[Nezushi] Por fin...

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Shion suspiró, mirando el atardecer desde su balcón. Habían pasado dos años desde la caída de los muros de No.6, iniciando así una nueva era para todos los cuidados de la ciudad y el bloque Oeste.
Pero también habían pasado dos años desde que Nezumi se fue tras aquel suceso tan importante, aunque a Shion le parecía un suceso cotidiano comparado con que prácticamente ese día también tanto Nezumi como el aceptaron esa química que los unía desde hace tiempo.
El de ojos rosas sonrió con nostalgia al recordar la primera ves que vio a Nezumi, y como lo ayudó aún después de saber que era un criminal de alto rango buscado por las autoridades y que no tardarían en localizarlo y, por ende, eso traería consecuencias a Shion. Cosa que si pasó, siendo Shion destituido de sus privilegios dentro de la ciudad gracias a su gran intelecto y siendo obligado a vivir con su madre en el sector de No.6 donde vivían las personas que no gozaban de vivir en las mismas condiciones que el.
También estaba su amiga Safu, mejor dicho, su única amiga Safu. Ella siempre estuvo para el, pese a declarársele en reiteradas ocasiones y que Shion la rechazase, ella seguía con el. Incluso ella misma lo trajo a el de vuelta a la vida luego de aquel incidente antes de que los muros fuesen destruidos.
Shion bajó la mirada de la puesta de sol a las calles, las cuales seguían abarrotadas de gente que festejaba el segundo año de la caída de No.6 y de el nacimiento de la nueva No.6.
El albino escuchó un familiar chillido en su hombro, giró levemente la cabeza y sonrió al pequeño roedor blanco posado en su hombro.
—Hola, Hamlet—El roedor respondió con otro chillido.
—Shion—lo llamó su madre, Karan, tocando suavemente la puerta; haciendo que el nombrado entrase a la habitación y mirase en dirección a la puerta, desde donde ella lo miraba con una sonrisa.—.Ya es hora de irnos a la fiesta en la plaza para terminar el festejo de el segundo aniversario sin muros. Apresúrate, te esperaré en la cocina para irnos—y sin más, su madre se fue con una gran sonrisa.
Shion suspiró y echó un último vistazo a el balcón antes de hacer una mueca y dirigirse a paso lento a la cocina para ir con su madre a aquella fiesta.
Realmente había mucha gente en la plaza, aunque no era para menos, ese era el único día del año en que absolutamente todos los habitantes tanto de No.6 como de el antiguo bloque Oeste se reunían en una gran celebración.
Aunque, más bien era algo así como un festival. La música inundada el lugar, había algunas personas bailando, otras tantas charlando y otras riendo mientras algunos niños jugaban por ahí. También había personas que vendían comida u otras cosas.
Shion perdió de vista a su madre, y justo cuando se disponía a buscarla escuchó como una familiar voz lo llamaba.
—¡Shion!—se dio la vuelta y se encontró con Inukashi, que corría hacia el. Una ves frente a el se detuvo unos momentos para recuperar el aliento. Miró por sobre el hombro de Shion y por un momento una expresión de sorpresa surcó su rostro, pero enseguida volvió a mirar a Shion y a quitar esa expresión.—. Bueno Shion, ¿Qué tal la estas pasando?
—Ah, bueno...—Shion puso una sonrisa nerviosa y rascó su nuca—Pues la verdad no tan bien...—"Porque no está Nezumi", eso quería decir Shion, pero prefirió no hacerlo.
—¿Amargado, Alteza?—Shion abrió los ojos como platos y dejó caer la mano con la que rascaba su nuca a su lado mientras su anterior sonrisa se esfumaba. Creyó que quizás fue un sueño o una ilusión, aunque descartó esa idea al darse la vuelta y observar a pocos metros de el a Nezumi, con sus ojos color tormenta mirándolo.—¿Sorprendido?—Nezumi sonrió con algo de burla, como el sabía hacerlo y continuó:—. Te prometí que regresaría, Shion. Aquí estoy.
—Nezumi...—Shion lo miró unos segundos, aunque poco tiempo pasó hasta que su vista se nublase debido a las lágrimas que estaban próximas a salir de sus ojos, pero eso poco le importó y se abalanzó sobre Nezumi para abrazarlo.
—Wow, te has hecho fuerte Alteza, estas por matarme de asfixia.—estando así de cerca Shion podía oler el característico aroma como a bosque que desprendía Nezumi; y también podía sentir el latir de su corazón y el como su pecho vibraba cuando hablaba.
—Nezumi...
—Nezumi, Nezumi, Nezumi. No nos vemos hace dos años, ¿Y es todo lo que dirás, Shion?
—Tonto—río Shion
—Que grosero eres, Alteza
Sin más palabras ambos se sonrieron y, sin razón, comenzaron a reír.
—Ya era hora de que aparecieses, sucia rata.—Inukashi habló, estando parada detrás de Shion con los brazos cruzados.
—Veo que no has cambiado, Inukashi... Sigues siendo tan grosera que se nota que un perro te crió—se burló Nezumi.
—¡Te he dicho que no hables así de mi madre! Puede que fuese un perro, pero fue la única que me crió.—Bufó Inukashi, mirando a otro lado con molestia.
—Si, si...—Nezumi rodó los ojos, restándole importancia al tema y luego miró a Shion—. Bueno alteza, no he venido sólo para estar aquí parado así que...
—¡Shion!—un grito de entre la multitud interrumpió a Nezumi, no se trataba de otra más que Karan, la madre de Shion.—Shion, por fin te...—Karan dejó de hablar al ver a Nezumi, el cual también la miraba.
—Supongo que recuerdas a Nezumi...—Habló Shion—. Ya sabes, lo viste después de que cayeran los muros...
—Claro que lo recuerdo—Karan sonrió—. No pude agradecerte por enviarme aquellas notas para informarme sobre Shion.
—No fue nada—Nezumi hizo un ademan con la mano, restando importancia a ello.
—Y también debería agradecerte por cuidar de Shion.
—Siempre cuidaré de Shion.—Respondió Nezumi, con una de sus características sonrisas en el rostro, provocando así que las mejillas de Shion se encendieran como árbol de Navidad.
—Nezumi...—masculló este, sonrojado.
—Sólo estoy diciéndole la verdad, Shion.—Karan río, mirando divertida la escena mientras Inukashi seguía cruzada de brazos.
—Bueno Nezumi, ¿Qué te parece si regresamos a casa y les invito un café a ti y a Inukashi-san un café y algo de pastel?
—Me encantaría, Karan-san.
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Ya era de madrugada, Inukashi se había ido hacía un rato, la madre de Shion se había ido a dormir dejando a los dos solos en la habitación del ya mencionado albino.
Ambos estaban en el balcón, observando la alta luna que brillaba y los bañaba en un fulgor espectral; expectante a lo que fuese a suceder ahora entre esos dos.
—¿Qué haremos ahora?—interrumpió el silencio Shion, preguntando aquello que ambos estaban pensando.
—Disfrutar el momento, Shion. Eso haremos por ahora, después... Bueno, ya lo veremos.—Nezumi se acercó a Shion y le rodeó la cintura con un brazo, acercándolo a el; mientras que Shion apoyó su cabeza en el hombro de Nezumi.
—Te amo—Shion sonrió, mientras ambos se mantenían en esa posición mirando distraídamente al frente.
—Yo también te amo, Alteza—Nezumi también sonrió, haciendo la silenciosa promesa de mantenerse junto a Shion a parir de ahora.

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