerta y sentarse junto a ella, la castaña logró ver como el pelirrojo botaba el cigarro y lo pisaba, seguido caminaba hacía ella mirandola con aquello ojos grises tan profundos como un oscuro abismo. Un abismo sin fin en el cual Sucrette comenzaba a perderse con cada uno de sus acercamientos y con lo que descubría de él.

---(Demasiado en común)---Pensó mirando como el pelirrojo se sentaba a su lado.

---Te he preguntado. ¿Qué haces aquí.?---

---(No le diré, se burlara de de mi)--Pensó.---No es tu terraza.---Dijo de una forma seca.

---No. Pero me molestas.---Dijo frío.

Aquello hirió a Sucrette por alguna razón que desconocía, pero también que le enojo.---Entonces si te molesto ¿¡Por qué diablos me besaste!?---

---Quería saber...---Ella lo miró intrigada ya que su tono de voz era profundo y denotaba cierto interés.---que se siente besar una tabla.---Sonrió socarrón, Sucrette le dio un empujón que apenas y lo movió.---Idiota.---Castiel soltó una carcajada cargada de sorna, seguido se puso de pie y entró, Sucrette lo siguió.

---No puedes vivir sin mi tabla.---Dijo divertido.

---No quiero seguirte pero...--

---Tienes miedo.---Dijo burlón.

---No.---Castiel se inclinó hasta quedar a la altura de la ojiverde.---Lo veo en tu cara, tienes miedo. ¿Por qué?---

---Acaso yo te doy mie..---

---No. Oí algo.---Confesó mientras retrocedía dos pasos.

---¿Qué?--

---Un ruido en el aula que estábamos.---

Castiel a puso serio.---Te contaré algo. Hace dos años en esa aula una chica de último año se quedó encerrada, a la mañana siguiente apareció muerta al fondo del aula.---Al ver que Sucrette se ponía pálida soltó una sonora carcajada.--Tonta te lo creiste.---Ella desvió su mirada de él a la vez que se sonrojaba.

---No.---Dijo lo más creíble posible y entró al aula B. Seguido se sentó en una de las sillas y colocó su cabeza sobre la mesa, oyó como Castiel entraba, caminaba hacía ello y corría la silla de su lado.

---(Está será una noche que jamás podré olvidar)---Pensó y sin esperarlo se quedó dormida.
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A la mañana siguiente.

---Tabla despierta. Ya amaneció.---La castaña abrió sus ojos con lentitud, los tallo para acostumbrarse a la luz y miró al pelirrojo.

---Si que roncas tabla.---Dijo divertido.

---Idiota.---Murmuró a la vez que se sonrojaba.
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La puerta se abrió y una voz masculina los nombró.

☆☆☆☆☆Continuará.☆☆☆☆☆

CastielxSucrette-Dulce Venganza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora