Hamish se encontraba tranquilamente conversando con sus amigos en el 221B en Baker Street. John había salido a hacer las compras junto a Rosie hacía un rato, dejando toda su confianza en su hijo de 10 años y sus dos amigos que había invitado a casa ese día, y prometiendo no tardar.
Todo transcurría normal, hasta que Hamish se levantó para ir a la cocina por galletas y al regresar se encontró con sus amigos jugueteando con un libro. Pero no cualquier libro, un libro de Sherlock. Hamish frunció el ceño y se adelantó para quitárselos de las manos.
—Les dije que no podían tocar nada.
—Sólo es un viejo libro —uno de sus amigos se lo arrebató de las manos.
En ese momento, Rosie subió con prisa las escaleras. Las bolsas que cargaba en sus brazos cayeron al suelo mientras miraba el libro en las manos del amigo de Hamish.
—Tocaron las cosas de papá... —le dio a Hamish una mirada de resentimiento—¡¿Los dejaste tocar las cosas de papá?!
—¡No!
—¿Su padre se enojará si sabe que tomamos este libro? —intervino por primera vez el segundo amigo de Hamish.
Rosie y Hamish intercambiaron miradas preocupadas. Rosie bajó la mirada.
—No le gustaba que nadie tocara sus cosas... ¿lo recuerdas, Hamish?
Hamish asintió con pesar y suspiró.
—Y no las hemos tocado en los dos años desde que murió...
Sus amigos guardaron silencio y Rosie avanzó para tomar el libro y dejarlo con el mayor cuidado posible en su lugar.
Entonces sonrió nostálgica y miró por la ventana, ella tenía sólo 11 años cuando fue el suicidio de Sherlock, y Hamish sólo tenía 8.
—Odiaba que tocaran su violín, a menos...
—Que fuera para darnos clases —intervino Hamish, terminando la oración de Rosie.
Ambos asintieron. De pronto se escuchó un gran alboroto abajo, un grito de la señora Hudson y una exclamación de sorpresa de John.
Todos miraron en dirección a la puerta, comenzaban a escucharse gritos de John desde la parte de abajo, sin pensarlo dos veces todos se abalanzaron a las escaleras, parando en el descanso.
—¡John, yo no...!
—¿Papá? —Hamish fue el primero en reaccionar. Un hombre alto de rizos negros y ojos de cambiante color azul y verde lo miró. Sherlock.
—Hamish...
—¡Papá! —y ahora fue el turno de Rosie.
—¡Rosie!
Hamish y Rosie bajaron a prisa la escalera, al pie de la cual ya los esperaba Sherlock. Se lanzaron a abrazarlo y se aferraron con fuerza a su su abrigo negro.
Olía a Sherlock: un poco de humo, algo de cítricos, desinfectante, pólvora y la colonia que usaba sólo por John, todo perfectamente mezclado. Se aferraron a él con más fuerza.
—Regresaste...
Sherlock se separó de ambos y les guiñó un ojo.
—Les dejé un código diciendo que lo haría, no me digan que no lo descubrieron en estos dos años.
—Código morse con los disparos en la pared... —dijo Hamish—¿¡Cómo no me di cuenta antes?!
Sherlock negó con la cabeza, algo decepcionado.
—No esperaba que Rosie o John lo notaran, pero me decepciona que tú no lo hayas echo, Hamish.
—No me di cuenta —Hamish miró el suelo, avergonzado.
—Bueno —Sherlock se incorporó y los miró a ambos—. Espero no tocaran mis cosas.
Hamish y Rosie se dieron miradas cómplices.
—Claro que no.
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¡One-Shot's BL!
CasualeOne-Shot's sobre todas las parejas de Boys Love que se me ocurran! Yatokine, Mikayuu, algunos con personajes inventados, Percico, de todo!